La respuesta de Iberoamérica a la COVID-19
Iberoamérica está siendo golpeada por la emergencia sanitaria mundial generada por la pandemia del hasta hace unos meses desconocido coronavirus. Con diferente impacto según los países pero con una progresión cada vez más preocupante se ha demostrado, por si quedaban dudas en este mundo globalizado, que las respuestas nacionales son insuficientes ante crisis de este calado y que la cooperación internacional y las instituciones multilaterales son claves en la respuesta. Un virus surgido en un mercado de la ciudad de Wuhan, en la República Popular China, ha saltado a los cinco continentes; generando una emergencia que puede agravar requiriendo medidas contundentes de forma concertada, para salvar vidas y evitar un hundimiento económico.
Creemos sin embargo que es posible reducir y controlar el virus en Iberoamérica y en el mundo preservando las vidas de nuestros ciudadanos, como hemos sido capaces de hacer frente a anteriores epidemias, así como tomar medidas para reducir el impacto de la crisis en nuestras economías.
Debe haber una respuesta conjunta, que conscientes de la gravedad del momento, nos permita compartir experiencias y recursos sanitarios. De nada servirá detener la pandemia en un país de nuestra región si en el vecino esta se propaga de forma descontrolada.
Como Parlamento Centroamericano, nos hemos puesto a disposición para apoyar el “Plan Regional de Contingencia en Centroamérica” aprobado por los Ministros de Asuntos Exteriores de los Estados del Sistema de la Integración Centroamericana, SICA. Por ello, nuestra región, en Centroamérica y República Dominicana, está dando una respuesta cohesionada a esta crisis de trágicas magnitudes.
Desde el Parlasur, el Parlamento del Mercosur, hemos propuesto, y fue aceptado por los Gobiernos que ya han hecho un aporte inicial, la creación de un Fondo de emergencia para combatir la COVID-19.
Entendemos también que Iberoamérica mediante los mecanismos de la CELAC y de la Cumbre Iberoamericana debe apostar por una doble respuesta a esta crisis: primera y urgente en el plano sanitario, seguida de una acción coordinada en el plano económico social. La prioridad absoluta es frenar la propagación de la epidemia para lo cual apostamos por fortalecer los sistemas sanitarios públicos de nuestros países dotándolos de los recursos financieros así como del material y personal médico preciso para poder afrontar con garantías la epidemia.
La cooperación entre las naciones iberoamericanas -prestando apoyo mutuo y solidario con equipos y personal médico- es clave para poder rebajar el número de víctimas mortales de la COVID-19. En este sentido la crisis actual hace impostergable la iniciativa de constituir una “Agencia Iberoamericana del Medicamento” que siguiendo el ejemplo de la “Agencia Europea del Medicamento” con base en Ámsterdam, proteja la salud humana mediante la promoción de la investigación científica -clave en la respuesta a la COVID-19 y futuras amenazas similares- así como la evaluación de los medicamentos en nuestra Iberoamérica.
Desde el Parlamento Centroamericano, el Parlasur y la Conferencia Eurocentroamericana recomendamos la creación de este organismo en el marco de la XXVIIª Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno a celebrarse el 25 y 26 de noviembre en el Principado de Andorra.
En el plano económico y social respaldamos plenamente las iniciativas para proteger a las capas más desfavorecidas. Nos sumamos por una intervención más decidida del Banco Central Europeo ante la crisis así como a la petición al Consejo Europeo de un mayor apoyo desde Bruselas a los países, como es el caso de los iberoamericanos, que son castigados por la COVID-19 en otras regiones del planeta. Agradecemos especialmente que España -a pesar de estar sufriendo en primera línea esta epidemia- no haya olvidado a Iberoamérica y esté siendo ampliamente solidaria con nuestros países a través de la AECID –la Agencia Española de Cooperación Internacional–.
Apoyamos la solicitud al Fondo Monetario Internacional para que se establezca un programa de ayudas y condonación de deudas a los países más afectados por la epidemia del coronavirus conforme a la gravedad del momento que vivimos. Estas medidas, desde el Fondo Monetario Internacional y desde la Unión Europea deben ser generosas e inmediatas ante la emergencia mundial a la que nos enfrentamos.
Proponemos que la vacuna contra el nuevo corona virus sea un bien de uso público, universal y gratuito. Las farmacéuticas, los organismos multilaterales y los gobiernos deben comprometerse a que la propiedad intelectual será de uso público y que se tomarán las medidas para anular las patentes sobre la misma.
Este es un problema global que exige una respuesta global. No es factible erradicar el virus en unos países y en otros no. La COVID-19, como ha demostrado ampliamente, no respeta fronteras.
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