Movilidad prueba el aparcamiento en espiga para Santísima Trinidad y Viriato

El Ayuntamiento de Madrid ha repintado esta semana la  zona verde de un pequeño tramo de la calle Santísima Trinidad (el que va desde su inicio al cruce con la calle Balmes) y otro en la calle Viriato para dibujar en el lado de los pares un aparcamiento en espiga, un tipo de estacionamiento que obliga a los conductores a aparcar marcha atrás en batería, en lugar de hacerlo de frente como en el resto de la calle.

Las nuevas zonas de aparcamiento en espiga ha hecho ganar 23 plazas de estacionamiento de residentes -informan fuentes del área de Movilidad a Somos Chamberí- y elimina la habitual doble fila en varios tramos de las calles. Santísima Trinidad ya cuenta con una zona de carga y descarga para los comercios de la acera de los impares.

Con esta intervención, Movilidad prueba con un tipo de aparcamiento que ya ha utilizado en el entorno de la plaza de Olavide (en calles como Covarrubias) y que no es habitual en Madrid, donde lo normal es aparcar en batería, dejando el morro del coche mirando a la acera. El sistema tiene defensores y detractores, aunque se defiende como una forma de estacionar de forma más eficiente, ocupando menos sitio y con menor peligro a la hora de acceder al maletero del vehículo.

Ventajas e inconvenientes del aparcamiento en espiga

El primero de estos aparcamientos en espiga se utilizó en 2008 en la ciudad de Alicante, cuentan en el blog Ecomovilidad, bitácora especializada en transporte y movilidad urbana. Otras ciudades españolas como Granada, Vitoria, Barcelona o Bilbao también cuentan con estacionamientos de este tipo.

Entre las ventajas que cita Ecomovilidad están las de “facilitar la carga/descarga, a la vez que reduce el número de atropellos, y hacer las veces de una medida de calmado de tráfico, al reducir la velocidad de circulación”. También ahorra espacio, ya que calculan que en cada maniobra de aparcamiento hacia atrás se utiliza un 10% menos de espacio. Además, la invasión de acera por parte del vehículo se reduce ya que la mayoría de coches tienen menor distancia desde las ruedas a su zona trasera que en la misma zona de la parte delantera.

El calmado de tráfico es la consecuencia más evidente en la calle Santísima Trinidad, que cuenta con aparcamiento en batería en el resto de sus tramos junto a la acera de los pares, lo que obliga a los vehículos que llegan al nuevo tramo a maniobrar ligeramente, en lugar de seguir en línea recta. Una solución similar a la que se ha experimentado en la calle Vallehermoso y que reduce la velocidad de los coches de manera natural. Esta medida también hace menos peligrosa la circulación de otros vehículos como motos, bicicletas o patinetes, que pueden circular de manera más segura junto a estas líneas de estacionamiento sin temor a ser golpeados por la apertura de una puerta.

En cuanto a los inconvenientes, Ecomovilidad indica que disminuye la visibilidad para encontrar una plaza de aparcamiento libre y que, en el caso de conductores no habituados a este formato, puede provocar varias maniobras a la hora de aparcar y ocasionar colas en los coches que circulan por la misma vía. Por ello creen que se trata de una solución “muy interesante en vías de un solo sentido y poco transitadas”, como es el caso de Santísima Trinidad.