Los alcorques huérfanos de Malasaña

La orfandad de los alcorques de Malasaña podría ser el bonito título de un libro de poemas y el vacío existencial de los alcorques daría para un tratado filosófico. Sin embargo, dejando lirismos y comidas de cabeza a un lado, el hecho de que existan numerosos espacios del barrio en donde debería haber árboles y no los hay genera un justificado y generalizado cabreo en el ciudadano de a pie, e infructuosas quejas en el 010 de los vecinos más concienciados.

Además, el futuro pinta mal para el tema: si bien la tutela de las cuentas municipales por parte del ministro Montoro ha frenado el contrato que contemplaba la plantación este invierno de cientos de árboles en Chamberí, Tetuán y Centro, lo cierto es que en Malasaña iban a ser muy pocos los que se colocaran gracias a esta intervención.

El Plan Extraordinario de Regeneración del Arbolado fue presentado por el departamento de Medio Ambiente que dirige Inés Sabanés hace más de un año y tenía como objetivo repoblar los 7.000 alcorques vacíos contabilizados en la ciudad. Comenzó el invierno pasado y este invierno debería concluir, tras invertir 800.000 euros en cubrir todos los huecos detectados. Pese a que se plantaron algunos hace meses, a estas alturas parece que no sólo no se va a cumplir sino que, de aquel tiempo a esta parte, hay nuevos alcorques sin árbol engrosando esa lista negra.

El mantenimiento del arbolado municipal y la replantación de ejemplares está asociado al contrato de limpieza. Con la llegada de Ahora Madrid al Ayuntamiento, los nuevos responsables de área achacaron a la gestión del anterior equipo de Gobierno el creciente número de alcorques vacíos y prometieron poner solución al problema. Sin embargo, a la altura de legislatura en la que nos encontramos, poco parece haber cambiado. Solo el parche de los Jardines en Alcorques ha venido a paliar en algunos puntos una situación que está haciendo que desaparezcan, poco a poco, los árboles en Malasaña.

San Vicente Ferrer 32, historia de un alcorque

San Vicente Ferrer 32, historia de un alcorque

La historia del alcorque vacío que podemos encontrar a la altura del número 32 de la calle San Vicente Ferrer sirve para ejemplificar la situación actual de otros muchos. Arranca hace tres años, con la llegada de un nuevo inquilino al bar La Antigua Huevería, quien decidió iniciar una lucha para que se sustituyera el árbol desaparecido y el alcorque dejara de ser un punto sin sentido sobre el que numerosos incívicos abandonaban basura de todo tipo y sobre el que aparcaban vehículos. Tras más de 50 quejas y avisos al 010 por distintas vías lo máximo que este comerciante ha conseguido es un par de respuestas oficiales. El resto de incidencias quedaron sin respuesta, o bien aparecían cerradas, como si se hubieran resuelto satisfactoriamente, en la aplicación móvil de Avisos Madrid.

La última de las respuestas recibidas, con fecha 6 de abril de 2017, está firmada por la Directora General de Gestión de Agua y Zonas Verdes, Beatriz García San Gabino, y dice lo siguiente: “...referente a la reposición de un árbol en un alcorque en la calle San Vicente Ferrer, 32 le comunico que (...) ese alcorque está propuesto para su clausura y por lo tanto no habrá reposición. El motivo de su clausura es que se encuentra entre plazas de aparcamiento, y la experiencia nos ha demostrado que en estas localizaciones, debido al impacto de los coches al aparcar, los árboles no pueden desarrollarse y acaban muriendo. Aunque actualmente pueda que existan bolardos de protección, estos no se reponen cuando se dañan, quedando el árbol desprotegido. Por lo tanto, no es viable realizar continuamente reposiciones en esta posición porque tarde o temprano un coche aparcando dañará el árbol y finalmente morirá”.

La respuesta es sorprendente. ¿Cuántos alcorques en las calles de Universidad no están situados entre plazas de aparcamiento? En cualquier caso, queda invalidada si atendemos al hecho de que desde marzo de 2017 en la calle San Vicente Ferrer los coches no pueden aparcar, algo que debería conocer la firmante.

El ejemplo de San Vicente Ferrer 32 apunta a una sola dirección: falta de coordinación y falta de un mecanismo de respuesta válido y resolutivo a la más que comprensible queja ciudadana. Por desgracia, el de San Vicente Ferrer 32 no es más que eso, un ejemplo.