Dicen que el rumor es la antesala de la noticia. Y el rumor del que se ha hablado, con no poco ruido, en los últimos días gélidos, ha sido noticia de la publicación de ese chat privado de WhatsApp de un grupo de militares jubilados que comentaban, a su manera, el deterioro actual de la situación política proponiendo fusilar, nada más ni menos, que a veintiséis millones de hijos de puta. Y claro muchos han hechos cábalas acerca de quiénes serían exactamente esos candidatos a esa siniestra cifra y quiénes elaborarían esa lista. Esa cifra, esas veintiséis millones de balas, dan para un relato. Así comienza una de las novelas más importantes de Gabriel García Márquez: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Ya ven para lo que da el recuerdo de un solo fusilado.
Lo cierto es que al darse a conocer al público los mensajes de ese grupo privado de WathasApp, ese hecho ha propiciado que otros exmilitares hayan enviado cartas o comunicados al Rey, obviamente ya en otro tono, aunque saltándose la tradicional discreción de las Fuerzas Armadas, que caracteriza su neutralidad política. Por supuesto que cualquier exmilitar puede participar en política y opinar lo que le venga en gana. Actualmente hay 20. 000 militares retirados y más de 500 están expresando sus opiniones políticas. Esta situación, aunque inusual, sería irrelevante sino se sumara a esa atmósfera y a esa estrategia que mantienen la derecha y especialmente la extrema derecha, que en sede parlamentaria ha manifestado no solo que el Gobierno es ilegitimo, sino que lo ha tildado de criminal.
Resulta, como menos paradójico, que se tilde de ilegitimo a un Gobierno que sale como resultado de unas elecciones. Menos más que no dicen como Trump que las elecciones fueron un fraude. Y más paradójico que aquellos que han defendido y siguen defendiendo la dictadura franquista se propongan como salvadores de la democracia y de la Constitución.
Por las redes sociales se ha especulado, no con cierta ironía, quien podía estar en la lista de los veintiséis millones. Me recuerda al poema del pastor luterano alemán Martin Niemöller, que se atribuyó también a Beltor Brecht:
“Primero vinieron por los socialistas,
y yo no dije nada, porque yo no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas,
y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos,
y yo no dije nada, porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí,
y no quedó nadie para hablar por mí“,
En otra versión, dice;
“Luego detuvieron a los estudiantes,
pero como yo no era estudiante, tampoco me importó.
Finalmente detuvieron a los curas,
pero como yo no era religioso, tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde“.
A pesar de esos rumores, de ese grupo de WhatsApp, y de algún que otro comunicado de militares jubilados. En tiempos de paz y de pandemia, la visión que el ciudadano tiene y que valora es la acción de unas Fuerzas Armadas modernas, con acciones como los de la Unidad Militar de Emergencias (UME) para intervenir en casos de catástrofes públicas, nacionales e internacionales.
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