Sin estrategia y sin empleo
Los primeros meses del gobierno de Cristina Cifuentes serán recordados, entre muchas cosas, por sus juegos con el lenguaje. Sus planes de regeneración democrática no regeneran, sino que buscan reducir la representatividad de la Cámara regional mientras inventa argucias de todo tipo para que los diputados del PP puedan evitar el tercer o cuarto código ético que les hace firmar. Sus cacareadas políticas sociales distan mucho de revertir los recortes de los últimos años o de hacer frente a la emergencia social en Madrid, mientras consolidan la descapitalización y la externalización en servicios públicos claves como la sanidad. El tercer ejemplo de las acrobacias lingüísticas de Cifuentes es su recientemente presentada Estrategia Madrid por el Empleo.
En efecto, la mencionada estrategia dista mucho de ser algo que merezca la pena definir así. Se trata de un mero conjunto inconexo de políticas activas, que no responden a un plan estratégico o un modelo de región, sino que se limitan a cubrir el expediente en una materia tan sensible como son las políticas de empleo. Una estrategia por el empleo requiere de un gobierno que se tome las políticas públicas en serio, que elabore un diagnóstico, que actúe de manera coherente ante dicho análisis y que tome decisiones sobre el modelo productivo. Eso y no otra cosa es lo que nos permitiría generar empleo, una apuesta de desarrollo regional sobre las que construir las políticas activas y no al revés, ya que por ejemplo, no podemos proyectar políticas y cursos de formación sin saber sobre qué sectores vamos a apostar y por lo tanto sobre qué formar a nuestros parados. Esto no es más que construir la casa por el tejado, que elaborar un plan de empleo sin cimientos reales.
Siendo sinceros, no podemos decir que no exista estrategia, existir, existe y es una muestra clara de esa paradójica renovación que descansa en el continuismo con el Gobierno de Cristina Cifuentes con las políticas de Ignacio González, Esperanza Aguirre o Alberto Ruiz-Gallardón, y esto en materia de empleo es más que preocupante. El grueso de la misma se basa en exenciones fiscales, bonificaciones o tarifas planas, cuando está demostrado que el contrato termina cuando acaba la bonificación, cuando el empresario deja de ahorrarse dinero por esa contratación.
Ante el drama más importante de madrileños y madrileñas, la Comunidad opta por un papel secundario o de mera figurante. La gran parte de la responsabilidad en la creación de empleo descansa en el tejido empresarial. Pero esta falta de esfuerzo se agrava cuando comprobamos que ninguno de los 320 millones de euros que se van a invertir viene directamente de la Comunidad. A esto se añade que la Comunidad de Madrid solamente va a invertir 47,4 millones de recursos propios en materia de empleo para 2016, un 0,02% de PIB de nuestra región.
La gestión del PP ante las necesidades de la ciudadanía, no sólo se ha caracterizado por la dejadez, también por la ineficiencia y el desaprovechamiento de los recursos públicos. El informe de la Cámara de Cuentas sobre la fiscalización del presupuesto de la Comunidad de Madrid de 2014 dice que el programa de Empleo se ejecutó solamente en un 73%, el de Formación en un 43% y el de Estrategia y Fomento del Empleo en un 67%.
Esta 'estrategia' deja muchos temas de lado. No asume la necesidad de poner medidas para mejorar la bajísima calidad del empleo. En enero volvió a crecer el desempleo en la región y descendieron las afiliaciones a la seguridad social, y casi el 50% de las contrataciones fueron parciales y de menos de seis días. El fenómeno de los trabajadores pobres se asienta en la región. Según el último informe de la Red Europea de lucha contra la pobreza en Madrid el 34,6% de personas que están en riesgo de pobreza y exclusión social en la Comunidad están trabajando y lo que es peor, el 17,6% de la población en riesgo de pobreza y exclusión social en la Comunidad de Madrid está trabajando a jornada completa. Esta es la muestra más clara de a dónde nos están llevando las políticas del Partido Popular.
El plan de empleo del gobierno de Cifuentes se olvida de otras dos cuestiones. Madrid es una de las regiones europeas con mayores índices de desigualdad territorial, y diferentes investigaciones internacionales señalan que el modelo de empleo es un factor explicativo de esa situación. El Gobierno lo reconoce en su propio diagnóstico, muestra una diferencia de más de 10 puntos entre los municipios con más y menos tasa de paro, sin embargo parece olvidarse de ello y no toma medidas para paliar esta situación de injusticia entre la ciudadanía de nuestra Comunidad. Algo similar ocurre cuando hablamos de empleo e igualdad. En la semana del día internacional de la mujer, Cifuentes presenta una Estrategia donde la gran mayoría de las partidas en este ámbito, ya de por si insuficientes, carecen de dotación presupuestaria y de previsión de impacto.
Cristina Cifuentes tiene que elegir entre dos modelos de empleo, entre el modelo de los trabajadores pobres, del descenso de la capacidad adquisitiva y de la precariedad laboral, o el del empleo de calidad dentro de un modelo productivo que asegure la creación de empleo y la reducción de la desigualdad regional. Lo único que queda claro en este Plan de Empleo es que se ha decantado por el primer modelo.