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La profesión médica frente a la principal amenaza contra la salud: el cambio climático

Cambio climático

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La lucha contra el cambio climático es un enorme reto que no admite más prórrogas. Nos encontramos ante un desafío inaplazable del que nadie debe quedar fuera, especialmente la profesión médica, puesto que estamos hablando de la mayor amenaza contra la salud que se cierne sobre la población mundial.

Esta convicción es la que ha llevado al Consejo General de Médicos a dar un paso adelante y crear una Alianza Médica contra el Cambio Climático que, además de sensibilizar a la administración y a la población sobre el enorme impacto en la salud que éste conlleva, quiere poner de manifiesto que el sector salud contribuye considerablemente a incrementar la huella de carbono, una línea de trabajo con la que, creemos, resulta imprescindible comprometerse.

Este asunto no es baladí, y nada mejor que un dato para abrir los ojos y reaccionar. Los estudios han puesto de manifiesto que el sector sanitario en su globalidad sería el quinto país con mayor agresión climática, y dentro del sector, tan solo la industria farmacéutica vierte al medio ambiente más gases de efecto invernadero (GEI) que la industria de la automoción.

Las repercusiones del cambio climático sobre la salud humana son muy amplias, de hecho, la Organización Mundial de la Salud cifra en 250.000 las muertes adicionales directas debidas al cambio climática a partir de 2030; 38.000 por exposición de personas al calor; 48.000 por diarrea; 60.000 por paludismo, y 95.000 por desnutrición infantil, sin hablar de las indirectas cuyas cifras son mucho más elevadas. Enfermedades cardiovasculares o respiratorias, infecciones por vectores o digestivas, son solo algunos ejemplos claros del impacto directo en nuestra salud. Pero no podemos hablar solo de las consecuencias en la salud física, la amenaza del cambio climático es un estresor emocional y psicológico y los datos que se manejan alertan de que las personas con trastornos psiquiátricos son susceptibles de ser afectados de forma desproporcionada por las consecuencias del cambio climático. Los movimientos migratorios, el deterioro de la calidad del aire y la reducción de acceso a la comida serán otras de las terribles consecuencias que están por llegar.

Es necesario ponerse manos a la obra y crear un mapa de vulnerabilidad de efectos en la salud desde el cambio climático, diseñar en coordinación con los organismos internacionales una hoja de ruta clara y sensibilizar a la población para que esta toma de conciencia se arraigue en cada ciudadano del mundo. Es aquí donde las corporaciones jugamos un rol fundamental. Los gobiernos deben de apoyarse en las organizaciones médicas para afrontar las múltiples interrelaciones entre la salud y el cambio climático.

En definitiva, la lucha contra el cambio climático salva vidas, especialmente las de los más vulnerables, un principio y una misión que se encuentra desde hace miles de años en la esencia propia de la Medicina y de quienes la ejercen y la practican. Por ello, desde la corporación vamos a luchar para acabar con esta doble injusticia y lo hacemos desde diversas áreas, a través de la Alianza Médica contra el Cambio Climático, en la que a través del consejo médico junto con nuestros pacientes podemos contribuir a la reducción de la huella de CO2, a través de la Fundación para la Formación de la OMC formando y difundiendo con seminarios tanto a los profesionales médicos, pacientes y sociedad en general y desde nuestro compromiso enmarcado en la estrategia mundial One Health. Solo aumentando la colaboración interdisciplinar en el cuidado de la salud de las personas, los animales y el medio ambiente, lograremos elaborar e implementar programas, políticas y leyes en pro de la mejora de la salud pública. No podemos salir de esta pandemia en la que estamos inmersos sin nada aprendido, hay que estar preparados para la próxima pero lo imprescindible es tener suficientes recursos para prevenirla y sobre todo evitarla.

Decía el maestro Eckhart que “el precio de la inacción es mucho mayor que el costo de cometer un error”. Desde la profesión médica sabemos que no podemos esperar y que toca caminar juntos en una marcha firme y decidida porque, no lo olvidemos, la salud del planeta es la nuestra.

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