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Centrarse en lo importante

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El nuevo director del New York Times, Joe Kahn, explicaba este domingo en una entrevista publicada en ABC los motivos por los que ha pedido a sus periodistas que no usen Twitter “demasiado”. Kahn decía algo que tendría que ser de perogrullo pero que no lo es para muchos periodistas, demasiados políticos y para no pocos ciudadanos. “Debemos estar siempre dispuestos a escuchar las críticas, pero en las redes no son tan útiles y tampoco tan representativas”, argumenta Kahn. La audiencia, como los electorados o los seguidores de un club de fútbol, son mucho más amplios y heterogéneos que lo que los algoritmos o las burbujas nos dictan. Y los debates, por suerte, no son tan tóxicos como pueden llegar a serlo en Twitter. Por eso, la conclusión del director del New York Times es que los periodistas debemos centrarnos en lo importante. Una recomendación extensible a otros ámbitos.

Centrarse en lo importante es explicar qué pasa con el máximo rigor y honestidad, también cuando las informaciones pueden no convenir a la línea editorial de un medio. Lo importante es no dejarse llevar por presiones políticas o económicas (para ello es imprescindible tener unas cuentas saneadas). Lo importante es saber que a menudo los ataques más o menos dirigidos en redes para cuestionar una información responden a intereses económicos o políticos que nada tienen que ver con el periodismo. 

Para los partidos que quieran centrarse en lo importante lo primero sería no recurrir a falsear datos, como hizo Alberto Núñez Feijóo en su estreno hace una semana en el Senado, cuando afirmó que la prima de riesgo estaba en 250 cuando en realidad el diferencial entre el bono alemán y el español estaba a menos de la mitad, a 113 puntos básicos. Que las recetas económicas para hacer frente a indicadores preocupantes como puede ser el de la inflación sean distintas no significa que haya que mentir. En el caso de la derecha, centrarse en lo importante debería ser trabajar para mejorar la salud democrática del país y eso es incompatible con dar entrada al neofascismo en los gobiernos o copiarle las recetas para evitar la fuga de votos. La polarización no es un accidente inevitable. Hay estrategias y alianzas que la abonan.

En los partidos de izquierda, priorizar lo importante ya no es una opción. El resultado de Ayuso en Madrid, las últimas elecciones en Castilla y León y los augurios de las elecciones andaluzas deberían ser más que un aviso y una prueba de que centrarse en lo importante es imprescindible para sobrevivir como coalición de gobierno en la próxima legislatura. Lo más inmediato sería dejar de buscarse problemas nuevos porque bastantes tienen ya. Las cuitas internas o las broncas estériles entre socios solo sirven para abrir camino a la alternativa de una alianza entre la derecha y la extrema derecha. Sería bueno que lo entendiesen los cuadros de los partidos pero también una parte de sus electores. 

Una cosa es tener visiones distintas, algo lógico, y otra es enmendar a última hora en el Parlamento proyectos que ha aprobado el Consejo de Ministros o cambiar de posición sobre el Sáhara sin avisar y sin que aún se haya ofrecido una explicación convincente. En el caso del espacio que representan Podemos, Izquierda Unida, Más País, lo que queda de las confluencias y la figura de Yolanda Díaz, no se entendería que no se llegase a un acuerdo para presentarse a las próximas elecciones con un proyecto sólido y que encaje a las distintas sensibilidades. Eso sería centrarse en lo importante.

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