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Invicta Electric: soluciones 'pequeñas' para grandes problemas de movilidad

Tres de los microcoches que tiene a la venta Invicta.

Paula Ulloa

Si el mundo de la movilidad urbana está cambiando a un ritmo acelerado en los últimos años, la transformación de la micromovilidad lleva sencillamente velocidad de vértigo. En el fenómeno convergen factores como los problemas de calidad del aire en las grandes ciudades, las consiguientes restricciones a la circulación en esas urbes y el alto precio actual de los combustibles, por mencionar solo los más acuciantes.

En este contexto incierto, la firma española Invicta Electric ha nacido con el propósito de actuar como una especie de intermediario capaz de ayudar al usuario a escoger la solución de movilidad en miniatura que más se ajuste a sus necesidades. Concebida como un marketplace tanto digital como físico, pues dispone de web pero también de concesionarios (una quincena a día de hoy), reúne 50 productos de diferentes procedencias junto con una larga cartera de servicios.

La empresa comercializa su propia marca, Invicta Electric, a lo que añade acuerdos con diferentes fabricantes internacionales, incluidos los españoles Ox motorcycles, Eezon, Wellta y Quazzar. Su oferta se compone de cuatro grandes familias de vehículos, todos 100% eléctricos: bicicletas y patinetes, ciclomotores y motocicletas, microcoches y comerciales. Todos ellos se pueden recargar en un enchufe convencional de tipo Schuko.

Uno de los aspectos que diferencian a Invicta de otras compañías que venden tanto producto propio como de otras marcas es la existencia de una red de posventa que no deja desatendido al comprador en caso de que se presente una avería o cualquier otro contratiempo con el vehículo. Los planes de la española apuntan a disponer de una treintena de concesionarios en un breve plazo de tiempo.

Además de los vehículos en sí se ofertan una serie de servicios de micromovilidad adecuados a las necesidades de cada usuario. Por ejemplo, hay planes para desplegar en ciudades distintas de Madrid, Barcelona y Valencia -donde ahora se concentra el negocio- plataformas de sharing articulado en varias bases, sharing para hoteles y para empresas, modelos de suscripción, alquiler convencional y hasta instalación de puntos de carga y venta de energía, esto último gracias a un acuerdo con la firma Naturelek.

Es digno de destacarse que, en el caso de los servicios de vehículo compartido, Invicta propone que el alquiler de la bicicleta o el microcoche se extienda hasta el momento en que el conductor lo deje conectado al punto de carga. De este modo se obtiene un considerable ahorro en gastos logísticos, como los que soportan las grandes plataformas de carsharing de una ciudad como Madrid, además de un nada desdeñable beneficio -digamos- pedagógico en una población que de momento no está demasiado acostumbrada a manejarse con vehículos eléctricos.

Vehículos pequeños para trayectos cortos

El catálogo de Invicta comprende, como decíamos, una cincuentena de vehículos de toda clase. Como opción más asequible encontramos un patinete como el Coachella, que cuesta 440 euros y cuenta con una autonomía de 25 kilómetros. Invicta recuerda al respecto que el 60% de los trayectos que se realizan en ciudad no supera los 8 km. Y si hablamos de ocupación del espacio público, un aspecto olvidado con frecuencia, resulta que un coche estacionado en la calle equivale a cuatro motocicletas y a entre seis y ocho bicis.

La oferta en bicicletas arranca con un modelo como el Troky que sale por 1.295 euros y puede recorrer 50 km antes de agotar su batería. En motos, destacamos la española Wellta Taiga, que tiene un precio de venta de 3.495 euros y una autonomía de 90 kilómetros.

Por lo que respecta a los microcoches que comercializa Invicta Electric, los modelos más populares son el simpático Eidola (9.895 euros y 100 km de alcance), El Birò (13.995 euros y 100 km) y el Epica (11.275 euros y 120 km). Junto a ellos, el D2S, a la venta con baterías de 17 kW (19.995 euros) o de 27 kW que otorgan autonomías de 150 y 250 km, respectivamente.

Esta última variante, que cuesta 23.595 euros, es sin duda la más capaz de moverse con garantías por las vías que circundan las grandes ciudades, no solo por su mayor autonomía sino sobre todo porque alcanza los 105 km/h, con lo que el diferencial de velocidad con otros vehículos se reduce y, por tanto, resulta más seguro. Invicta prepara también una versión del D2S para futuros titulares del carné B1 (desde 16 años) y con velocidad limitada a 85 km/h.

Terminamos este rápido repaso al catálogo de Invicta con los comerciales, que abarcan desde un motocarro como el Curro (4.115 euros y 100 km de alcance) hasta un van como el Metro, equipado con una batería de 26 kW que le concede hasta 270 km de autonomía y está a la venta por 32.595 euros. Una última incorporación es la del Invicta Evum aCar, un robusto y compacto camión eléctrico con tracción 4x4 y hasta 1.000 kilos de capacidad de carga que puede recorrer 150 km antes de recargar la batería y sale por 46.500 euros.

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