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El presidente Sánchez lidera la respuesta económica de la UE al COVID-19

Las familias políticas tratan de acercar posturas antes del Consejo Europeo

David Balsa

Presidente de la Conferencia Eurocentroamericana —

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El próximo jueves en una Bruselas absolutamente desierta —Bélgica es el país del continente con mayor proporción de fallecidos por millón a causa del COVID-19— se reunirá por videoconferencia el Consejo Europeo. Esta institución de la Unión Europea reúne a los jefes de estado y de gobierno de los 27 actuales estados miembros y es considerada unánimemente como el núcleo central de decisión.

La reunión se celebra en medio de una tensión extrema entre el Norte que se niega a mutualizar deuda y el Sur que reclama una solidaridad efectiva —especialmente para impulsar la recuperación económica postcrisis— ante la epidemia del Covid19 que en apenas un par de dramáticos meses ha causado cerca de cien mil fallecidos en la Unión Europea y hundido en la recesión a casi todas las economías nacionales.

El presidente Pedro Sánchez ante esta situación de bloqueo y confrontación - con el más que previsible fracaso de la Cumbre - ha realizado un movimiento audaz: plantear una tercera vía entre el negacionismo de Alemania y Holanda frente la exigencia de los llamados “coronabonos” de Italia. España ha enviado un pormenorizado documento a las capitales europeas con el planteamiento de un ambicioso “Fondo Europeo de Recuperación Económica de la UE” dotado con hasta 1,5 billones de euros.

No es una cifra al aire: coincide con los estudios realizados por el área económica de la Comisión Europea y evaluaciones internas del Banco Central Europeo. Esta propuesta ha suscitado el aplauso inmediato de Bruselas demostrando la visión de Madrid al apostar por una solución que garantice el objetivo central de movilizar los fondos para la recuperación económica - petición legitima de Italia y de Francia así como de otros países europeos compartida plenamente por España, pero posibilitando su aceptación a la Canciller Angela Merkel y al Primer Ministro holandés Mark Rutte dado que abre la via —como ha defendido Berlín en varios foros internacionales— de vincularla al Marco Financiero Plurianual de la UE 2021-2027.

Hans Timmermans, el vicepresidente 1º de la Comisión Europea, ha respaldado públicamente la iniciativa española y este lunes 20, en una teleconferencia con medios de comunicación europeos, ha manifestado textualmente por si quedaban dudas: “la propuesta de España puede ser la base para el acuerdo en el Consejo Europeo”. El apoyo del presidente del Parlamento Europeo, el socialista italiano David Sassoli, se da ya por descontado a estas horas en los círculos diplomáticos en Bruselas. Madrid ha acertado al esquivar el debate nominalista sobre los “coronabonos”.

Lo importante es conseguir los fondos para la reconstrucción de la economía española y para financiar los acuerdos que - si la oposición española es mínimamente responsable, surgirán en las negociaciones que el Presidente Pedro Sánchez esta impulsando con las diferentes fuerzas políticas. La estrategia española en el ultimo “Eurogrupo” —la reunión de ministros de economía de la UE— fue aceptar el ofrecimiento de la ayuda financiera del MEDE, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, así como lineas financieras del Banco Europeo de Inversiones como un primer paso para preparar nuevos avances cuando el terreno estuviese listo.

Algunos criticaron al Gobierno español —entre ellos algunos líderes populistas italianos— por aceptar el MEDE sin entender el fondo del acuerdo. La clave es que el acuerdo del “Eurogrupo” no suponía para España renunciar en modo alguno a la imprescindible cobertura financiera de la UE al proceso de reconstrucción y recuperación económica de los países mas castigados por el COVID-19. El Consejo Europeo aparecía hasta anteayer abocado a un estéril diálogo de sordos. Ahora este escenario ha cambiado y se abre un esperanzador clima de apertura en varias capitales europeas ante la propuesta de Madrid de creación del “Fondo Europeo de Recuperación Economica de la UE”.

Tal y como plantean las principales voces de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo la iniciativa española crea un terreno común donde el Sur puede conseguir sus objetivos, apoyo amplio en plazos razonables para financiar la reconstrucción y sin condiciones: España propone transferencias a fondo perdido, no créditos condicionados a brutales recortes sociales como en la crisis del 2008.

Por otra parte la iniciativa española, que se presenta inteligentemente como el punto intermedio entre dos extremos, permite a los líderes de los países del Norte poder salvar la cara y vender al regresar a casa a sus opiniones públicas respectivas una “victoria a los puntos” puesto que - al menos nominalmente - no se aprobarán los tan demonizados “coronabonos”.

Tanto Merkel como Rutte saben además que si mantienen su inmovilismo a ultranza Madrid puede girar hacia las posiciones mas radicalizadas de Italia con lo cual el fantasma de una ruptura de la UE —algo que devastaría a todas las economías del contiente, incluidas por supuesto la alemana y holandesa— podría empezar a pasar a ser una opción real. El presidente Pedro Sánchez, en un claro aviso a navegantes, lo dijo claro y nítido en Madrid este 4 de abril: “España no renuncia a nada”.

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