Marto Pariente, escritor: “Desde que consigues las pruebas de un asesinato hasta su análisis pasa mucho tiempo; en la tele parece magia”
Las décimas jornadas Cartagena Negra sobre novela negra, policíaca y de misterio siguen en marcha hasta el próximo sábado, 7 de septiembre. El autor y antiguo guardia civil Marto Pariente presentará el viernes 6 a las 12:30h en la librería Santos Ochoa de la ciudad portuaria su cuarta novela, 'Hierro viejo', publicada por la editorial Siruela y que está siendo un gran éxito de crítica. En 2025 esta libro será publicado también en Francia por la editorial Gallimard en su prestigiosa 'Serie negra'. Su anterior novela, 'La cordura del idiota', fue también publicada por Gallimard y ha sido nominada al Gran Premio de Literatura Policíaca Francesa.
Presentas el próximo día 6 en Cartagena Negra 'Hierro Viejo', también eres finalista del premio Cartagena Negra por 'Las horas crueles', eres autor de otras dos novelas del mismo género -'Una bala para Riley' y 'La cordura del idiota'- y también Premio Novelpol 2020 y Premio Cartagena Negra 2020. ¿Qué han supuesto para ti estos galardones?
Siempre ayudan porque no cuentas con ellos, sobre todo al principio con 'La cordura del idiota', en 2020. Te da sobre todo aporte moral para continuar porque con cada proyecto que arranca es como un volver a empezar, presentarte de cara al lector, a la crítica, a ver qué tal funciona la novela. Se reciben los premios con mucha ilusión y también con responsabilidad porque crean unas expectativas. Tienes un poco la sensación de estar asomándote a un abismo. Luego vas normalizando todo y seguimos trabajando.
Hay numerosos festivales sobre este género, la Semana Negra de Gijón con 37 años de vida es el más prestigioso, pero hay casi 30: Las Casas Ahorcadas en Cuenca, Gamba Negra en Huelva, La Mancha Negra en Ciudad Real. El género goza de buena salud, ¿cuál crees tú que es la clave?
Creo que nunca ha dejado de gozar de buena salud. Hay modas, acuérdate cuando nos vino el arreón de novela histórica o de aventuras esotéricas con 'El código Da Vinci'. Muchas veces parece que está en boga otro tipo de géneros, pero la novela negra es como esa música de fondo, esa sordina de la radio que no cesa y creo que siempre se ha mantenido en buen estado de salud. Esto vienen a refrendarlo todos los festivales que hay en España y los lectores que se acercan a esos festivales, así como los clubs de lectura también muy implicados.
En el cine, en la televisión y en las plataformas hay un boom del true crime. ¿Le influye al género literario esta tendencia o funciona de forma independiente?
Yo creo que funciona de forma casi simbiótica porque estamos hablando de historias criminales, unas basadas en la realidad y otras, como en mi caso, que son puramente ficción donde retratas determinados problemas sociales, ubicaciones, problemáticas que hay en la actualidad, en esta democracia imperfecta. Está funcionando muy bien, tengo grandes amigos que publican ese tipo de género como Paz Velasco. En los festivales nos juntamos todos, escritores de ficción o de true crime. Creo que en una biblioteca iríamos todos a parar a la misma balda.
Este boom del que hablamos convierte a los lectores en clientes con conocimiento del tema. Con tanta oferta terminamos creyéndonos casi criminólogos y expertos forenses. ¿Es difícil sorprender a un público entrenado?
Esta pregunta da para un debate largo. Creo que no estamos entrenados, sino más bien un poco desentrenados. Me he pasado 22 años de guardia civil. Parece que estamos entrenados, pero porque estamos demasiados acostumbrados a la ficción. Para crear una novela sobre guardia civiles, sobre investigación criminal hay que ficcionar mucho, crear ese binomio fantástico del que se desplaza a un lugar para investigar un determinado crimen y, luego, las investigaciones reales de la policía judicial que casi nada tienen que ver con lo que estamos acostumbrados a leer en novelas o ver en películas.
En un asesinato, desde que sacas las pruebas hasta que las procesan y las devuelven pasa mucho tiempo; en la tele parece que es magia, pero los procesos son muy lentos. Si se quisiera narrar esto en profundidad nos iríamos ya a la novela procedimental que estaría a caballo entre el true crime y la novela negra de ficción, donde las historias pueden ser inventadas pero los procedimientos se ajustan a la realidad. Un maestro en esto es el creador de la serie The Wire, David Simon, Entonces, ¿estamos entrenados? Pues sí y no.
¿Es este un género agradecido y que se presta al contacto con los lectores?
Desde luego que sí, lo que no sé es si eso habla muy bien de nosotros en tanto que escritores y lectores porque al final estás hablando de temas crueles, dramas humanos increíbles y sin embargo parece que este tipo de oscuridad nos atrae. En 'La cordura del idiota' una de las protagonistas sufrió abusos cuando era pequeña. Yo tenía interés por mostrar esto y mi afán era que el lector supiera lo que había pasado sin entrar en lo escabroso. Es un capítulo de página y media y me llevó veinte días escribirlo. Aunque nos atraiga la oscuridad, creo que hay determinadas cosas que hay que tratarlas con la delicadeza que se merecen y con buen gusto. Y, sobre todo, tratando siempre a los lectores como adultos.
¿Por qué te interesaste por este género? ¿Qué te motiva a la hora de escribir?
Es una pregunta que me han hecho y que me he hecho yo también. Tengo dos manuscritos que nunca verán la luz: uno ciencia ficción y otro de novela negra. Yo creo que como autor te terminas construyendo como la cristalera de una iglesia que está formada por muchos cristales, de distintos colores y formas que terminan dando lugar a una imagen coherente. Te construyes a base de películas, vivencias, experiencias, del trabajo, de lecturas que te gustaron y otras que quizás no te hayan gustado tanto, pero te aportaron algo.
