Golpe maestro
El grupo Vetusta Morla tiene una canción llamada “Golpe maestro” con un mensaje que pudiera tener interpretaciones, pero de la que yo saco un mensaje político:
“Robaron las antenas,
la miel de las colmenas,
no nos dejaron ni banderas que agitar.
Cambiaron paz por deudas,
ataron nudos, cuerdas
y la patrulla nos detuvo por mirar“.
Bueno, cuadra, realmente así nos hemos sentido durante mucho tiempo gran parte de la población: nos cambiaron la paz por las deudas y muchos fueron detenidos por manifestarse pacíficamente en contra de justo eso mismo.
Fue un atraco perfecto,
fue un golpe maestro
dejarnos sin ganas de vencer.
Fue un atraco perfecto,
fue un golpe maestro
quitarnos la sed.
Y eso parecía. Ellos parecían impunes y nosotros parecíamos vencidos. Pero de repente surgen las movilizaciones post15M, las mareas, las convocatorias ciudadanas:
Fue un atraco perfecto,
excepto por esto:
nos queda garganta, puño y pies.
No fue un golpe maestro,
dejaron un rastro,
ya pueden correr. Ya vuelve la sed.
Y sí, parecía que el golpe finalmente no había sido tan perfecto, que dejaron cabos sin atar y, además de que muchos de los ladrones de la miel de las colmenas pasaron por Soto del Real, los de abajo empezamos, usaron sus puños y sus gargantas para conseguir ocupar sus sillas: con la victoria de Ada Colau, Manuela Carmena y Mónica Oltra, entre otros, las cosas parecían empezar a ser de otra forma. Una nueva manera de derrocar el bipartidismo que se había estado pasando con beneplácito la bomba de relojería que era/es este país. Una fórmula surgida desde las plazas, desde la indignación, desde abajo.
Pero el poder a derrocar no está, como nosotros, a solas. El poder, como ya sabemos, tiene los medios más poderosos, tiene la teles, tiene los periódicos de mayor tirada. Y lo que tiene que perder el poder no es ni de lejos lo mismo que puede perder el pueblo, por mucho que usen su influencia para hacerles creer que así es.
Por eso, cuanto más se acercan unas elecciones generales, más claro van dejando los más poderosos del cuarto poder cuáles son sus miedos, que siempre casan con los miedos del primero.
Ahora que ya se acercan otras elecciones pero pedir el voto para el Partido Popular da demasiada vergüenza y hacerlo para el PSOE no es seguro desde que tontea con la posibilidad de pactar con Podemos, medios como El País y El Mundo han optado por lo mejor para ellos: apoyar claramente a Ciudadanos. El cambio tranquilo. Y ellos saben muy bien cómo de tranquilo es este cambio. Es como si al cambio le hubieran dado una sobredosis de valium, para que nos hagamos una idea de la tranquilidad del mismo. Porque ellos, al contrario que muchos de nosotros, no tienen ninguna prisa porque nada cambie.
No hay duda de que existen muchos españoles encantados con el proyecto claramente de derechas de Ciudadanos, lo que es difícil desentrañar, como siempre, es cuántos de verdad están encantados porque les favorece en sus vidas y proyectos y cuántos lo creen así después de los miles de mensajes recibidos desde los medios diciéndoles lo que es mejor para ellos. ¿O alguien cree que los 11 millones de españoles que votaron al Partido Popular hace cuatro años son todos de derechas?
El nuevo director de El Mundo no ha querido esperar más (¡sólo quedan tres meses!) para posicionarse, no sólo junto a Ciudadanos como una posible nueva España, “la tercera España”, sino en contra claramente de Podemos:
“Hay una España, menos ruidosa y difícil de encasillar, cansada de darle oportunidades a los partidos de siempre y que sin embargo no está dispuesta a echarse en brazos del populismo de izquierdas que ve un modelo de país en la Venezuela chavista. Es una España que no tiene reparos en defender en el mismo párrafo la economía del libre mercado y la justicia social”, escribía hace dos días David Jiménez, director de El Mundo.
Lo que no explica es cómo se conjuga (Ciudadanos por supuesto tampoco) el libre mercado con la justicia social. De lo que sí habla es de lo imprudentes que son aquellos que se dejarán conquistar por (y se echarán en los brazos de) Podemos, y mete en la misma oración: “chavista”, “populismo”, “Venezuela” y como por casualidad “izquierdas”. Todo eso es Podemos, un partido que aún no ha gobernado y que está formado por miles de personas en cientos de círculos, que ni han estado jamás en Venezuela ni han seguido nunca de cerca las políticas de Chávez.
Pero Podemos en este artículo, como en muchos otros, no tiene el beneficio de la duda, porque eso sólo lo merece Ciudadanos:
“El líder de Ciudadanos no ha gobernado nada y está por probar. Aunque eso, en esta España herida por la crisis y fatigada de vieja política, difícilmente puede ser una desventaja”. Sigue David Jiménez.
Y tanto que no lo es. No es una desventaja para Ciudadanos, pero sí parece serlo para Podemos, a pesar de que ninguno ha gobernado aún. Curioso cuando menos.
También El País, el periódico más leído junto con El Mundo en España, lleva desde los inicios de Podemos escribiendo editoriales y artículos (y hasta portadas con CV supuestamente falsos) contra el partido “populista”, y desde que Ciudadanos representa una verdadera amenaza para que Podemos se alce en las encuestas (con o sin confluencia), también escriben sobre la alternativa perfecta que parece representar Ciudadanos para derrocar al bipartidismo, pero por supuesto, estos editoriales, portadas y artículos son en un tono muy distinto.
“Albert Rivera tiene una buena oportunidad, tanto por la frescura de su proyecto, como por el hartazgo de los españoles hacia los partidos tradicionales”, rezaba el editorial de ayer mismo de El País.
Cómo son las cosas. Ha sido llegar Rivera a la política nacional con su cambio sensato y sobredosis de tranquilizantes y los medios más poderosos comenzar a criticar el bipartidismo que tanto defendían hasta hace tres días. Y toda esta defensa y apología de lo calmado de Ciudadanos (como si nuestra crisis económica, de valores y de principios, tampoco es que sea una cosa muy urgente, como si tampoco fuera para tanto) ¿cómo afectará a las elecciones?
No quiero ser una ceniza, pero creo que la repercusión que tendrá este bombardeo (que no dejará de aumentar de intensidad hasta el 20D), puede que acabe con un nuevo tema de algún grupo, esta vez llamado “Sí que fue un golpe maestro, después de todo”.