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Prueba del Peugeot e-2008: cuando la eficiencia y el atractivo ‘físico’ van de la mano

El nuevo eléctrico de Peugeot, el e-2008

Pedro Urteaga

No cabe duda de que la esperada versión 100% eléctrica del Peugeot 2008 -e-2008- ha llegado acompañada de un rediseño de lo más acertado. El superventas es ahora más armonioso y robusto, tanto que en un primer vistazo podemos confundirlo con su hermano mayor, el 3008, cuyo diseño ha obtenido precisamente multitud de galardones desde su lanzamiento. Los modelos con techo en color diferente del de la carrocería añaden aquí un atractivo adicional, y en el caso del e-2008 la parrilla delantera más clara pone la guinda a un pastel realmente apetecible.

Pasando de la cara a las tripas del nuevo Peugeot, dispone de un motor eléctrico de 136 caballos alimentado por una batería de 50 kWh que permite cubrir 310 kilómetros entre recargas (ciclo WLTP). Está a la venta desde 32.550 euros, precio inferior al de competidores como el Kia e-Niro, el Hyundai Kona eléctrico y su alter ego dentro del Grupo PSA, el DS 3 Crossback E-Tense, y que ahora cabe reducir de forma significativa con las ayudas del nuevo Plan Moves.

Iniciamos la prueba del e-2008 con una autonomía de 250 kilómetros puesto que la batería no estaba cargada al tope de su capacidad. En los primeros kilómetros observamos con preocupación algo que también nos ocurrió con el DS 3 (puedes leer el artículo en este enlace), la súbita bajada de esa cifra, expresada en el tablero de instrumentos en saltos de 10 kilómetros, cuando no había dado tiempo -y mucho menos espacio- para alejarnos de la sede de Peugeot en el histórico complejo de Villaverde.

Digamos en su descargo que la implacable canícula madrileña obligaba a hacer un uso intensivo del aire acondicionado, con lo que la pérdida inicial de autonomía podríamos atribuirla al esfuerzo por refrigerar el coche después de una prolongada exposición al sol. De hecho, el fenómeno no volvió a producirse en el resto de la semana que tuvimos al e-2008 como compañero de fatigas. Más aún: lo devolvimos al cabo de esos siete días habiendo recorrido 256 kilómetros, seis más de los previsto al comienzo, y con 16 aún en la recámara.

Este buen resultado es posible gracias a un consumo eléctrico medio de 14,8 kWh, registro muy contenido sobre el que se impone confesar que en esta ocasión la mayor parte de los desplazamientos los realizamos en ciudad. Como es sabido, los vehículos eléctricos son especialmente eficientes en el tráfico urbano, todo lo contrario que los de gasolina o diésel, y tienen muchos más problemas para serlo cuando hay que mantener una velocidad elevada y constante en carretera o autovía. Es ahí donde su autonomía se esfuma a ojos vistas y resulta casi imposible ajustar los kilómetros recorridos a los indicados en el ordenador de a bordo.

Con estas apreciaciones queremos indicar que quien adquiera un e-2008 podrá usarlo cotidianamente sin molestarse en cargarlo más que cada tres o cuatro días, pues la batería le otorga un margen muy amplio salvo que se trate de emprender un viaje largo. En este caso toca planificar al detalle la ruta y localizar los cargadores que nos permitan cubrir las distintas etapas, o bien recurrir a otro vehículo con mayor autonomía.

Los tiempos de recarga de la batería de 50 kWh son de 30 minutos a 100 kW, 1 hora a 50 kW y 2 horas a 22 kW, para pasar del 0% al 80% de la capacidad de la batería. En un enchufe doméstico de 3,7 kW se necesitan 16 horas, 8 horas en uno de 7,4 kW y 5 horas en uno de 11 kW, aquí para rellenarla al 100% estando vacía.

Al volante del pequeño SUV eléctrico

El e-2008 es brioso en su respuesta en el espeso tráfico de Madrid, al que deja atrás con facilidad en cuanto se pisa con decisión el pedal del acelerador. Si esto es así en el modo Normal de conducción, el Sport lo transforma directamente en una bala deliciosa de manejar y tan ágil como el mejor de los turismos, eléctrico o no. Las baterías colocadas en la parte baja del vehículo acrecientan seguramente el aplomo que es seña característica de los modelos de Peugeot, por lo cual la experiencia al volante es de lo más gratificante.

Para estirar al máximo la carga de la batería contamos con el programa Eco, que limita las prestaciones y la función del climatizador, y con una posición específica de la palanca del cambio automático identificada con la letra B (por Brake, freno en inglés) que fuerza la recuperación de energía y al mismo tiempo actúa como freno motor.

Del interior futurista del coche es necesario destacar, en la versión probada (Allure), el vistoso y conseguido efecto 3D del Peugeot i-Cockpit, así como las no menos atractivas teclas de tipo piano ubicadas en la consola central. Muchas más dudas nos plantea, aunque sobre gustos nunca haya consenso, la posición del volante, que incluso en su punto más elevado queda demasiado bajo para nuestro gusto y deja el cuadro de instrumentos completo por encima del aro, cuando lo común -aunque no necesariamente mejor- es verlo enmarcado en su cuadrante superior. La pantalla central está orientada hacia el conductor en un grado más acusado de lo habitual.

Las plazas traseras resultan bastante espaciosas para un SUV que no pasa de los 4,3 metros de longitud, sin que la presencia de la batería interfiera de forma visible en la habitabilidad. Lo que sí mengua ligeramente es la capacidad del maletero, que pasa de los 430 litros de las versiones con motor térmico a los 405 de esta exclusivamente eléctrica.

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