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Protección a medias para Velintonia, la casa del Nobel Vicente Aleixandre

El número 3 de la antigua calle Velintonia de Madrid, la que fuera la vivienda del poeta Vicente Aleixandre. EFE/Fernando Alvarado/Archivo

Peio H. Riaño

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Parecía la mejor de las noticias: después de 26 años luchando por proteger la casa donde vivió y escribió Vicente Aleixandre, la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid anunciaba el inicio de los trámites para declararla Bien de Interés Patrimonial (BIP). Es un nivel de protección parcial y menor que el otorgado a los Bienes de Interés Cultural (BIC). Apenas basta con conservar la fachada, lo que permitirá a los futuros dueños transformar la casa de la Generación del 27 en cualquier otra cosa. Es una jugada calcada a la sucedida con el Teatro Albéniz, que el 17 de mayo de 2016 fue declarado BIP por el gobierno de Cristina Cifuentes y transformado de inmediato en hotel. Se evitó su demolición, pero cualquier rastro de la memoria de aquel teatro desapareció.

La dirección de Marta Rivera de la Cruz justifica la negativa a convertirla en BIC porque no es un “valor excepcional”, indican fuentes de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes a este periódico. Inciden en que lo importante de Vicente Aleixandre es “su obra literaria”. Sin embargo, el Tribunal Constitucional anuló en 2014 varios artículos de la fatídica reforma de 2013 de la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, porque incorporaban la expresión “excepcional” con la pretensión de reducir y limitar los valores que justifican la declaración de un BIC. Y esa no es una competencia autonómica. 

Hasta ese momento había sido suficiente con que un bien fuera “relevante” para adquirir la máxima protección y por tal motivo el Constitucional determinó que erosionaba la competencia del Estado en la defensa del patrimonio cultural, artístico y monumental. Al crear una categoría de protección menor, el TC dictó que “interfiere claramente en un ámbito que está reservado al Estado, conllevando esta invasión su inconstitucionalidad y consiguiente nulidad”. El mismo término que usa ahora la Comunidad de Madrid para no otorgar la máxima protección a Velintolia fue el motivo por el que los artículos 2.2, 8.5, 19.2, 23.1, 23.2, 24.2, 24.5 y 27 de la norma autonómica se declararon inconstitucionales. 

Así se inventó, durante el gobierno de Ignacio González, la categoría BIP y la segregación entre bienes “relevantes” y “excepcionales”. Aquella polémica reforma de la Ley de Patrimonio Histórico autonómica fue anulada en casi una decena de sus artículos por el TC, pero sirvió para que Juan Miguel Villar Mir pudiera agrupar en un único solar los siete edificios del complejo Canalejas, después de haberle comprado unos meses antes un Goya a Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la Comunidad de Madrid. 

Cultura, señalada

Con la consideración de “relevante” sería suficiente, según el criterio del Tribunal Constitucional, para proteger la casa de los poetas como BIC y evitar de esta manera que un hito poético único en España pueda perder los valores por los que se declara BIP. Desde la Comunidad de Madrid explican que la casa destaca por su “especial significación histórica”, pero “sin tener valor excepcional”. “Posee el valor simbólico de haber sido escenario de la vida y lugar de la producción literaria del Premio Nobel y centro de reunión de los amigos del poeta”, dice en su informe la directora General de Patrimonio Cultural de la Comunidad, Elena Hernando. 

Después de décadas negando su protección, la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid se ha apoyado en un informe que envió el pasado junio el Ministerio de Cultura y Deportes al área autonómica. En un escrito de apenas dos páginas, la dimitida Dolores Jiménez-Blanco, entonces directora General de Bellas Artes, informaba “sobre la necesidad de declarar Bien de Interés Patrimonial a la casa de Vicente Aleixandre por su especial significación histórica”. A pesar de la recomendación, también dejaba claro en ese texto que las competencias corresponden a la Comunidad de Madrid. Sin embargo apelaba y citaba el artículo 2.3, fundamentado en el 2.2 anulado, que incurre en la misma falta. Dice lo siguiente: “Serán Bienes de Interés Patrimonial los bienes que, formando parte del patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid, sin tener valor excepcional, posean una especial significación histórica o artística y en tal sentido sean declarados”. 

Una vez el Tribunal Constitucional anuló el criterio de “excepcionalidad”, la Comunidad de Madrid, ocho años después, ha reformado el articulado. Tal y como adelantó elDiario.es el borrador de la nueva ley ya está en marcha y en él la clasificación de bienes culturales ha sido modificada, en el artículo 12.2: “Los bienes del patrimonio cultural de la Comunidad de Madrid que tengan un valor más relevante serán declararos Bien de Interés Cultural”. Según el argumento declarado por la ex directora de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Velintonia podría encajar en la nueva definición.

