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Sobre este blog

Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.

De patos cojos y jarrones chinos

Félix Taberna

La expresión “pato cojo” se suele usar para calificar a políticos ya amortizados. Dado que no van a repetir, que están de retirada, no merece la pena disparar contra ellos. La expresión “jarrón chino” sirve para tildar a los expresidentes; muy valiosos pero nadie sabe dónde colocarlos. Estas personas de acreditada experiencia les resultan molestas para los que se quedan. Y les son molestas porque se salen de la lógica política. Ya no entran en la dialéctica de la supervivencia y no tienen que rendir pleitesía a la organización que antaño les sustentó. Por ello, suelen usar un verbo libre, fluido. Un discurso heterodoxo que no pretende tanto quedar bien con la audiencia sino expresar lo que ellos piensan.

Quizás por edad, y porque en cierto modo soy uno de ellos, debo reconocer que a mí me gustan sus discursos. No por su contenido, que dependerá de lo que digan, sino porque se expresan libremente, sin apego al poder. Piensan más en generaciones próximas que en elecciones venideras. Por ello, merece escuchar a los mismos. Hace unos meses, el presidente Obama expuso su último discurso de la Unión. Era consciente de ello y por eso empezó diciendo que no quería hablar del próximo año, sino concentrarse en los próximos diez años. En un futuro político que él no protagonizará.

Fue un discurso volcado en la creencia en las instituciones y en la democracia. Apostó explícitamente por lo políticamente correcto. “No se trata de corrección política. Se trata de entender qué es lo que nos hace fuertes, que no es otra cosa que el acuerdo entre diferentes, el acuerdo institucional”. En nuestro país cabe recordar que mediante el acuerdo entre diferentes, hemos institucionalizado nuestros sistemas públicos de pensiones, de sanidad, de educación... Unos sistemas que debemos mejorarlos para preservarlos.

Obama fue tajante contra los populismos, de cualquier signo. “Nuestra vida pública se marchita cuando solo reciben atención las opiniones más extremas.” Ya se olía el fenómeno Trump. Pero también fue una advertencia a todos los Trump del mundo que últimamente abundan. Chillan demagógicamente y les es rentable. La audiencia social está desarrollando dos fenómenos perversos. Por un lado, sólo escuchamos a quienes estamos de acuerdo con ellos; a nuestro homólogo, a nuestro idéntico. Por otro lado, solo prestamos atención a quien se hace notar mediante cualquier recurso llamativo. El ejercicio de la democracia debe distar del recurso al espectáculo y al ensimismamiento.

Pero Obama quiso también detenerse en el origen de la emergencia del populismo. Advirtió que la democracia necesita de unos lazos básicos de confianza entre sus ciudadanos. “Deja de funcionar cuando las personas sienten que sus opiniones no son importantes; que el sistema está amañado a favor de los ricos y poderosos o de algún interés específico.” Es decir, identificó las causas del populismo.

En fin, un discurso que merece la pena leer con atención. Sobre todo ahora que vamos de lleno a la campaña electoral. Ante la cual, es preciso vacunarnos. Es preciso que ante tanto ruido y furia nos pongamos a discernir, a construir criterio. Que nos pongamos a escuchar qué dice, y porqué lo dice, el partido al que nunca no le vamos a votar. Que seamos capaces de separar el grano de la paja; el tuit, el video gracioso de la idea sólida. Quizás todo esto sea aburrido; poco atractivo. Pero es que la política debe ser aburrida por predecible, evaluable y esperada. A la política no se viene a divertirse, ni siquiera a emocionarse, a la política se viene a aportar racionalmente utilidad social.

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