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En memoria de Juan Manuel Martín de Blas, un grande de la televisión pública en España

Juan Manuel Martín de Blas

Enric Lloveras

Periodista y emprendedor, exdirectivo de RTVE, fundador de eldiario.es —

Han pasado ya unos días desde que Elisa, su hija,  me llamó para comunicarme que Juan Manuel se nos había ido. Hasta hoy no he tenido claridad mental, emocionado como estaba por superar su ausencia, para escribir estas líneas. No por esperada, la noticia nos ha afectado menos. Juan (Manene para muchos de sus amigos) llevaba tres largos años luchando contra un maldito cáncer que lo fue consumiendo poco a poco.

Quedábamos cada mes para conversar y arreglar el mundo a nuestra manera, y en estos encuentros hablábamos muy poco de su enfermedad. Como siempre, Juan seguía bebiéndose la vida a sorbos y nuestras conversaciones se llenaban de lecturas, de viajes, de comidas ricas, de una televisión que apenas existe y, como no, de política, casi siempre con rabia e indignación.

Juan Manuel Martín de Blas fue uno de los primeros socios de eldiario.es. Creo que en buena parte estaba orgulloso de nuestra amistad porque, además de conservarla y sobrevivirla durante treinta largos años, veía con satisfacción mi pequeña contribución a la fundaciÓn de este periódico.

Enfadado como estaba por las cosas que pasan en España, inquieto por la zozobra de una Catalunya que amaba también profundamente, entendía que una prensa libre e independiente era imprescindible para seguir contando las verdades del barquero a los lectores decentes. 

Martin de Blas y Catalunya

Manene ha sido uno de los grandes de la televisión pública en España. Quiero empezar recordando como un señor de Candeleda, Ávila, hizo una de las mejores contribuciones a la relación España-Catalunya en su paso por el Centro de Producción de Programas de TVE en Barcelona.

Juan pasó por Miramar cuando el dictador aún vivía, como Jefe de Programas y, a pesar de esta complicada circunstancia, protagonizó una de sus épocas más brillantes (1974-1978).  Contó con realizadores como Mercè Vilaret, Lluís Maria Güell, Antoni Chic, Orestes Lara, Roger Justafré o Sergi Schaaff en los que confió la producción de muy buenos programas dramáticos, lógicamente en catalán. En este periodo nacieron joyas como “Personatges”, de Montserrat Roig o “Terra d'Escudella”, con Els Comediants. A pesar de que a Manene le tocó lidiar con los últimos meses de la dictadura, tuvo la valentía de servir de altavoz a toda una generación que tenía vetado el acceso a la televisión, comprometiéndose con la cultura catalana. El día de su muerte se derramaron algunas lágrimas sinceras en Barcelona. Entre su lista de amigos seguía contando con Sergi Schaaf, creador de “Saber y ganar”, la actriz Rosa Maria Sardá o Papitu Benet i Jornet. Tuvo también una especial relación con el añorado Joan Ramón Mainat, que se nos fue demasiado pronto.

Un artesano del documental

A Juan le tocó mandar mucho y durante muchos años, aunque el poder no tenía sitio en su ADN. Lo utilizó para trabajar a favor de una buena televisión pública. Como director de Producciones Externas pilotó la producción de ficciones ya emblemáticas como “La plaza del diamante”, “Teresa de Jesús” o “Los gozos y las sombras”. Fue uno de los mejores directores de programas de TVE, quizás el mejor si la objetividad existiera, pero su huella quedará especialmente en la historia de la tele como director de documentales.

Era un hombre de formación sólida y gran cultura (licenciado en Sociología, Ciencias Políticas y Periodismo). Vivió rodeado de libros y de películas, siempre buenas, y su magnífica preparación se reflejó en series documentales que siguen teniendo plena vigencia. Anoten estos nombres: “Por la ruta de la memoria”, “Esta es mi tierra”, “Elogio de la luz”... Si tienen curiosidad, echen un vistazo a alguno de sus trabajos. Les aseguro que me lo agradecerán.

