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“No hay árbol malo. Todos devuelven con creces el tiempo y el dinero invertido”

Alejandro Cantero, vocal de la Sociedad Española de Ciencias Forestales, en la entrada del Palacio de Congresos Europa de Vitoria.

Natalia González de Uriarte

Alejandro Cantero, vocal de la Sociedad Española de Ciencias Forestales, participa estos días en el Sexto Congreso Forestal Español que se desarrolla en Vitoria. El encuentro, que en esta ocasión ha reunido a 700 congresistas, se celebra cada cuatro años. El objetivo es presentar los resultados de las investigaciones y experiencias en materia de ciencias y técnicas forestales logrados en el periodo que transcurre entre cada edición, para fomentar el análisis y el debate de nuevas ideas y propuestas para la mejora de la gestión forestal y orientar la política hacia el sector.

El experto e ingeniero de montes de la Fundación Hazi considera que “todos los árboles devuelven con creces el dinero y el tiempo invertido y aquello que han tomado de la tierra”. Cantero asegura que los bosques además de ser un elemento indispensable de protección y conservación medioambiental son un “potente generador de empleo”.

Pregunta. Algunos propietarios privados dicen que con los árboles de sus bosques contribuyen a la conservación del planeta y que los estados deberían agasajarles e incluso pagarles, subvenciones a parte, por ese bien que cuidan y comparten con el resto de la sociedad. ¿Le parece descabellada está afirmación?

Respuesta. No, tiene su lógica si hablamos de propietarios de Euskadi, ya que más de la mitad de los bosques, el 54 %, están en manos de propietarios privados. Se calcula que son entorno a los 20.000 los propietarios privados y son los que aplican las políticas forestales, deciden plantar su bosque, cortarlo, hacer un desbroce o un camino. Son ellos los que realmente se ocupan de la conservación de esos espacios y los que se implican eso sí con la ayuda de las subvenciones. Y los beneficios medioambientales generados por esta actividad los aprovechamos todos.

P. Dan alimento, sombra, cobijo a los animales, refrescan y también dan calor con su leña, mejoran el aire o filtran las aguas. ¿Son tantos los beneficios que proporcionan los árboles?

R. Ya sea el haya natural autóctona de toda la vida y sus antecesores como esas especies menos apreciadas, exóticas, de crecimiento rápido como el eucalipto, todos y cada uno de ellos al final están haciendo un bien común, no hay árboles malos. Todos devuelven oxígeno a cambio de carbono, todos protegen a la biodiversidad y al final de su ciclo pueden dar un dinero al propietario, convirtiéndose en leña, en carbono fijado. Todos al final devuelven con creces lo que han tomado de la tierra y el tiempo y dinero invertido en su plantación y crecimiento.

P.¿La extensión de superficie arbolada sigue en aumento?

R. Sí. En España hay un 33% de superficie arbolada, en Euskadi se supera. Tenemos un paisaje dominado por bosques. Se sitúa entorno al 55% , más de la mitad de las tierras vascas son bosque. En el caso de la vertiente cantábrica, Bizkaia y Gipuzkoa, el porcentaje sube hasta el 60. La mitad de esos bosques son naturales, han venido solos y se regeneran con semillas y la otra mitad han sido plantados, en su mayor parte, por esos 20.000 propietarios, por sus abuelos, por sus padres. Lo han heredado unos de otros y cuando lo cortan lo vuelven a plantar en su mayor parte. Queda ya poca superficie por plantar. Lo que sí sobra es la madera. Cada vez hay más porque los árboles crecen más de lo que podemos cortar. Las necesidades actuales de la industria forestal están satisfechas, ha descendido la demanda y la crisis ha provocado el cierre de aserraderos. El ritmo que llevamos de acumulación ahora se está acelerando más.

P. ¿Cómo se certifica una gestión forestal sostenible?

R. El propietario se compromete a volver a plantar siempre después de talar y recibe un sello de calidad. Se les somete a una auditoria cada vez que hacen esta operación. Los técnicos visitan sus tierras para comprobar si cumplen con lo acordado. La ventaja es que los propietarios de madera certificada cuando piden una subvención tienen un porcentaje mayor de ayuda que otros que no tiene ese plan de gestión.

P. Para paliar la bajada de la demanda de madera se van abriendo nuevos mercados como el de la biomasa. Estas calderas sí se instalan en edificios públicos, pero las comunidades de vecinos se resisten a incorporarlas en sus inmuebles. ¿Por qué?

R. Hemos dejado pasar la burbuja inmobiliaria. Se han creado barrios enteros en los que se podía haber implantado desde el principio estas calderas alternativas a los combustibles fósiles. De haberlo hecho a estas alturas hubiéramos ahorrado muchísimo dinero. Ahora hay que esperar a que los propietarios amorticen esos mecanismos. Después cuando tengan que cambiar las calderas, los clientes se pasarán sin dudarlo a las de biomasa y se recuperará el tiempo perdido. El combustible es más barato y los precios del propano y del gasoil no dejan de subir. Además quemar astillas no contamina. Pero sí necesita una inversión inicial potente.

P. ¿Hay más alternativas para aprovechar los excedentes de madera provocados por el descenso de la demanda?

R. El mundo es totalmente deficitario en madera. Muchos países tiene que importar porque no han hecho una buena gestión de sus bosques. Aquí, sin embargo, estamos acumulando madera mientras las industrias madereras locales no terminan de arrancar. Así que se está creando un nuevo nicho de mercado con la exportación. Desde Euskadi han salido ya dos barcos cargado de 7.000 toneladas de excedente con destino a Centro Europa. Esta experiencia nos servirá para comprobar si esa demanda exterior es capaz de movilizar a las industrias locales y de dar impulso a la actividad económica en torno a los bosques.

P. ¿Los gobernantes son conscientes de las potencialidades de la madera?

R. La administración vasca siempre ha apostado por la certificación forestal y el apoyo al sector pero a algunos políticos les pasa desapercibido el hecho de que nuestros bosques son potentes generadores de empleo. Tradicionalmente lo forestal en Euskadi ha tenido mucho éxito. Hemos exportado materia prima y trabajadores que era muy apreciados . Las cuadrillas de desbrozadores vascos iban hasta a Los Alpes a trabajar. Debemos recuperar esa tradición porque hay un nicho de empleo por cubrir tremendo y hay que aprovecharlo. Aunque reconozco que el trabajo de monte no es fácil, a aquellos que lleven en paro mucho tiempo, si se les ofrece esta oportunidad, seguramente estarían dispuestos a aprovecharla. Pero hace falta que surja. Hacen falta más emprendedores con iniciativa que se atrevan a poner en marcha nuevas empresas que innoven, busquen soluciones y nuevos usos a la madera, nuevos productos.

En cuanto a España, el sector forestal es un desconocido hasta que llega el verano. En algunas comunidades han dejado abandonada la actividad forestal. No han apostado por ella y eso, en sí, supone un grave problema. Si no cortas y se siguen y siguen acumulando árboles, eso explota en forma de fuego. La gestión forestal es la mejor prevención.

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