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La baja natalidad inquieta en Euskadi

Las mujeres inmigrantes sostuvieron la natalidad en EE.UU. en los últimos 25 años

Eduardo Azumendi

En Euskadi, la tasa de natalidad preocupa y mucho.  En los años 2015 y 2016 se registraron unas reducciones de 2,8% y 2,1% respectivamente,  lo que evidencia que la caída en las tasas de natalidad  está estrechamente ligada al ciclo económico. En la comunidad autónoma, nacen al año unos 18.000 niños, la edad media de maternidad es de 33,4 años y la tasa de fecundidad es de 1,39 hijos. Números que demuestran el porqué el País Vasco es una de las regiones más envejecidas de España y de Europa. Ante este panorama, el Gobierno Vasco, las tres diputaciones y la Asociación de Municipios Vascos (Eudel) han suscrito hoy el Pacto por la Familia y la Infancia que, entre otras medidas, busca aumentar la natalidad.

Este pacto se concretará en un plan que, entre otras medidas, recogerá un incremento de dos a tres anualidades en las ayudas por segundo hijo, lo que supondrá un desembolso adicional de hasta cinco millones de euros al año.

A falta de mayor concreción, los objetivos enumerados por los firmantes del pacto los podría firmar cualquier ciudadano: garantizar unos recursos económicos mínimos a todas las familias con hijos y prevenir la pobreza infantil; facilitar que los padres y madres puedan dedicar todo el tiempo necesario a sus hijos; favorecer que todos los niños puedan recibir servicios de atención de calidad de manera accesible y asequible, y reorientar las políticas educativas para profundizar en un sistema escolar inclusivo y coeducador.

“Este Pacto”, subrayó el lehendakari Iñigo Urkullu, “responde a un reto de país, supone un compromiso público y reconoce la importancia de las familias como núcleo de relación humana, educación social, afectiva y comunitaria y se centra en el reto demográfico y la apuesta por la juventud”.

Uno de los obstáculos que deberá superar este Pacto es la lentitud con la que los hombres se implican en la participación del trabajo doméstico o en el cuidado de personas dependientes dentro de las parejas. La responsabilidad sigue recayendo en las mujeres y, de forma más intensa, cuando o no están ocupadas o disponen de un empleo a tiempo parcial. ¿El resultado? Pues que las mujeres que buscan estrategias de conciliación de la vida familiar y laboral se ven obligadas a abandonar el trabajo remunerado o a ajustarlo; a reducir el número de hijos o, directamente, a no tenerlos.

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