Ya no vale (solo) con contar turistas
La semana pasada se aprobó en la Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo de Samarkanda el marco estadístico para la Medición de la Sostenibilidad en el Turismo (MST). Un hito en la identificación y desarrollo de indicadores turísticos que me ha hecho rememorar esas imágenes en blanco y negro de los años sesenta y setenta, cuando España celebraba a bombo y platillo la llegada del ‘Turista Un Millón’. Era, sin duda, un símbolo de la progresiva apertura internacional del país, pero, sobre todo, era el principal indicador de una industria turística incipiente que tenía como objetivo casi único crecer en volumen. Desde entonces hasta hoy, España se ha convertido en la primera potencia turística europea, aunque no sea necesariamente la que más visitantes recibe y, como nos gusta decir en Turespaña, en el destino favorito del mundo. Nuestro país lidera los rankings de competitividad turística mundial, así como de pernoctaciones y gasto turístico en el continente, con indicadores de estancia media y fidelización que son la envidia de cualquier destino turístico.
Sin embargo, en estos más de 50 años de desarrollo turístico hay algo que no ha cambiado: seguimos leyendo grandes titulares con el número de turistas al final de cada temporada comparándolo con los de temporadas anteriores. Ciertamente, como ahora con el MST, costó mucho esfuerzo, allá por los años noventa del pasado siglo, que Naciones Unidas desarrollara e implantara una metodología internacional para las estadísticas de turismo, que tenían como uno de los grandes indicadores de referencia el cálculo de turistas internacionales. Pero ¿sigue siendo el número de visitantes el indicador más relevante para evaluar la salud del turismo en España? Ya les adelanto que en mi opinión no o, al menos, no solo.
La elección de indicadores y su interpretación son elementos clave en la toma de decisiones empresariales y de políticas públicas y, por tanto, en la configuración del modelo turístico. Una vez superado lo peor de la crisis provocada por la pandemia, el sector turístico, como otros sectores productivos, se enfrenta a enormes retos relacionados con la descarbonización y la emergencia climática. En el caso del turismo, además, la democratización del acceso a los viajes y su integración masiva en espacios antes reservados para residentes locales han generado un fuerte impacto social en algunos destinos que debe abordarse. En este contexto de profundos cambios estructurales es estratégico que identifiquemos y difundamos indicadores que permitan a gestores públicos y privados transitar los antes posible hacia un modelo sostenible y responsable.
Con este objetivo, desde Turespaña estamos desarrollando herramientas como la encuesta anual de satisfacción del visitante internacional que, además de alojamiento, infraestructuras, cultura o gastronomía, incluye aspectos relacionados con la percepción de la sostenibilidad de la experiencia turística que, cada vez más, será un factor importante en la decisión de visitar un destino. Turespaña, además, copreside el comité de estadística de la Organización Mundial del Turismo, organismo desde el cual se ha desarrollado el marco estadístico para la Medición de la Sostenibilidad en Turismo, mencionada al principio, y que permitirá medir los impactos y dependencias del turismo en la economía, la sociedad y el medioambiente. En este marco del MST, Turespaña pondrá en marcha un proyecto piloto el próximo año para la medición de la percepción del impacto del turismo en la población local española, que esperamos sea una herramienta útil en la gestión de destinos.
Estos son solo algunos ejemplos de generación de conocimiento e indicadores que, junto con otros proyectos tanto públicos como privados, son fundamentales para guiar el desarrollo del turismo español del futuro. Pero tan relevante como el desarrollo de estos indicadores es su comunicación, difusión por parte de los medios de comunicación generalistas y sectoriales e implantación en el sector como herramientas de gestión en administraciones públicas y empresas que permitan que ningún eslabón de la cadena de valor del turismo se quede atrás. Son estos indicadores y no -al menos no solo- el número de turistas los que ayudaran a modelar una industria enfocada en producir más y mejores empleos, empresas más competitivas y una mejor convivencia entre residentes y visitantes.
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