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EH Bildu, pieza clave para Chivite en Navarra pero vetada por los socialistas en Pamplona

Adolfo Araiz, Laura Aznal y Miren Zabaleta, de EH Bildu, en una reunión con el PSN de María Chivite en el Parlamento de Navarra.

Rodrigo Saiz

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Por segunda legislatura consecutiva, EH Bildu va a facilitar con su abstención la investidura de la socialista María Chivite como presidenta de Navarra. La coalición abertzale, que en los últimos cuatro años ha sido la formación en la que se ha apoyado el Gobierno de coalición de PSN, Geroa Bai (PNV y Socialverdes) y Podemos para sacar adelante leyes de calado como los presupuestos, volverá a ser socio externo del Ejecutivo. Sin embargo, pocas fotografías hay de los pactos con el PSN -al menos públicas- y en Pamplona y otras localidades donde EH Bildu necesitaba del apoyo del PSN para lograr la alcaldía, la izquierda abertzale no ha encontrado reciprocidad por parte de los socialistas. Todavía mantienen su máxima de no firmar acuerdos de Gobierno ni investir alcaldes de EH Bildu, formación a la que consideran que todavía “le falta un recorrido” en la condena del pasado terrorista de ETA.

La coalición formada por Sortu -formación heredera de la ilegalizada Herri Batasuna-, Eusko Alkartasuna (escisión socialdemócrata del PNV), Alternatiba (escisión de IU liderada por Oskar Matute) y, en su día, antes de terminar disuelta en EH Bildu, Aralar (partido pacifista creado por Patxi Zabaleta), lleva varios años exhibiendo su cara más pragmática. Alcanza acuerdos con el PSOE, tanto en Navarra como en Madrid, que han permitido los Gobiernos de Sánchez o Chivite, presupuestos y la aprobación de leyes como la de vivienda a nivel estatal.

Una vez más, en este acercamiento Navarra volvió a ser tubo de ensayo político. Ocurrió en 2019 cuando Chivite necesitaba del apoyo de EH Bildu, al menos en forma de abstención, para superar al bloque de la derecha integrado entonces en la coalición Navarra Suma (UPN, PP y Ciudadanos) y ser elegida presidenta. Pero los socialistas no querían pasar su línea roja de no hablar ni negociar nada con la izquierda abertzale. EH Bildu, aceptando las reglas marcadas por los socialistas, preguntó a su militancia si debían facilitar un Gobierno progresista sin exigir nada a cambio. Más del 70% de las bases dieron su 'sí' a la abstención hace cuatro años.

EH Bildu no formó parte del Gobierno foral, pero se convirtió en aliado recurrente de los socios del Ejecutivo. Un matiz: aunque es ahora cuando se habla del papel de la formación de Arnaldo Otegi, de 2015 a 2019 sí formó parte del Gobierno navarro en coalición con Geroa Bai e I-E (IU y Batzarre). Lideró dos carteras no menores: Interior y Medio Ambiente. De 2019 a 2023 se ha definido la relación como de acuerdos “puntuales”. Pero han sido multitud. Así, la coalición abertzale ha aprobado los presupuestos de Chivite hasta en cuatro ocasiones y sus votos han sido esenciales para sacar adelante leyes como la de cambio climático, la de vivienda, la de financiación local, la de reconocimiento a víctimas de abusos por parte de religiosos, la del juego o la de lucha contra el racismo o la xenofobia.

“EH Bildu no es socio. No se habla de socio presupuestario cuando se saca adelante unos presupuestos. Socios, para nosotros aquí en Navarra, son Geroa Bai y Contigo/Zurekin. Y socio, en España, es Unidas Podemos. Los otros son partidos con los que en un momento dado hablas para sacar adelante determinadas leyes”, señaló en una entrevista con elDiario.es con motivo de la campaña de las generales del 23 de julio el secretario de organización del PSOE, el navarro Santos Cerdán, gran valedor de Chivite y ahora estrecho colaborador de Sánchez.

Abiertos a votar a favor de Chivite si fracasaba la negociación con Geroa Bai

Al igual que en 2019, EH Bildu mostró desde el 28 de mayo, día en el que se celebraron las elecciones forales, su predisposición a facilitar un nuevo Gobierno progresista para “frenar a las derechas”, ahora divididas en tres patas, UPN, PP y Vox, pero con el mismo peso. Pero esta vez, incluso ha dado un paso más y, en un momento en el que las negociaciones entre PSN y Geroa Bai se encontraban encalladas por las diferencias entre partidos por el reparto de cargos, se abrió a valorar su voto afirmativo para facilitar que Chivite fuese reelegida presidenta de la comunidad foral. Era un escenario que ya no resultaría tan incómodo para los socialistas como en 2019 dado que, al fin y al cabo, Pedro Sánchez también precisa del apoyo directo y expreso de los diputados soberanistas en el Congreso. 

Pese a todas estas concesiones por parte de la coalición abertzale, EH Bildu no ha encontrado en el PSN la misma actitud cuando las mayorías jugaban a favor de la izquierda abertzale. Es el caso de Ayuntamientos como los de Pamplona, Barañain, Estella o Valle de Egüés, donde los socialistas prefirieron que gobernara la derecha de UPN antes de levantar su veto e investir a un alcalde de EH Bildu. Es una decisión que sentó muy mal en algunos sectores de la izquierda abertzale y que llegó agrietar las relaciones de cara a la investidura de Chivite. Con todo, EH Bildu ha mantenido la máxima repetida por su coordinador general, Arnaldo Otegi, de impedir gobiernos de la derecha, y volverá a facilitar un Gobierno de PSN, Geroa Bai y Contigo/Zurekin (Podemos, Izquierda Unida, Batzarre, Equo y Alianza Verde) liderado por María Chivite. Ahora el apoyo de sus bases a esta posición pragmática ha subido del 70% al 82%.

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