¿Cuándo me quise morir primero? Cuando era el invierno. Cuando la lluvia notaba hasta en los huesos de las manos, con esa dolor que no se sabe cómo frotarse una los dedos para que vuelva la sangre. Cogí una cuchilla del baño de mi padre y me rasguñé los brazos. ¡Cómo dolía! Desistí porque ese dolor de abrirse la piel era aún peor que pasarse las tardes tiritando de frío en el colegio. Era un pueblo de Castilla, en la provincia de Ciudad Real, donde el invierno –eterno, durísimo– nos da entre 2 y 6 grados centígrados, y llueve a menudo. La maestra ponía una estufa de butano. Eran los años 70 y yo tenía 8 años.
Perdonen que les interrumpa con esta historia. Sin duda esperarían ustedes de una política progresista que les informara de la unidad de la izquierda o de mis relaciones –no siempre pacíficas– con el PSOE. Querrían ustedes que llamara a la acción abstracta de asistir a una manifestación. O de las mociones que estamos planteando en nuestros ayuntamientos contra el machismo. Pero es que hay un corazón pequeño mío que pulsa. Pulsa en lo abierto. En la tormenta y en la lluvia. Se moja y tiembla. Está en Blanca, pueblo del interior, del centro de esta Región nuestra.
Podría estar en cualquier otro pueblo, calle, ciudad de España, porque hay un montón de colegios olvidados en España. Barracones –¿estoy escribiendo la palabra “barracones” para referirme a cosas de la Educación pública? Sí, estoy escribiendo la palabra “barracones”, “contenedores” para referirme a estancias llenos de niños y niñas hoy en día en España–. Grietas en paredes. Frío y lluvia. Hay condiciones inhumanas en los colegios de España. Hay dinero que debería emplearse para repararlos, aumentarlos y mejorarlos. Pero se lo dan a empresas privadas.
En el pueblo de Blanca, en el corazón de Región de Murcia hay un colegio con grietas en el techo, un colegio inundado cada vez que llueve. Hay otros muchos, insisto, en tales condiciones en la Región y en España. Hay un colegio en el corazón de este país que tiembla y desespera cuando llueve. Hay niñas y niños mojados. ¡HAY NIÑAS Y NIÑOS MOJADOS hoy en España!
Tranquilo, corazón, no crujas, no saltes tanto en mi pecho. Que tienes que durar un tanto, aguanta. Dice el relator de la ONU que la Educación Pública en España es “anacrónica”, “segregada” e “inadecuada”. ¡Que se nos caen los colegios, dice! Y tiene razón. Las madres y los padres están protestando y sacando a sus niñas y niños del cole. Se los llevan a la privada –¿ese era el plan? ¿Tiene el Gobierno Regional las manos tan rojas de amistades/empresarios de la Educación privada?–. Pues yo quiero tener mi corazón tan Blanca, siempre.
Se lo digo a quien sea. Y se lo digo a ustedes que parecen tener un poquito de vergüenza. Hay que arreglar los coles, hay que usar el dinero de nuestros impuestos en arreglar esos coles y no otros. Hay que sanarnos el corazón. Ya tengo los dedos helados. Otra vez. ¡Vengan conmigo!