Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Israel aprovecha hasta el inicio del alto el fuego para continuar la masacre en Gaza
El grupo de León: la conexión entre Quirón, la pareja de Ayuso y el ático de Chamberí
OPINIÓN | 'Los imperios de las galaxias', por Enric González

Ego non te absolvo

El exconsejero de Salud de la Comunidad de Murcia, Manuel Villegas
20 de enero de 2021 22:58 h

66

“En la Iglesia la sentencia es absolutoria, aunque se establezca que hemos sido culpables.”

Papa Francisco “Misericordiae Vultus”.

Yo no os perdono. Nadie os puede perdonar, ni siquiera un sacerdote si es que sois creyentes, porque os falta contrición. La corrupción no se perdona, no se disculpa, no se embosca. La corrupción se paga asumiendo la responsabilidad política y eventualmente las responsabilidades penales derivadas de tu conducta. Puede haberlas. 

Cuatrocientas vacunas malversadas para ocultar el trato de favor dispensado al consejero de Sanidad de Murcia, Manuel Villegas, y a su mujer. Cuatrocientas. Toda la consejería por delante para tapar su indecencia. No hubo un solo justo. Nadie se plantó y dijo: no es mi turno. Nadie se negó y dijo: se la estoy arrebatando a otro que me precede. 

Corrupción. La marca de la bestia en nuestro país. Corrupción sistemática y sistémica. Avisé de que habría más problemas con los corruptos que con los antivacunas y aquí tenemos el chorreo de los que se nos han colado -a los de riesgo, a los mayores, a los sanitarios en activo-. Ellos lo valen. Tú no sabes quiénes son ellos. No sabes qué son además de gilipollas. Una vacuna que debe guardar registro para una segunda dosis y para certificaciones de inmunidad es el peor convoluto con el que probar suerte para mancillarte. Llevas contigo el estigma y te acompaña la certificación. 

No hay perdón para la ignominia. No hay perdón para la utilización de lo público mediante favoritismos, menos admisibles que nunca en las actuales circunstancias de avidez y espera para toda la ciudadanía sin excepción. 

“Si alguien cree que he actuado mal”, dice el estólido consejero en una frase que demuestra hasta gramaticalmente que él no, que él ni siquiera tiene la más mínima noción de la decencia que le permita valorar lo que ha hecho. Así pide perdón: “poniéndome en la piel de las personas que se hayan podido sentir ofendidas”. Mas no estamos ofendidos sino indignados y asqueados. No queremos que pidas perdón, casi no nos hace falta con tu dimisión forzada sino que queremos ver sus consecuencias después. 

Dos gerentes de los hospitales de Basurto y Santa Marina lo han hecho también. Han dimitido. No hubiera dejado el PNV que continuaran ni un segundo más. Son listos. Cuatro alcaldes del PSOE han sido sancionados y suspendidos de militancia por lo mismo y no han dimitido aún. El presidente del Colegio de Médicos de Murcia. ¿Cuántos más? Se tienen que largar. No hay medias tintas. La pandemia, la emergencia, las muertes, el riesgo. Nadie tiene derecho a usurpar la salvación a otro y menos un cargo público saltándose sus propias normas. 

Responsabilidad política clara y evidente. El Partido Popular, al que junto con los huesos de aceituna se le escaparon los exabruptos contra esos alcaldes y los apoyos a Villegas, ha dudado y se ha hecho el remolón a la hora de cesarlo. Miren a ver que pasa con su mujer, si también es un cargo de libre designación. Lo de los funcionarios habrá que analizarlo desde otro prisma pero tampoco puede olvidarse. Cuatrocientas personas. Ochocientas dosis. Tal vez la de su padre, querido lector, o la suya propia. 

La responsabilidad penal puede existir y debe ser investigada. Podría tratarse de malversación. La malversación es un delito que supone que un funcionario o cargo público realiza una administración desleal o una apropiación indebida del patrimonio público y las vacunas lo son y escaso. Si para conseguir esa vacunación además han influido sobre cualquier otro funcionario -de su consejería, médicos, sanitarios, etcétera- puede haber además tráfico de influencias. Espero que pronto vía Fiscalía o mediante presentación de denuncias o querellas empecemos a judicializar lo que en sí es un claro acto de corrupción. No es más nimia por ser la vacuna más pequeña. El acto es de una gravedad pasmosa. Es bajo, rastrero y vil hasta la náusea. 

Urge un protocolo sobre esas famosas “dosis sobrantes”. En mi opinión si van a servir como cobertura de un largo y ancho chorreo de familiares, políticos y hasta ricos y famosos que sean llamados para aprovecharlas, prefiero que se pierdan.

Queda además sobre la mesa la duda de la segunda dosis. ¿Premiamos a los corruptos y les inyectamos a las tres semanas otra vez para completar su vacunación y que consigan así su objetivo? Es una pregunta con muchas aristas. Me dirán que ya que estamos, adelantamos en la inmunidad. Contestarán otros que no se les puede dejar en el aire por si luego no les funciona bien. Yo, por el contrario, soy más bestia y no volvería a llamarlos hasta que no les corresponda. Es lo justo y es lo disuasorio. Como continuemos tragando toda excusa y toda bazofia que nos sirvan para amparar la corrupción en la vacunación, ya les auguro que en dos o tres meses todo el que “sea algo” acabará por encontrar un resto que llevarse a los leucocitos. Si, además, encontrar ese primer resto te asegura una vacunación completa y en regla, esto va a ser la fiesta nacional.

Villegas se ha largado, acogotado el gobierno de coalición por la implacable exigencia de Ciudadanos. Los alcaldes del PSOE se tienen que ir. Decencia torera se llama y responsabilidad política. Espero que en estos casos las presiones vengan también de los votantes porque, ¿saben?, los votantes de derechas de Murcia, los empresarios, sus grandes fortunas, también están esperando su turno. Debe llenarles de orgullo y de satisfacción ver cómo se les cuela el jeta del consejero.  

Pedir perdón sin más es una indecencia lo haga un Rey de España o un oscuro consejero de Sanidad. Al Borbón le costó la corona y abdicó y Villegas, que no tiene mayor bula, ha sido cesado con fórceps. El Partido Popular ha perdido otra oportunidad de mostrarnos su diligencia en materia de limpieza democrática y de lucha contra la corrupción. Lo del dinero es sucio pero lo de la vacuna es cieno puro, tan asqueroso y purulento como el de aquellos que se enriquecieron vendiendo penicilina adulterada en la guerra mundial. 

Al tipejo de Murcia lo han largado ya. Queda pendiente establecer qué les va a suceder a partir de ahora a todos los que osen robarnos nuestro puesto en la fila de la salvación.

No los vamos a perdonar. No es posible. 

Etiquetas
stats