Un informe contradictorio

En dicho informe, Jiménez-Blanco apuntaba: “La vivienda del escritor Vicente Aleixandre es símbolo de nuestra historia, tanto cultural como general, constituyendo testimonio indiscutible de la misma. Resulta por lo tanto doloroso observar el grave estado de abandono en el que se encuentra actualmente dado el importantísimo interés histórico que reúne”. En otra parte del informe lo califica de “fascinante punto de encuentro”. “No puede dejar de subrayarse la importancia de un foco cultural de este calibre en un contexto socio-político muy poco proclive al estímulo artístico”, añade la exdirectora. 

Todos estos calificativos (“importantísimo interés histórico”, “fascinante”, “foco cultural”) no son suficientes para que la propia Jiménez-Blanco proponga una declaración mayor de protección y para que el equipo de Marta Rivera de la Cruz de por válido la protección menor, como indican desde la Consejería. “El informe de Cultura es un auténtico desastre, infumable, el origen del error. La declaración BIP es una putada. Con esta declaración se protegerá parte del edificio, justo lo que se ha señalado como no excepcional, y perderemos lo importante, el valor cultural. Ahora podrán convertirlo en lo que quieran, incluso en la Oficina del Español de Toni Cantó”, dice Alejandro Sanz, Presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre y alma batalladora por la conservación del inmueble. La asociación ciudadana es partidaria de la expropiación para la creación de una casa de los poetas. Está a la venta por 4,5 millones de euros, a repartir entre los cuatro herederos. 

Alicia Torija, arqueóloga, experta en protección del patrimonio y diputada por Más Madrid en la Asamblea, no comprende por qué usan el término “excepcional” para no declarar BIC la casa cuando el Tribunal Constitucional ya declaró que esta protección no dependía de la excepcionalidad del bien. “El Constitucional dice que basta con que sea relevante y en este caso lo es, porque tiene elementos simbólicos por ser la casa de un Premio Nobel español. Pero es que además es memoria de un hecho cultural trascendental: lo inmaterial aquí es más importante que la arquitectura. Como no es un monumento, no saben en qué categoría incluirlo pero podría haber encajado como sitio histórico”, señala Torija. “Con el BIP no hace falta ni pedir permiso de obras para tocar el interior y lo peor, para cambiar los usos. Proteger a medias es triste y cobarde”, añade. 

Suspenso en historia

En esta escalada de descuidos, el informe de Elena Hernando está plagado de errores históricos, como señalan desde la asociación. Dice la directora de Patrimonio de la Comunidad que el poeta llega a Madrid en 1917, pero lo hace en 1909; que ejerció como “letrado economista”, pero tampoco es cierto; que Sombra del paraíso se publicó en 1947, y fue tres años antes; que Velintonia se construyó en la primera década de los años veinte, cuando la parcela la adquiere el padre de Aleixandre en 1921 y la solicitud de licencia de obra es de junio de 1926; la casa no quedó deshabitada cuando murió el poeta, en 1984, sino cuando murió su hermana, en 1986; Miguel Hernández no pertenece a la generación del 27, sino a la del 36; el cedro del Líbano del jardín no lo planta Vicente Aleixandre en 1927, sino en 1940; y nunca recibió el Premio Francisco Franco y cuesta creer que lo hubiera aceptado, esto fue un bulo que hizo difundir el régimen franquista con objeto de lavar su imagen y que la Comunidad de Madrid vuelve a dar por válido. 

Alejandro Sanz se muestra sorprendido con el informe de Cultura, pero tampoco duda en señalar a Marta Rivera de la Cruz: “Ha estado obstaculizando la declaración continuamente, no ha visitado nunca la casa y yo la he invitado varias veces desde que era diputada de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados. Ella desprecia la casa, es un capricho sectario suyo. Vicente era un hombre de izquierdas, pero acogía a todo el mundo”, indica Sanz. Desde la asociación volvieron a mandar a la consejería una petición el pasado junio para que la declararan BIC, pero no les han contestado. 

Juan Miguel Hernández de León, arquitecto, presidente del Círculo de Bellas Artes y exportavoz de cultura del PSOE en la Asamblea, tampoco está contento con la declaración BIP. Indica que el informe del Ministerio de Cultura le abrió la puerta a la Comunidad para rebajar la protección y que él defendió en la asamblea una categoría BIC para la casa. “Están obsesionados con la arquitectura y se olvidan de la dimensión histórica. Decían que no encontraban una categoría apropiada, pero encaja a la perfección como ”sitio histórico“ y como ”lugar histórico“. Yo no estoy de acuerdo con esta declaración BIP pero al menos podría salvarse, porque queda un largo proceso en el que puede pasar de todo”, indica Hernández de León. El próximo miércoles 15 acudirá al Consejo Regional de Patrimonio en el que se informará de la incoación del expediente BIP, se votará y se aprobará la proposición si no hay sorpresas de última hora, porque el PP controla la mayoría de los votos.

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