Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El primer y último 8 de marzo en Madrid antes de la guerra: de la plaza de toros a las calles

Montaje hecho por el Heraldo de Madrid con dos de las oradoras, Dolores Ibárruri y Julia Álvarez Resano

Luis de la Cruz

0

El 8 de marzo de 1936 los partidos del Frente Popular, que acababa de ganar las elecciones el 16 de febrero, organizaron un gran mitin en la plaza de toros. Con la República había llegado la política de masas a la vida política del país, en la que los trabajadores abarrotaban estadios y plazas de toros, y llegaba ahora el turno a la mujer. En muchos lugares de España se celebraron festivales similares también, a menudo titulados como Homenaje a la mujer antifascista.

Aquel día, se escucharon discursos de Catalina Salmerón (Partido Republicano Radical Socialista), Dolores Ibárruri La Pasionaria (PCE) y Julia Álvarez Resano (PSOE). Estas últimas, dos de las cinco diputadas elegidas en las elecciones de febrero, junto con Victoria Kent, Margarita Nelken y Matilde de la Torre. Kent, que en principio iba a intervenir, no pudo por motivos de salud. En el ruedo de la plaza se había instalado un estrado desde el que intervinieron las oradoras, rodeadas de un servicio de orden formado por mujeres.

La Pasionaria comenzó su discurso “saludando a las mujeres de Madrid, a las mujeres revolucionarias de todo el Mundo, que no quieren continuar bajo un régimen de opresión y que se levantan hoy en masa para demostrar que quieren ocupar el lugar que las corresponde”, según recogía al día siguiente la prensa. La intervención de Ibárruri se centró en alertar contra el peligro del fascismo en Europa y en España:

“Venimos a decirle al Gobierno que las mujeres que lucharon contra el fascismo creen ha llegado la hora de derribarlo todo para acabar con el peligro fascista, para que deje de ser una constante, amenaza contra los trabajadores, y que es necesario acelerar el ritmo iniciado para destruir los brotes del fascismo. Y así todas las mujeres estarán a su lado”.

Álvarez Resano abundó en la lucha política, en su caso por la República, negando que la culpa de que ganaran las derechas en 1933 hubiera sido del voto femenino y señalando, en cambio, que gracias al sufragio de la mujer pudo vencer el Frente Popular el 16 de febrero.

Tanto la Pasionaria como Álvarez Resano quisieron huir en sus discursos del paternalismo adherido a la palabra homenaje. La primera dijo, “las mujeres no venimos a este acto a recibir un homenaje, sino a decir a todos que es necesario luchar enérgicamente por los procesos sociales, porque termine el paro forzoso, porque desaparezca para siempre la amenaza fascista…Os agradecemos el homenaje –continuó– pero os decimos que no bastan los homenajes, que es necesario que penséis que cada una de vuestras compañeras es igual a vosotros; que un pueblo que tiene esclavizada a la mujer no es ni puede ser un pueblo libre; que la mujer ha demostrado ser digna de la ciudadanía; que sabe luchar revolucionariamente y que es preciso que haya una legislación que no impida a las mujeres tomar parte de todas las actividades…”

La diputada socialista, por su parte, insistió en el punto de que “las mujeres no necesitan homenajes” pero señaló la explotación a la que estaban sujetas: “hasta en el trabajo se las paga la mitad de jornal que a los hombres, aunque el trabajo sea igual”.

La fiesta en la plaza de toros estuvo amenizada al principio por la Banda Municipal, que interpretó La Internacional y una selección de pasodobles. Y al final por los caricatos Paquita de Almería Pepe Guerrero, los bailarines acrobáticos rusos Trío Zingani Spasorri y el cómico valenciano Alady.

Al terminar el mitin, ya entrada la tarde, las mujeres recorrieron en manifestación la calle de Alcalá y otras vías del centro de Madrid. La prensa conservadora, pretendiendo hacer de menos la marcha, señalaba que las rodeaban “un enjambre de niños”.

Etiquetas
stats