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Astigarraga suma a los rumanos

Cartel del documental 'Balta Txuria, Balta Berdea. El rumor del Urumea' de SOS Racismo

Patricia Burgo Muñoz

El Ayuntamiento de Astigarraga tomó el año pasado la decisión de no cerrar los ojos ante una situación que, como en otros muchos municipios, se vive en la localidad. Desde hace casi una década los campamentos conocidos como 'Balta berdea' y 'Balta txuria' sirven de asentamiento de personas del Este de Europa de origen gitano que viven allí de manera irregular. La decisión del municipio guipuzcoano fue empadronar al cerca del centenar de inmigrantes que viven a orillas del río Urumea.

“La mayoría de los ayuntamientos deciden expulsarlos o ignorarlos, sabiendo que la imposibilidad de empadronarse supone la muerte civil de estas personas, que no tienen acceso a la educación ni a la sanidad”, explica Anaitze Agirre, de SOS Racismo Gipuzkoa. Esta organización vio en esta iniciativa una posibilidad de promover las “buenas prácticas institucionales” y decidió contar la historia en un documental: 'Balta Txuria, Balta Berdea. El rumor del Urumea'. La cinta se estrenó ayer, coincidiendo con el 'Día de los Derechos Humanos', en en el Teatro Principal de Donostia, y con proyecciones silmultáneas en Astigarraga, Bilbao, Donostia, Errenteria, Getxo , Mutriku y Zarautz.

En abril de 2012 el Gobierno vasco planteó a diferentes municipios la posibilidad de regularizar a estas personas, y hasta ahora solo Astigarraga ha recogido el guante del Ejecutivo. La iniciativa pone en marcha una intervención que llegará a 2017, fecha en la que se espera que no exista el campamento y sus habitantes hayan logrado la inserción social. Para participar de la intervención, los vecinos de Balta Txuria y Balta Berdea tienen que firmar un compromiso y cumplir con las condiciones establecidas en el mismo.

Estas condiciones van desde las más básicas como mantener unos mínimos de higiene, o escolarizar a los niños, hasta la obligación de no abandonar el asentamiento en cinco meses. Si cumplen las condiciones, los nuevos empadronados podrán, en el tiempo estipulado en cada caso, como el resto de ciudadanos, acceder a las ayudas municipales.

El estigma de ser inmigrante, rumano y gitano

Una vez cumplido el primer objetivo institucional, visibilizar a un colectivo altamente estigmatizado, SOS Racismo quiere, con el documental, conseguir implicar a la sociedad y a otros municipios un proceso conjunto de inserción.

Estos objetivos son: sensibilizar a la población vasca sobre el alcance positivo que las buenas prácticas institucionales en el manejo de la diversidad pueden lograr en la integración y la convivencia con personas de Europa del Este de etnia gitana. Contrarrestar la opinión pública negativa y estereotipada sobre la población gitano-rumana a través de la visibilización de sus historias de vida y perspectivas de futuro. Producir un material que pueda servir para que las administraciones e instituciones competentes apliquen políticas de inclusión con este colectivo al que la marca de “inmigrante, gitano y rumano” le supone una estigmatización mayor, explica Agirre.

Durante la grabación SOS Racismo ha contado con la participación de fuentes instucionales, vecinos de Atigarraga, pero tambien a los propios protagonistas de la historia, “había que estar con ellos, ponerles caras y conocer sus historias”, apunta Anaitze Agirre. Este jueves el documental se presentará en Pamplona, y próximamente viajará a Tolosa, Hernani y Ordizia. “Iremos a todos los sitios que soliciten verlo”, dice Agirre.

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