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Las compresas de tela de una artesana murciana que luchan por el ecologismo, el feminismo y la salud

Maina muestra sus compresas de tela

África Gelardo Arrebola

Cada vez son más las alternativas que surgen a los productos de higiene femenina convencionales para paliar su impacto medioambiental y coste económico. Actualmente, estos productos tienen un impuesto sobre el valor añadido (IVA) del 10%, al igual que los servicios de hostelería o los eventos deportivos, y son muchas las peticiones de rebajar esta tasa o eliminarla, debido a que son artículos de obligado uso para las mujeres, como las compresas, tampones y 'salvaslips'. Ellas pagan más por determinados productos destinados a su consumo por el llamado impuesto rosa (tampon tax en inglés).

Esta carga impositiva merma la economía de una parte de la población que, además, sufre las consecuencias de la brecha salarial de género. En este sentido, según la última encuesta de salarios del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2016, el sueldo medio anual de las mujeres fue más de 5.000 euros menor que el de los hombres. 

Ejemplos de ello son la copa menstrual, que puede durar hasta 10 años con un mantenimiento adecuado, y las compresas de tela, las cuales son las protagonistas de un innovador proyecto de una chica murciana, Maina, que busca ofrecer otras posibilidades a quien quiera vivir su menstruación de otra manera.

Su nombre es Marina Hervás, pero se presenta como Maina. Nació en Madrid en 1993, y se mudó a Murcia cuando tenía siete años. Empezó, hace menos de un año, a confeccionar sus propias compresas con un tutorial de do it yourself, aunque antes había probado la copa menstrual, con la que usaba muchos 'salvaslip': “Al final seguía contaminando, y mi motivación era el ecologismo, no contaminar, reutilizar…”, afirma mientras sonríe.  

Para Maina, con el comienzo de la copa menstrual, la menstruación empezó a dejar de ser tabú “sobre todo entre nosotras, e incluso a los chicos les va llegando información y ahora empiezan a saber cosas que antes no tenían ni idea”. La madrileña afincada en Murcia asegura que entre las mujeres “ha pasado de ser un secreto y de pedir tampones a escondidas” a hablar abiertamente de la menstruación. “Creo que dejará de ser tabú y se hablará de la regla con normalidad”, asegura.

La mayoría de los anuncios televisivos sobre compresas y tampones muestran la menstruación como un líquido rosa o azul. 'Te sentirás limpia' es uno de los eslóganes de una famosa marca de compresas, pero para Maina estos anuncios no contribuyen a que la menstruación deje de ser un tema tabú, ya que “no hablan de la regla, sino de un producto. Ponen a las mujeres a hacer el pino, a bailar. La regla es otra cosa: sangre, dolor, inflamación, mala hostia, ganas de comer… No creo que sea una menstruación auténtica lo que venden. Aunque hablen de ella, no sirve de mucho porque no es real”.

La joven estudió enfermería en Lorca y desde hace unos años ha estado relacionada con temas de ecologismo y veganismo, lo que ha sido su principal motivación para comenzar esta iniciativa. A pesar de sus firmes creencias, Maina puntualiza que ella no quiere decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero explica las ventajas que supone dejar de lado los productos convencionales: “Como mujer menstruante te empoderas, porque ya no estamos obligadas a gastarnos cinco euros todos los meses. Yo tengo la opción de utilizar una compresa desechable, o no. Yo tomo la decisión”, sentencia. Además, el utilizar estas alternativas, “te hace más dueña de lo que quieres y lo que no”.

Por otro lado, Maina añade que “el ecologismo es la ventaja más obvia, junto con el dinero y la salud, porque ese tipo de plásticos y químicos producen irritaciones, alergias… con el algodón no pasan esas cosas”. Las compresas de tela pueden paliar el impacto ecológico, ya que duran una media de tres años, con lo que su uso reduciría las toneladas de residuos derivados de las compresas desechables. Asimismo, un ejemplo de los peligros para la salud que pueden darse con los productos de higiene femenina convencionales es el síndrome del shock tóxico*, relacionado con el uso de tampones. Además, los químicos y perfumes de las compresas desechables “favorecen a crear un microclima y una temperatura superior” en la zona genital al no transpirar adecuadamente. 

Maina explica las diferentes partes de sus compresas de tela, confeccionadas y diseñadas por ella misma con una máquina de coser. Lo que está en contacto con la piel, según explica, es algodón, y dentro de la compresa hay diferentes capas de rizo, parecido a una toalla absorbente. La compresa posee una última capa impermeable hecha con un poliuretano laminado que no deja que pase la sangre: “Pero sí es transpirable, entonces el aire no se queda ahí haciendo efecto invernadero”.

Respecto a su uso, la joven subraya que lo primero que hay que hacer es lavarlas: “Después, cuando te viene la regla, te pones una, la manchas y te la quitas. Si no estás en casa, la doblas y te la llevas, y cuando llegues, la pones en un barreño con agua, porque cuanto antes la remojes, la sangre no se instaura, y cuando puedas, la metes a la lavadora”, explica mientras puntualiza que es importante utilizar siempre agua fría.

Por otra parte, la joven emprendedora también explica que su forma de trabajar sigue las pautas del comercio local. No solo a la hora de vender sus productos, sino también al comprar los materiales.

Marina Hervás, Maina, se define a sí misma como feminista, asegura que está “muy politizada”, ya que, para ella “el feminismo, el veganismo y el ecologismo es lo que define este proyecto y esta idea”. La joven murciana cree en las “luchas conjuntas” y tiene claro que hará huelga del 8 de marzo, e insta a todas las mujeres a que la hagan: “Va a haber muchísimo movimiento. Yo voy a estar el 8M en las calles”, asevera con una sonrisa.

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