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La izquierda, ante el reto de entrar con tres listas a la Asamblea de Madrid y superar el resultado de las elecciones del tamayazo

Izquierdas.

Fátima Caballero / Irene Castro / Aitor Riveiro / Victòria Oliveres

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La izquierda concurrirá en las próximas elecciones anticipadas de la Comunidad de Madrid dividida en tres listas. Tres papeletas para unas fuerzas progresistas que llevan sin ganar en la suma de sus votos unos comicios desde 2003. Aquel año, el socialista Rafael Simancas e Izquierda Unida lograron un escaño más que el PP de Esperanza Aguirre, pero dos tránsfugas del PSOE impidieron que Simancas pudiera gobernar, en el histórico 'tamayazo'. Las elecciones se repitieron y Aguirre, a la segunda, ganó por mayoría absoluta. El bloque de la izquierda solo ha vuelto a sumar más votos que los conservadores una vez: en 2015, cuando tampoco sirvió de nada. La candidatura de IU Madrid encabezada por Luis García Montero se quedó por debajo del 5% de los votos y no obtuvo representación, dando otra mayoría parlamentaria a la derecha.

En el PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos-IU creen que un escenario similar al de 2015 no volverá a repetirse este 4 de mayo. Era un riesgo –consideran todas las formaciones– hasta que Pablo Iglesias decidió este lunes dar un giro inesperado y presentarse como candidato de la coalición de Podemos e IU. Iglesias dejará la vicepresidencia segunda del Gobierno en las próximas semanas para evitar que su partido desaparezca del Parlamento regional, aunque ha fracasado en su intento de encabezar una candidatura unitaria para concurrir con sus excompañeros de partido, ahora en Más Madrid.

La candidata de la formación Mónica García rechazaba su oferta solo un día después. “Está claro que todas las opciones superan la barrera del 5% del voto y no hay que tener miedo a que se desperdicie con un solo voto”, justificaba García su 'no' a Iglesias. García liderará una lista en solitario. Una vez aclarado que habrá tres candidaturas, y que todas creen que tienen opciones de lograr la ansiada representación, lo importante, coinciden las formaciones, es sumar en conjunto más que el bloque de la derecha que se presentará también dividida en tres.

Que todas entren en la Cámara de Vallecas no basta. En las últimas autonómicas de hace dos años, las listas progresistas consiguieron ese objetivo pero sirvió de poco porque la suma de PP, Ciudadanos y Vox logró más votos y escaños e Isabel Díaz Ayuso, aunque perdió las elecciones que ganó el socialista Ángel Gabilondo, pudo convertirse en presidenta de la Comunidad de Madrid. El PP sufrió, pero pudo respirar aliviado porque mantuvo uno de sus feudos más importantes.

El objetivo de sumar más que el bloque de la derecha es especialmente difícil a tenor de los resultados electorales en las últimas dos décadas en Madrid. La derecha, cuando más votos ha obtenido, ha alcanzado los dos millones de sufragios en Madrid, en las generales de 2011 y en las de abril de 2019. El bloque de la izquierda no ha conseguido superar los 1,7 millones desde 2004, en las generales que se produjeron tras los atentados yihadistas del 11 de marzo. En unas autonómicas, en las que normalmente la participación baja, nunca han sumado más del 32,8% del censo (2003), frente al 37,6% de la derecha (2011).



Es una diferencia considerable de votos y todos coinciden en que se la juegan precisamente en la participación, es decir, en la capacidad de movilizar al electorado en un momento, además, especialmente delicado por la pandemia. Como se observa en el gráfico, la abstención es mayor en unas elecciones autonómicas que en unas generales.

En las últimos comicios, los de 2019, la derecha alcanzó el 35,7% del censo solo superada por la repetición electoral de 2003 tras el 'tamayazo' (37%). Los expertos creen que la llegada de Iglesias puede movilizar, aunque en ambos sentidos. Podríamos estar, defienden, ante las elecciones autonómicas con más participación a pesar incluso de la crisis de la COVID-19.

¿Hay alguna opción real de darle una vuelta al tablero? En 2015, en el Ayuntamiento de Madrid, una plaza aún más conservadora, la candidatura de unidad de Ahora Madrid en torno a la figura de Manuela Carmena logró hacerse con el Gobierno municipal, con el 32,8% de los votos. Carmena, en suma con el PSOE, logró el mejor resultado de la izquierda de las últimas dos décadas, pero fue a costa también de que el electorado conservador se quedase en casa. La candidata del PP, Esperanza Aguirre, no movilizó como cuando ganaba con mayorías absolutas, en parte lastrada por los casos de corrupción de su entorno.

Cuatro años después, en 2019, la izquierda bajó apenas una décima, pero la derecha logró movilizar a más electorado y desbancó a Carmena del poder. En esas elecciones, una candidatura de confluencia de IU con Anticapitalistas no logró representación en el Ayuntamiento, pero aunque hubiera entrado no habría cambiado la mayoría de la derecha.



