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Al obispo de Pamplona se le rebelan los fieles

El obispo de Pamplona, Francisco Pérez.

N. Elia

No están siendo días beatíficos para el Obispo de Pamplona y Arzobispo de Tudela, Francisco Pérez. En pocas semanas, dos de sus intervenciones públicas han causado protestas, también públicas, en dos grupos bien distintos de sus fieles: las comunidades de base y los seglares se lamentan de que el obispo se oponga a la exhumación de los restos de los generales franquistas Mola y Sanjurjo del Monumento a los Caídos; y la comunidad Scout, que en Navarra acoge a 1.200 jóvenes y 150 monitores, se ha visto de la noche a la mañana disuelta sin previo aviso por orden del obispo. Aunque se trata de dos asuntos bien distintos, dan la clave sobre la capacidad de empatía del máximo pastor de la Iglesia en Navarra hacia sus fieles.

“No me opongo, nunca me he opuesto, ni me opondré”. Así de tajante se mostró el obispo esta semana ante las quejas de las comunidades de base de la Iglesia ante las alegaciones presentadas por el obispo contra la exhumación de los restos de los generales franquistas Mola y Sanjurjo de la cripta del Monumento a los Caídos decretada por el Ayuntamiento. En ellas, el Obispado argumentaba que “el hecho de que el Ayuntamiento sea el propietario del Monumento no le otorga facultades para exhumar los restos en un lugar de culto”. 

En un comunicado hecho público bajo el título “Pedir perdón y fomentar la reconciliación”, seglares y sacerdotes de las Comunidades Cristianas de Base de Navarra denunciaron varios hechos, que en su opinión, no puede ignorar el obispo: En primer lugar, “el papel, la responsabilidad y significación que Emilio Mola y José Sanjurjo tuvieron en el golpe de Estado del año 1936 y sus secuelas, en forma de represión criminal y cruenta en Navarra, donde no hubo frente de guerra”.

En segundo lugar, “el inequívoco carácter de exaltación que el mausoleo tiene de unos comportamientos inaceptables desde la lógica democrática y la exigencia de derechos humanos, pero también desde el punto de vista evangélico y cristiano”, denuncian los cristianos de base. Y añaden que “pretendidas razones, supuestamente sagradas,  o legales, no pueden justificar o encubrir la violencia y el crimen”.

El tercer párrafo del comunicado arremetía directamente contra la Iglesia, al denunciar “el papel de la Iglesia Española en general, y de la Navarra en particular, que, salvo algunas honrosas excepciones, además de bendecir y caracterizar como 'Cruzada' aquella oscura y trágica sublevación, no estuvo al lado del derecho de los débiles y perseguidos, de las víctimas y sus familias, de la justicia en suma”.

El comunicado hizo mella en el obispo Pérez. Al día siguiente, en una comparecencia pública, recordó que “desde los años 80 se ha venido trabajando para dar una sepultura digna a todos los que están en las cunetas y en lugares indignos” cumpliendo el deseo de sus familiares.

Con respecto a la petición hecha desde las comunidades de base para que retire las alegaciones presentadas a la exhumación de los restos de Mola y Sanjurjo, el obispo intentó calmar los ánimos y explicó que se han presentado sólo por razones técnicas. Aclaró que para exhumar los restos legalmente son necesarios dos permisos, el del Ayuntamiento y el de la Iglesia, puesto que la cripta en la que se encuentran enterrados los generales franquistas está “consagrada”. “Es una cripta, está consagrada, se requiere la autorización para poder exhumar, pero yo no me niego, son las familias las que lo tienen que pedir y después ya se verá, y esto sin duda en ese diálogo con el Ayuntamiento”, quiso zanjar el obispo. No obstante, al conceder a las familias de los enterrados la facultad de solicitar o no el permiso, el obispo se opone de facto a la exhumación del los restos, sabedor de que las familias de los generales se oponen al traslado.

Los scout, a sus ordenes

Pero el futuro del Monumento a los Caídos no es el único asunto que ha traído de cabeza estos días al máximo mandatario de la Iglesia en Navarra. Esta semana, sin previo aviso, dio por disuelta la asociación de Scout católicos y dejó en la calle a 1.200 jóvenes y 150 monitores que han tenido que paralizar sus actividades ante la falta de un seguro y locales donde desarrollarlas.

El propio obispo ha reconocido que la disolución del grupo de Scout obedece a la “falta de sintonía” que, en su opinión, ha manifestado el grupo hacia las propuestas del arzobispado “para una vinculación más afectiva con la vida de la Iglesia”. El caso es que los distintos grupos de scout católicos de Navarra se han encontrado, de golpe, sin la cobertura del seguro que les proporcionaba la asociación ahora disuelta por el obispo, de manera que han tenido que paralizar de forma temporal sus actividades durante estos días.

Los problemas organizativos con los scout comenzaron en enero, cuando el obispo designó un “comisariado” para gestionar la asociación, que hasta entonces había tenido un funcionamiento asambleario. Antiguos monitores consideran que el grupo estaba “intervenido” por el arzobispo desde primeros de año. Estos mismos monitores explican que el comisario propuso una serie de cambios profundos para los scout, como el perfil del monitor, o la metodología de las actividades que se desarrollen. El diálogo para implantar estos cambios exigidos por el obispo se redujo, según los monitores, a un “turno de palabra cronometrado” en una reunión que tuvo lugar en el Seminario el pasado mes de junio y durante la que manifestaron su descontento.

“Cuando uno pertenece a un movimiento scout católico, lo primero es que se identifique por lo católico”

En un informe elaborado recientemente por el comisario diocesano, Ion Díaz Elduayen, este manifiesta que “una de las dificultades por las que pasaba la asociación era la confesionalidad”. También el obispo ha ratificado que el verdadero problema para la Iglesia reside en que los scout católicos de Navarra coincidían en el desarrollo de su actividad con otros grupos scout aconfesionales. “Hay scout que están asociados al movimiento scout católico, hay otros que están asociados a otras realidades e, incluso, hay otros que no son ni creyentes”, dijo Pérez, y “la diócesis no puede aglutinar a todos”.

Sin más intercambio de opiniones, esta pasada semana el obispo ha disuelto la asociación Euskalerriko Eskatuak Nafarroa-Scouts Católicos de Navarra (EEN-SCN) y ha creado una nueva llamada Scouts Católicos de Navarra-Movimiento Scout Católico (SdN-MSC).

La nueva asociación, de la que no se conocen aún ni estatutos, ni órganos de control o funcionamiento, estará dirigida por el comisario que nombró el obispo. “Yo no te obligo a que seas lo que yo soy, pero te lo propongo”, dijo el comisario Díaz. “Habrá otras propuestas, pero la mía es esa. Cuando uno pertenece a un movimiento scout católico, lo primero es que se identifique por lo católico”, remachó el obispo. “Yo no echo a nadie, simplemente, ahora invito a que puedan asociarse a la nueva asociación de movimiento scout católico”.

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