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Quién quiere ser solo fabricante si puede ser proveedor de movilidad

El EZ-GO, el coche autónomo de Reanult pensado para ser compartido.

Pedro Urteaga

Si eres aficionado a los coches y alguna vez te paras a pensar en las motivaciones que mueven a las empresas que los producen, es posible que te haya sorprendido la rapidez y hasta el entusiasmo con que algunas de ellas se han resignado a pasar de fabricantes a eso que denominan “proveedores de soluciones de movilidad”. Parecería que estas soluciones serían el modo de compensar en la cuenta de resultados la bajada de la demanda prevista en mercados como el europeo y achacable, entre otras razones, a la transformación de una población para la que tener un coche en propiedad está dejando de ser prioritario.

Ya habrías intuido que esa podía ser solo una parte de la realidad, pero un informe de la firma de consultoría Price Waterhouse Coopers (PwC) aporta datos suculentos, y aparentemente contradictorios, sobre el asunto. Por ejemplo, asegura que para 2030 el parque de vehículos se habrá reducido en Europa un 25%, de 280 millones a 200 millones de unidades, y un 22% en Estados Unidos, donde pasará de 270 a 212 millones, en un proceso íntimamente ligado al impacto del transporte compartido y del desarrollo tecnológico.

El estudio, sobre Las cinco dimensiones que transformarán el sector del automóvil, señala que la reducción del parque es compatible con un aumento global de las matriculaciones, y es aquí donde las marcas de coches se frotan las manos. Para ese mismo 2030, las matriculaciones se incrementarían en el Viejo Continente un 34%, de 18 a 24 millones de unidades, y en Estados Unidos un 20%, hasta 21,6 millones de vehículos.

China, que es caso aparte por su aumento de población y su proceso acelerado de urbanización, registraría una subida paralela tanto de las matriculaciones (un 30% más, hasta los 35 millones de unidades) como del parque, que alcanzará los 275 millones de coches.

¿Qué hace posible esta paradoja? El coche compartido mismo, que al utilizarse de manera mucho más intensiva verá mermada sustancialmente su vida media y necesitará, por tanto, renovarse en un plazo menor. Según PwC, un coche de sharing –máxime si es autónomo– estará dando servicio más horas al día y recorrerá al año una media de 58.000 kilómetros, más o menos lo que un taxi, por los 13.230 que hace de promedio un vehículo convencional.

El informe indica que el aumento de la población mundial y la mayor demanda de servicios de movilidad dispararán la cifra de kilómetros recorridos por persona y año. Hasta un 183% crecerá en China, un 24% en EEUU y un 23% en Europa, donde los expertos de la consultora calculan que el número de kilómetros realizados por la población pasará de 3.700 millones a 4.200 millones.

En la actualidad, menos del 1% de los trayectos en coche en Europa se realiza a través de servicios de transporte compartido, un porcentaje que en 2030 podría alcanzar el 35% de los kilómetros en el Viejo Continente, el 34% en Estados Unidos y el 46% en China.

Para atender este frenesí circulatorio (ya dijo Pascal que todas las desgracias del hombre le vienen de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación), los coches tendrán que ser reemplazados cada 3,9 años, asevera el informe. Si recordamos que la media del parque español supera hoy los 12, es fácil imaginar el negocio que se abre para unos fabricantes que, en buena parte, ya se están apresurando a mudar de piel para ofrecer –solos o en compañía de otros– servicios de movilidad de manera que tengan en su mano tanto estos como los vehículos con que los prestarán: el sueño de Juan Palomo, “yo me lo guiso, yo me lo como”.

El estudio de PwC identifica las cinco grandes tendencias del sector del automóvil, resumidas en el acrónimo eascy, por las iniciales en inglés de electrificado, autónomo, compartido, conectado y actualizado cada año. Se estima que el 95% de los coches que se matriculen en 2030 serán eléctricos (55%) o híbridos (40%). Sin embargo, todavía la mayoría del parque, alrededor del 80%, llevará motor de combustión, aunque el porcentaje decrecerá paulatinamente.

De las cinco tendencias, la de la conducción autónoma será la que más se haga esperar. Hacia 2022-23 llegarán los primeros vehículos con un nivel 4 de automatización –el nivel 5 es aquel que prescinde del conductor–, pero en 2030 aún entre el 85% y el 90% de los coches los conducirán personas, de acuerdo con la consultora, para la que resulta clave el desarrollo no tanto de la tecnología como de la regulación legal correspondiente.

En el nuevo mercado al que nos encaminamos, los tradicionales ciclos de actualización de los modelos, de entre cinco y ocho años, serán algo del pasado. En su lugar, los fabricantes apostarán por realizar actualizaciones y upgrades anuales de su catálogo de productos para incorporar los últimos desarrollos de hardware y software.

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