El PSOE, convencido de que quedará primero

En el PSOE dan por hecho que quedarán en la primera posición de la izquierda, aunque reconocen que reeditar la victoria puede ser complicado por el posible aglutinamiento de la derecha en torno a Isabel Díaz Ayuso. Aún así, la estrategia de campaña será repetir que fue Ángel Gabilondo el vencedor hace dos años.

Respecto a la irrupción de Iglesias en el tablero, en la dirección del PSOE-M admiten que tienen “sentimientos encontrados”. Por un lado, confían en que sirva para movilizar a la izquierda ante la oportunidad de desbancar al PP tras 26 años ininterrumpidos de poder; pero por otro lado, lamentan que no haya habido confluencia a su izquierda. “Nos centra demasiado”, reflexiona un dirigente respecto al espacio que Unidas Podemos y Más Madrid dejan a Gabilondo.

La intención es que el portavoz socialista pueda 'pescar' del electorado que pierda Ciudadanos, pero reconocen que es “más conservador” que en Catalunya por lo que temen una desbandada hacia el PP que no pueda rentabilizar el PSOE, como sí ocurrió en cierta medida con Salvador Illa. En las filas socialistas admiten, además, que Gabilondo ha quedado desdibujado en su labor de oposición, aunque confían en que pueda marcar un perfil propio frente a la polarización de la campaña que protagonizarán Ayuso e Iglesias. Algunas fuentes consultadas consideran que Iglesias moviliza al electorado de derechas, aunque otros socialistas sostienen que esos votantes siempre van a votar.

En la parte socialista del Gobierno ven, además, arriesgada la operación de Iglesias, a quien sitúan por detrás del PSOE. Sin embargo, dan por hecho que si las tres formaciones de izquierdas suman, habrá cambio en la Puerta del Sol. El gran temor era que Unidas Podemos se quedara sin representación –en 2019 tan solo consiguió medio punto más del 5% necesario– y con Iglesias queda disipado. Confían en que Más Madrid también lo supere, pese a la competición en la izquierda.

El objetivo de Más Madrid: quedar por delante de Iglesias

Más Madrid daba este martes un portazo a la candidatura unitaria propuesta por Iglesias y peleará por mantener la segunda posición del bloque progresista. La candidatura encabezada por Mónica García plantea una campaña de suma de la izquierda en la que todos dirijan sus ataques al mismo objetivo: Isabel Díaz Ayuso y la extrema derecha: “Si cada uno juega el rol que le toca, siendo responsable y remando al mismo objetivo, no me cabe duda de que sumaremos”, decía García en su comunicado.

Otro de los miedos es que Iglesias acabe movilizando más a la derecha que a la izquierda y su llegada a la política madrileña beneficie a Ayuso y a Vox. “Pablo polariza mucho y no sé hasta qué punto esto puede ser bueno más allá de que Podemos entre en el Parlamento”, aseguran fuentes de la formación.

En la formación esperan contar con la presencia de la exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena en la campaña, como confirmaba este martes Rita Maestre. Carmena sigue siendo un activo para ellos por el voto que sigue arrastrando de un electorado más próximo a los socialistas.

El otro líder importante de la formación es Íñigo Errejón, diputado nacional, pero algunas voces consideran que con el aterrizaje de Iglesias quizá sea más sensato que tenga un perfil más bajo, al poder despertar animadversión por su batalla con el aún vicepresidente. “Puede acabar siendo contraproducente porque Mónica tiene buena imagen en el electorado de Podemos e Iñigo puede provocar concentración del voto en Pablo”, defienden algunos dirigentes.

Unidas Podemos, lo opuesto a Ayuso

En el equipo de Iglesias ven difícil arrebatar el Gobierno al PP, aunque creen que hay margen si Ciudadanos desaparece y sus escaños entran en disputa. La idea de superar al PSOE de Ángel Gabilondo no parece tampoco sencilla, aunque factible según se desarrolle la campaña. Mucho más factible ven quedar por encima de Más Madrid con quien, pese a la negativa a una confluencia, Iglesias no tiene previsto confrontar. “Máximo respeto a la decisión de los dirigentes de Más Madrid. Ahora, a salir con todo para frenar a los ultras y ganar Madrid”, dijo Iglesias en redes sociales este martes.

Iglesias era consciente de que un derrumbe en Madrid podría ser el final definitivo de Podemos. Su intención ahora, según ha declarado, es polarizar con Díaz Ayuso.

En una entrevista este lunes conminaba al PSOE a “dividirse los papeles” para abarcar el máximo electorado posible. Contaba para ello con la reunificación con Más Madrid, pero Mónica García rechazó este martes la oferta de unas primarias abiertas, por lo que habrá tres candidaturas de izquierdas el 4 de mayo.

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