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Stalin, nazis, prostitutas y cocaína: los suplentes de Ayuso calientan el pleno de la Asamblea madrileña

El portavoz del Partido Popular en la Asamblea de Madrid, Carlos Díaz-Pache, interviene durante un pleno de la Asamblea, a 22 de febrero de 2024

Víctor Honorato

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Existía cierta incertidumbre en la Asamblea de Madrid sobre el efecto que tendría la ausencia de Isabel Díaz Ayuso en el pleno de la cámara de hoy jueves. La presidenta regional está de viaje con el Partido Popular Europeo, pero si alguien confiaba por ello en presenciar una sesión más amable de lo habitual, su anhelo quedó rápidamente frustrado. En rápida sucesión, los cargos del PP se lanzaron sobre la oposición sin contemplaciones. Salieron a colación Stalin, a cuenta de la política de vivienda; los nazis, al hilo de la educación; y se vinculó al PSOE con “prostitutas y cocaína” durante un chascarrillo sobre el 'caso Koldo'. Hubo incluso una asociación de ideas con Carles Puigdemont y los atentados del 11-M. El presidente de la cámara, Enrique Ossorio, también del PP, intervino para controlar la vorágine: expulsó a un diputado de Más Madrid.

Las preguntas orales al Gobierno suelen servir de excusa para que los cargos se lancen sobre la polémica del momento, que frecuentemente supera el ámbito geográfico madrileño. Cumplía hoy el rol de Ayuso el consejero de Presidencia, Miguel Ángel García Martín. La primera pregunta, del PSOE, versaba sobre la política informativa del Gobierno madrileño y la respuesta corta fue que la del Gobierno estatal “es más propia de una dictadura”. Al respecto de la situación de la Justicia, sobre la que le inquirió su propio partido, acabó pidió la dimisión de la presidenta del Congreso, Francina Armengol.

El portavoz del PP en la asamblea, Carlos Díaz-Pache, aprovechó su tiempo al micrófono para repasar las noticias del 'caso Koldo', que pivota en torno a un exasesor del exministro socialista de Fomento José Luis Ábalos. Hizo el siguiente resumen: “Facturas firmadas antes de que haya contrato, reuniones clandestinas en marisquerías, maletas de narcodictaduras que vuelan de aquí para allá. Una trama de chantajes traiciones, engaños, comisiones ilegales, prostitutas y cocaína; es decir, el PSOE”. Recibió un aplauso cerrado de sus compañeros.

De Puigdemont al oro de Moscú

El formato de las preguntas en las que el partido de gobierno se interesa por lo que hace el Gobierno apenas deja espacio para la réplica de los otros grupos, por lo que las invectivas de los populares iban caldeando los ánimos de sus rivales. A Díaz-Pache lo sucedió el diputado popular Daniel Portero, que en su discurso dejó con la boca abierta incluso a su compañero de partido Álvaro Ballarín, sentado en el asiento superior. “¡Socialista, hambre a la vista! ¡Comunismo, hambre y fanatismo!”, acabó gritando. Antes había comparado la ley de amnistía con los atentados de 11 de marzo de 2004: “Veinte años después del 11-M ustedes perpetran esta barbaridad”. Como se suponía que debía preguntar al Gobierno sobre la política de vivienda madrileña, Portero, un tanto acalorado, se retrotrajo a la Guerra Civil. “¿Saben cuántas viviendas se podían haber hecho con las 510 toneladas que robó el PSOE para Stalin? ¡450.000!”. Se refería al oro de Moscú.

Después de que el consejero de Educación, Emilio Viciana, advirtiese contra el totalitarismo que representa la ideología de género en las escuelas, que comparó con “las esvásticas en los ejercicios de Geometría” del currículum de la Alemania nazi, volvió a salir a colación la cuestión de las residencias de mayores. Emilio Delgado, de Más Madrid, reprochó que una diputada popular hubiese señalado en una comisión a la portavoz del colectivo de familiares Marea de Residencias por “retorcer el dolor” de las víctimas, pero la consejera del ramo, Ana Dávila-Ponce de León, insistió en ello. También volvió a atribuir la responsabilidad de las residencias de mayores durante la pandemia al entonces vicepresidente, Pablo Iglesias, pese a no tener competencias.

El presidente, a Más Madrid: “Ustedes son imposibles”

Que Dávila recuperase aquella acusación molestó a Delgado, que pidió de nuevo la palabra para replicar. El presidente Ossorio se la negó, y ante su disconformidad patente lo llamó al orden. “Ustedes son imposibles”, recriminó a los diputados de la primera fuerza de la oposición. Más adelante, Hugo Martínez Abarca, del mismo partido, aprovechó el debate sobre la ley de distinciones honoríficas para reclamarle ecuanimidad. “Si para usted es imposible ejercer la presidencia con un poco de equilibrio, lo que tiene que hacer es dimitir”, le espetó. Ossorio esperó a que acabase de hablar y luego lo acusó de “delirante”. Lo acabó expulsando ante las subsiguientes protestas. “Si no tienen argumentos, pues cállense”, llegó a decir.

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