Habemus líder
Alberto Núñez Feijóo se presentó en el Congreso de los diputados para ser investido líder de la oposición y lo ha conseguido de manera indisputable. No parece mal resultado para un debate donde todos sabíamos que el final sería una derrota y lo más probable resultaba salir tocado y hundido.
No acudió para convencer a los cuatro votos que le faltan para ser presidente. Él es un hombre pragmático. Las misiones imposibles se las deja a Pedro Sánchez. Acudió para convencer a los suyos de que aún es el líder que les puede guiar hasta la Moncloa, que no es un one-hit wonder, que ha venido para quedarse más de lo que a muchos les gustaría; empezando por una parte de los suyos. No hay un solo votante que pueda pensar que le hayamos defraudado, dijo antes de la segunda votación perdida, y parece que los suyos están de acuerdo
Presentarse a la investidura, aunque fuera para perder, y conducirse como presidente, aunque solo fuese unas horas, suponía una pieza clave en el plan de supervivencia y redención de Feijóo; mucho mejor conocedor de su partido que aspirantes a relevarlo. Era vital seguir pedaleando para no caerse o ser empujado. Si hubiera renunciado a acudir a la investidura habría resultado una presa fácil. La cara de Isabel Díaz Ayuso tras su discurso el martes visualizó la mejor prueba de su éxito. Ella, que venía para asistir a un funeral y hacer de viuda de la derecha, se encontró con una proclamación y una fiesta en honor al líder renacido.
Mientras mantenga viva su candidatura nadie en el PP se atreverá a cuestionar su liderazgo; mucho menos tras romper el aplausómetro en el Congreso y noquear a abrazos a Santiago Abascal. A la primera muestra de renuncia o cansancio que dé, el olor a sangre fácil empapará el partido de arriba abajo. Pregúntele si no me creen a Pablo Casado.
Ahora empieza lo fácil para Feijóo y lo difícil para Pedro Sánchez, que ya no podrá mandar a nadie para que responda en su nombre. El líder popular ha pasado su prueba de fuego, dejando a sus cuadros y a su entorno encantados y a Vox sumido en el desconcierto y la intrascendencia. Terminar la tarea de reducir el espacio que ha logrado ocupar la extrema derecha y provocar nuevos comicios conforman los siguientes objetivos en el plan de Feijóo. Su mensaje desde la tribuna al PNV y a lo que quede de Convergencia en Junts no pudo resonar más claro. Espérenme que voy tan pronto acabe de poner en su sitio lo que tengo a mi derecha. Aunque ya se sabe qué suele pasar con los planes: que unos salen y otros no, como los pimientos de Padrón.
33