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¿Por qué los derechos humanos de Cuba sí y los de Colombia no, señor presidente?

Manifestantes se enfrentan a integrantes del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) de la Policía colombiana, en la Loma de la Cruz en Cali (Colombia)

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Señor presidente: Le vi el otro día en la tele, en una entrevista en la que calificó de duras las imágenes que llegaban de la represión policial en Cuba contra las protestas y los periodistas. También leí el comunicado que hizo público el Ministerio de Asuntos Exteriores en el que pedía a las autoridades cubanas que respetaran los derechos fundamentales y especialmente el derecho a ejercer libremente la protesta. Y mire usted, sinceramente estoy de acuerdo, las violaciones de derechos humanos se rechazan vengan de donde vengan.

Es que es indiscutible que el respeto por los derechos humanos hoy es un imperativo moral categórico para los Estados modernos y la comunidad internacional debe intervenir haciendo llamamientos cuando estos no se respeten y más aún si se pone en riesgo la integridad y la vida de la población. Esto es imbatible, tanto o más como su gusto por el chuletón al punto. Sin embargo, es curioso que esto lo tenga tan claro cuando se trata del Gobierno cubano y no del colombiano. 

Se lo voy a contar y así aprovechamos a que el nuevo ministro de Exteriores se entere y no le pase lo de la anterior, que nunca dijo nada sobre el tema: Colombia lleva casi tres meses en manifestaciones, un estallido social producto del agotamiento colectivo que ha generado la desigualdad, la pobreza, la corrupción, el inexistente apoyo del Gobierno a la población en medio de una pandemia y el incumplimiento de los acuerdos de paz por parte del Gobierno y esto solo de manera muy resumida.

La respuesta estatal a estas reclamaciones ha sido una represión militar brutal, calificada por organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch como un patrón sistemático a lo largo del país que no se había visto antes en América Latina. Una represión que ha dejado al menos 75 asesinatos, 4486 casos de violencia policial, 28 casos de violencia sexual y que además ha contado con la participación de civiles armados que tienen no solo la complicidad sino la protección del mismo Estado. Paramilitarismo en estado puro, que se evidencia además en las escabrosas cifras de desaparecidos –se calcula que son 539– que siguen apareciendo descuartizados en los ríos del país. 

No deja de llamar la atención, señor presidente, que este aterrador panorama no le haya generado el más mínimo grado de preocupación, es que usted no solo se ha debido enterar por los medios internacionales y nacionales que aquí mismo se lo hemos contado. Sino además porque la de Colombia es la comunidad latina más grande en España y se ha movilizado como nunca antes denunciando estas atrocidades, pero además pidiendo su apoyo y rechazo a estos crímenes. Sin embargo, la Delegación de su Gobierno en Madrid, -el mismo que defiende el derecho a protestar-, prohibió las manifestaciones de las y los colombianos cuando vino la canciller de visita diplomática. Todo esto aunque la misma Comisión Interamericana de Derechos Humanos haya reconocido el uso excesivo, desproporcionado y letal de la fuerza pública en Colombia. 

Presidente Sánchez, en Colombia van 50 masacres solo en este año, es el país en el que más defensoras y defensores de derechos humanos y medio ambientales se asesinan en el mundo y es el segundo país en tasas de muertes por protestas superado solo por Birmania. ¿Es ese un estándar en derechos humanos respetable para usted? ¿Por qué intercede por los derechos humanos de Cuba y no se preocupa por los derechos de la gente de Colombia, de esa misma que sigue llegando a España año tras año pidiendo asilo y a la que su Gobierno continúa negándoselo sistemáticamente, aun sabiendo que allá la están matando?

No quiero pensar que es por asuntos comerciales, que hay intereses económicos con Colombia que no tiene con Cuba, que es por ejemplo por los negocios las multinacionales españolas o lo que dicen por ahí, que es por el armamento que se vende a Colombia desde hace varios años.  

Le soy sincera señor presidente, me resulta muy irónico que encontrándose en las antípodas ideológicas del eterno opositor de su partido político y de la extrema derecha, usted con el tema de Colombia se encuentre en perfecta consonancia con el PP y VOX: la complicidad con un Gobierno represor y vulnerador de los derechos humanos.

Igual todas estas son elucubraciones mías y de quienes vemos con extrañeza el interés selectivo en la defensa de los derechos humanos, y usted tiene poderosas razones para justificar por qué la vida de la gente de Colombia no le ha merecido ni un pronunciamiento. Sería interesante que nos diga ¿por qué los derechos humanos de Cuba sí y los de Colombia no, señor presidente?

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