La interacción entre las artes se ha dado siempre, por fortuna. La novela negra no es ajena a ello. Tenemos el último premio Nadal, César Pérez Gellida, cuya novela 'Memento Mori' ha sido llevado a la pantalla. ¿Te planteas esa posibilidad para tu novela?, ¿o quizás ya te lo han propuesto?
Sí, se están moviendo cosillas, pero esto son pájaros en el aire. Te proponen cosas, pero hasta ahora son todo conversaciones. No ha cristalizado en nada. Es algo que no me inquieta. Es verdad que sería un sueño hecho realidad ver un personaje tuyo en el cine, pero me inquieta más el siguiente proyecto, la siguiente novela. Prefiero centrarme en lo que puedo manejar.
Ahora estoy pensando en el siguiente proyecto y ya lo tengo bastante avanzado en personajes, trama, ambientación, localización, todas las subtramas, de ahí pasaré a un guion y, posiblemente, en unos meses me ponga a escribir las primeras palabras.
En tu novela, el escenario urbano clásico del género cambia a un escenario rural y campestre. Supongo que has decidido apostar por la versatilidad del género y salirte de lo trillado.
La respuesta oficial sería que la novela negra no tiene por qué ser privativa de la gran ciudad, pero la respuesta sincera es que yo me he criado en un pueblo, vivo en un pueblo, he trabajado en pueblos y lo más honrado de cara al lector y para darle manuscritos de calidad es ser honesto y hablar de lo que uno sabe. Para contar pasiones, grandes dramas humanos, crímenes, no tienes que irte a una ciudad. Hay un dicho que dice: 'pueblo pequeño, infierno grande'.
Encontramos en 'Hierro viejo' todos los elementos propios de la novela negra: juego, prostitución, violencia, armas de fuego. El conocimiento que exhibes de las armas de fuego, ¿es pura preparación del tema o experiencia?
Esto es un poco experiencia laboral. Normalmente utilizo armas de las que pueda recabar información a través de conocidos o armas que haya manejado yo por mi trabajo. No es que tenga grandes conocimientos, pero sí sé diferenciar entre un revolver, una 9mm, cómo se municiona, los engranajes de las armas de fuego, si el personaje va a necesitar una escopeta de caza u otro tipo de arma. Intento manejarme siempre con cosas que yo conozca.
El protagonista también es un tipo muy peculiar ya que se trata de un anciano con chico a su cargo, un héroe/ villano derrotado por la vida. ¿Es este un género que permite innovar?
La idea principal cuando yo estaba creando esta historia es la del western crepuscular que es la que he querido recrear aquí. El protagonista, un hombre mayor y sepulturero por casualidad, porque viene al pueblo al entierro de su hermano, descubre que tiene un sobrino autista, se hace cargo de él y se queda con el empleo del hermano. Y este hombre que había sido un asesino a sueldo, un sicario, que lleva toda la vida enterrando gente, ahora a la vejez lo hace de forma legal. Este tipo de juego que resulta casi simpático tiene algo que empatiza con el público.
La guerra de la redención está perdida de antemano, que es algo que encontramos también en el western crepuscular. Terminas empatizando con estos personajes que han sido asesinos, ladrones, malvados, pero sin embargo en un último episodio dan la batalla por un fin bueno y eso les humaniza, no les redime, pero les humaniza. Este último gesto no les exime de nada, probablemente irían al infierno, pero sí que el lector ve ahí al final una luz de esperanza.
Las complicadas reglas del poder intrafamiliar, del poder en general, la corrupción política, social, policial, ¿son elementos necesarios para que se desarrolle la trama negra?
A nivel de conjunto en la obra me inquietaban dos tipos de lealtades: la lealtad familiar, que es una que tú no eliges, que es lo que le pasa a la antagonista de Coveiro, Rubí de Miguel, que tiene que cargar con dos hijos, uno pederasta y otro traficante y, como matriarca, intenta protegerlos; ahí entraría la lealtad mal entendida, casi obligada. Y luego, otro tipo de lealtad que es la que va más allá de los lazos familiares, que es coyuntural en un momento de tu vida pero que, sin embargo, te marca más que las relaciones familiares, que es la de Coveiro y el Duque.
'Hierro viejo' es un thriller muy dinámico, donde los acontecimientos se precipitan y con un tratamiento de la violencia despojado y humorístico, un poco al estilo Pulp Fiction.
Sin duda Tarantino es una influencia, también los hermanos Cohen, Guy Ritchie. Y lecturas que no son tan conocidas: Jim Thompson, Donald Weasley, Ken Bruen con novelas más duras, que juegan con ese sentido del humor sin caer en la parodia. Como cuando vas a un velatorio y llega alguien y te cuenta un chiste. Son cosas que pasan en la vida, casi un mecanismo de defensa, lo que se llama en literatura 'el alivio cómico'. En mi caso, se ha convertido casi en seña de identidad, introduzco el sentido del humor porque también ayuda a digerir estas historias tan crueles.
El protagonista dice: “Uno puede perder su verdadero nombre, pero no sus principios” ¿Pueden tener los asesinos un código ético?
En el caso de esta novela sí, que no tiene por qué ser cierto en otras. Hay gente sin escrúpulos, pero en este caso sí que quería crear estos códigos porque en esta trama los personajes que se involucran en el entierro están muy relacionados con el pasado de Coveiro y que no tuvieran todos los mismos códigos me parecía interesante. Hay un personaje, el Tato Morales, que sin ser del mismo pasado que Coveiro sí que se reconocen el uno al otro cierto tipo de autoridad que podríamos resumir en respeto por el rival. Es lo que quería transmitir en esta novela.
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