Hemos visto la comparecencia de Francisco Granados ante la comisión de investigación de corrupción política de la Asamblea de Madrid, a través de videoconferencia desde una sala de la prisión de Estremera; curiosa y premonitoriamente inaugurada por él mismo en 2008, cuando ejercía de consejero de Justicia e interior.
Hemos visto este ex secretario general del PP madrileño, en prisión provisional ahora, contestado a las preguntas del diputado electo de Podemos, y en su momento activista en el movimiento del 15M, Ramón Espinar.
El ex mano derecha de Aguirre está acusado de ser el cerebro de una macro trama de corrupción política, cuyos tentáculos alcanzan el sureste peninsular. Entre otras ilegalidades, se le imputa el amaño de inopinadas licitaciones públicas a cambio de mordidas, destinadas tanto a su propio bolsillo como a la caja B del partido. Siendo el destino principal, en este segundo caso, las campañas electorales; en cuyas contiendas el PP ha competido dopado con financiación prohibida. Y todo ello con el dinero proveniente de artificiales y fraudulentos sobrecostes en las contratas.
Conviene recordar que el monto principal de la recaudación de impuestos se hace recaer sobre las personas asalariadas; al tiempo que asistimos al obsceno destape de prácticas de evasión de capitales, escandalosamente generalizadas entre las élites económicas y las rentas más altas de nuestro país. Existen estudios que han cuantificado este fraude fiscal en 70.000 millones de euros, el equivalente al presupuesto sanitario español; y en 10.000 millones de euros la cantidad sustraída por la corrupción, y que coincide con los recortes efectuados del PP en materia de Sanidad y Educación.
Curiosamente, este mismo día de la comparecencia de marras, hemos visto en el marco de una investigación dirigida por la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción, a agentes de la Unidad Central Operativa de la guardia civil practicar un registro la sede central del Banco Santander en Boadilla del Monte. Al parecer, varios miembros de la familia Botín se encuentran en el punto de mira acusados de evasión fiscal. Informaciones aparecidas en la denominada lista Falciani así lo señalan.
Y todo, cuando recientemente acabamos de celebrar el cuarto aniversario del 15M; movimiento social que aglutinó la indignación ciudadana, canalizándola a través protestas pacíficas que reclamaban una democracia más participativa; denunciando los abusos de poder de bancos y corporaciones; criticando la ausencia de una auténtica división de poderes, etc. Recordemos, a modo de homenaje exprés, algunas de las consignas que florecieron espontáneamente:
-No nos representan.
-No somos anti sistema, los anti sistema son otros.
-Tu botín, mi crisis.
-El enemigo no viene en patera, viene en limusina.
Mientras tanto, en nuestra comunidad autónoma, hemos visto la comparecencia de Pedro Antonio Sánchez en la sesión de control de la Asamblea Regional; contestando, enrabietado, curiosamente muy al estilo de Granados desde cárcel o, en su momento, al de Jordi Puyol desde el Parlament; a preguntas de la oposición relacionadas con el informe de la guardia civil que pide su imputación por corrupción política.
Además, y a la usanza del finiquitado Eduardo Contreras, ex alcalde de Molina de Segura, que atestaba los plenos municipales en los que estaba previsto pedir su dimisión con una cohorte de fieles y entusiastas, resultando imposible encontrar asiento libre una hora antes del inicio de los mismos; PAS, compartiendo idéntico modus operandi, en este caso desde la Asamblea Regional, ha congregado una tropa dirigentes y simpatizantes con el objetivo de insuflar ánimos al que es su líder y benefactor, pues la mencionada sesión de control se barruntaba enormemente complicada.
Y es que a PAS, hay voces que así lo confirman, se le ha visto bajarse de nuestro flamante Audi A8 a la altura de la calle Acisclo Díaz; picaza en ristre y sera repleta de esquejes de Punica granatum al hombro; presto a clavarlos en los parterres del claustro más luminoso del Palacio de San Esteban.
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