Socavón de gran profundidad a una manzana de Bravo Murillo
En Crónica de un rey pasmado, Gonzalo Torrente Ballester hablaba de un agujero en el centro de Madrid –en la calle del Pez– por el que salían maravillas en tiempos de Felipe IV. Aunque parezca mentira, periódicamente aparecen de sopetón socavones en nuestras calles que nos recuerdan que hay un más allá en el subsuelo aunque no habiten en él animales fantásticos como en la novela de Torrente.
Esta mañana, los vecinos de la calle Algodonales, en Tetuán, se han despertado con un gran boquete junto a la acera, a la altura del número 10 de la calle. Si uno se asoma, se vislumbran varios metros hacia abajo.
Durante la mañana, se han personado la policía municipal –que lo han precintado con cinta plástica–, los bomberos y operarios del Canal de Isabel II. La calle permanece cortada.
Desde Motoni (Motos Burgui), a cuyas puertas está el agujero, nos explican que avisaron al Ayuntamiento de que el firme parecía estar cediendo el día 30 del mes pasado, pero la cosa ha ido a más. “Ayer, cuando volvimos del puente, ya vimos que había agujero y lo rodeé como pude para que no pasaran los vehículos. Esta mañana ya estaba el gran agujero que hay ahora”, nos cuentan desde Motoni y añaden que no les han dicho cuándo los van a arreglar, puesto que los operarios que se han acercado a la calle no se terminaban de poner de acuerdo sobre quién tiene la responsabilidad de hacerlo, si el Canal de Isabel II, el Ayuntamiento o la comunidad de vecinos, que ya está en contacto con el seguro.
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