Mi preferida es “Esta es mi tierra”, donde algunos de los mejores escritores en castellano hablan de la ciudad o del país en el que han crecido o vivido. Desde Francisco Umbral a Manuel Vicent, pasando por Ana María Matute, Carlos Castilla del Pino, José Saramago o Julio Llamazares pasaron por las primeras entregas, producidas en 1981, que tuvieron otras tres secuelas hasta 2005 con otros nombres destacados como Terenci Moix,  Carlos Fuentes, Rodrigo Rey Rosa, Eduardo Galeano, Tomás Eloy Martínez, Alfredo Bryce Echenique o Andrés Trapiello.

Siempre le reproché que no escribiera sus memorias. Los largos meses (años) que pasó con más de cuarenta grandes escritores de la literatura española le reportaron centenares de anécdotas humanas que eran tan interesantes como el contenido de sus programas.

Con Bryce Echenique visitó el Perú que pobló su infancia y adolescencia: las ciudades de Huancayo, Tarma o Jauja, en los Andes, la selva alta de San Ramón y La Merced y, sobre todo, la Lima que dio origen a “Un mundo para Julius”; con Eduardo Galeano nos enseñó Uruguay; con Tomás Eloy se adentró en Argentina y Carlos Fuentes nos permitió conocer México. 

Magnífico el programa que hizo con Andrés Trapiello recorriendo las riberas del río Torío (León), las colinas de la sierra de Los Lagares (Cáceres) y buceando en el Rastro madrileño, lugares que protagonizan su poesía, sus novelas y sus libros de memorias. 

Elogiando la luz 

Adoro también su proyecto documental dedicado a la arquitectura, “Elogio de la luz”. Trece capítulos dedicados a la arquitectura española, protagonizados por Oriol Bohigas, Santiago Calatrava, Álvaro Siza, Rafael Moneo o Zaera. Nos enseñaron edificios emblemáticos como el Kursaal de San Sebastián, la Fundación Miró de Palma, el Pabellón Olímpico de Badalona, el Palacio de Congresos de Salamanca, la estación de tren de Atocha, el aeropuerto de Bilbao o el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia. 

En 2006, cuando realizaba con Manuel Vicent la serie “Por la ruta de la memoria”, se vio obligado a dejar la televisión pública, como prejubilado, al verse afectado por un Expediente de Regulación de Empleo en RTVE. 

Recuerdo que en aquel momento no dudó en calificar la decisión de prejubilar a más de 4000 personas de RTVE como “una salvajada”. Gente en plenitud de su talento creativo y profesional se vieron en la calle con 50 o 52 años. A él, que en aquel momento contaba con 58 años, le pareció un disparate sin paliativos, y auguró, como así ha sido, que la televisión pública pagaría esta absurda decisión, perdiendo el liderazgo y la relevancia que siempre había tenido en España. 

Manene hizo muchas cosas más: fue el responsable, dentro de RTVE, de los grandes eventos de la Expo de Sevilla y de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992; el impulsor de la televisión temática, que le llevó a crear el primer paquete de cadenas vía satélite, entre los cuales un canal como Teledeporte; además de convertirse en asesor de Pío Cabanillas cuando éste intentó convertirle en Director de TVE y José María Aznar, en aquel momento Presidente del Gobierno, lo impidió porque la fama de “rojo” de mi amigo Juan era ya legendaria y le precedía. 

Recibió muchos premios, a los que nunca dio importancia. 

Juan Manuel Martín de Blas nos dejó discretamente, tal como había vivido. No quiso ningún tipo de ceremonia pública, ni privada, ni religiosa, ni civil y, pragmático como era, donó su cuerpo a la ciencia por si en el futuro podía servir para mejorarnos la vida, como siempre había hecho con su trabajo. Hombre de una honestidad a prueba de bomba, se marchó en silencio, dejándonos, a los amigos, más huérfanos que nunca, un único ruego: “Beberos, en mi recuerdo, una copa de un buen vino”. 

Así lo hemos hecho.

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Juan Manuel Martin de Blas falleció el pasado 11 de diciembre de 2018 en Madrid, tras una larga enfermedad.

Enric Lloveras es exdirector del Centro de Producción de TVE en Sant Cugat, exdirector de Producción de Programas de TVE en Prado del Rey y socio-fundador de eldiario.es

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