Peugeot Rifter, práctico y tecnológico
El Peugeot Partner Teppe, todo un éxito comercial para la marca del león, ya tiene sustituto, que en este caso rompe con la nomenclatura anterior y estrena la suya propia: Rifter. Evocaciones sonoras aparte, el cambio de nombre ilustra la voluntad de inaugurar una nueva época por medio de un modelo que nace adornado de un buen puñado de mejoras esenciales con respecto a su predecesor.
La mezcla de practicidad y aire ligeramente campero se mantiene del Partner Teppe, pero aquí se ha trabajado en numerosos elementos que marcan la diferencia. En primer lugar, la posibilidad de satisfacer las necesidades de usuarios y familias muy diferentes al ofrecerse el coche en dos carrocerías, una convencional de 4,40 metros y otra extralarge (Long en su denominación comercial) de 4,74 metros que obviamente aporta ofrece un plus notable de espacio y polivalencia.
Ambas variantes del Rifter pueden disponer de cinco o siete asientos, con la única diferencia de que en la versión larga la tercera fila se desplaza y en la corta permanece fija. Los asientos de la segunda fila y el del acompañante se pliegan de manera que se obtiene una superficie diáfana en la que alojar objetos especialmente largos. Según versiones, la luneta trasera es practicable, lo que permite introducir y sacar bolsas o paquetes sin necesidad de abrir siempre el portón.
Peugeot tenía especial interés en que las ventanillas traseras fueran eléctricas, para distanciarse de los modelos clásicos del segmento F. Las puertas deslizantes no disponen de la misma tecnología, pero se ha puesto especial cuidado en que funcionen con suavidad y el mínimo esfuerzo de quienquiera que las utilice.
Por supuesto, el Rifter cuenta con una sobresaliente capacidad de carga. El maletero de la variante de carrocería normal alcanza un volumen mínimo de 775 litros bajo bandeja, y máximo de 3.500, mientras que el de la larga llega a los 4.000 litros. En el interior contamos hasta 28 espacios donde guardar objetos, entre ellos el que recorre el techo a lo ancho justo encima de la cabeza de conductor y acompañante.
Fabricado en Vigo sobre la plataforma EMP2 del Grupo PSA, el Rifter pisa fuerte en materia de tecnología. Dispone de un total de 19 sistemas de ayuda a la conducción, avances relevantes en conectividad y dispositivos propios de modelos de mayor categoría, como el freno de estacionamiento eléctrico y carga inalámbrica para teléfonos móviles. Incorpora, además, la última actualización del conocido Peugeot i-Cockpit, en este caso con pantalla táctil de 8 pulgadas y el acostumbrado volante de corto diámetro.
Ya se aceptan pedidos de un modelo que de momento dispondrá de los siguientes motores: en gasolina, un 1.2 PureTech de 110 CV asociado a un cambio manual de cinco marchas y, desde 2019, una variante de 130 CV caballos con transmisión automática de ocho velocidades EAT8; en diésel, un propulsor 1.5 BlueHDi en tres niveles de potencia: 75, 100 y 130 caballos. Las dos primeras llevan cambio manual de cinco marchas y la más potente puede montar la transmisión EAT8 o la manual, en este caso de seis relaciones. Para un futuro se contemplan versiones electrificadas del Rifter, así como una variante 4x4.
En el momento del lanzamiento del nuevo modelo, la gama se compondrá de cuatro versiones: Access, desde 17.800 euros, Active (19.400 euros), Allure (20.200) y GT Line, a partir de 21.200 euros.
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