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Prueba del Citroën C5 X Hybrid: la vida plácida

Citroën C5 X Hybrid.

Pedro Urteaga

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Así como cierta marca sueca se ha convertido para el gran público en sinónimo de seguridad o una italiana con un caballito en su anagrama representa la deportividad por antonomasia, la francesa Citroën es conocida por todos debido a su confort, o al menos a una modalidad concreta de confort.

Es larga la lista de modelos que ha contribuido a conformar la imagen que tenemos de la firma de los chevrones, como los CX, BX y Xantia o el Tiburón -por citar solo algunos-, y el nuevo C5 X es desde su lanzamiento otro digno representante de esta estirpe de berlinas creadas para mimar a los pasajeros con su suavidad y comodidad de marcha.

Estas virtudes alcanzan su máxima expresión en la versión que hemos podido conducir en los últimos días, equipada con un sistema de impulsión híbrido enchufable de 225 caballos gracias al cual se pueden recorrer algo más de 60 kilómetros en modo eléctrico, según cifras oficiales (unos 50 en el uso real). Esto significa que, cargando previamente el coche, buena parte de los trayectos cotidianos se realizan casi en completo silencio y sin generar consumo de carburante ni emisiones, y que se puede circular sin restricciones pues el distintivo que luciremos en la luna delantera es el 0 emisiones.

La otra parte buena de disponer de un híbrido enchufable (PHEV) es que no hay que preocuparse de buscar puntos de carga cuando emprendemos un desplazamiento largo, dado que, al agotarse la batería, el motor de gasolina de 180 CV y los 44 litros del depósito permiten seguir viaje sin alterarse. En estas condiciones, el consumo del C5 X se mueve entre los 6,5 y los 7 litros/100 km, unos datos razonables para un vehículo de 4,8 metros y unos 1.800 kilos.

Desde luego, acomodar a toda la familia junto con su equipaje no supone ningún problema en el modelo de Citroën. Con una insólita propuesta que mezcla las siluetas de berlina y SUV con la de break o familiar, justamente la que le otorga más versatilidad, se disfruta aquí de una distancia entre ejes sobresaliente (2,78 m) que da lugar a un espacio interior sobresaliente en las plazas traseras, así como de un maletero que, aunque pasa de 545 a 485 litros en el modelo enchufable, ofrece capacidad de carga sobrada.

En cuanto a la comodidad propiamente dicha, el C5 X dispone de los bien conocidos asientos Advanced Comfort, que ahora pueden llevar función de masaje (delante), y de la suspensión de amortiguadores progresivos hidráulicos. Además, la versión PHEV incorpora de serie una variante activa de esa misma suspensión que no puede sino hacernos recordar a la de tipo hidroneumático que montaron antiguos modelos de Citroën y que conoció su máxima evolución en el sistema Activa del Xantia.

Una extensa dotación tecnológica

Junto al motor de combustión ya aludido al principio, el C5 X enchufable lleva un motor eléctrico de 81 kW alimentado por una batería de iones de litio de 12,4 kWh y que asiste a aquel dando lugar a una potencia conjunta de 225 CV y a un par máximo de 360 Nm que se entrega de forma inmediata.

Los modos de conducción disponibles son cuatro: 100% eléctrico, híbrido, Sport y Confort, en el que el efecto alfombra voladora al que siempre aspira Citroën llega al culmen. La batería, de 11,3 kWh útiles, se recarga en alrededor de 1 hora y 40 minutos en una toma que entregue 7,4 kW de potencia.

El modelo francés embarca un sistema multimedia provisto de pantalla de 12 pulgadas y una interfaz simular a la de cualquier móvil actual, personalizable también con ayuda de widgets. Las dos versiones más equipadas disponen de un head-up display del equivalente a 21“, en color y con efecto 3D, que proyecta la información sobre el parabrisas de tal modo que el conductor la percibe como si la tuviera a cuatro metros de los ojos.

Todo este despliegue tecnológico ha funcionado sin problema alguno durante la prueba del coche, con la excepción -en principio, achacable únicamente a esta unidad- de un asistente de voz que se activaba solo, sin motivo aparente y con una frecuencia realmente molesta.

El C5 X está a la venta con motor de gasolina de 130 o 180 CV y transmisión automática de ocho velocidades. Las versiones híbridas enchufables, de 225 CV y también con cambio automático de ocho marchas, están disponibles en tres acabados: Feel Pack, que cuesta 45.515 euros; Shine, que sube a 47.215, y Shine Pack, por el que hay que pagar 49.515 euros.

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