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Hay otra forma de gobernar

Alberto Núñez Feijóo, entre Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. EFE/ Raúl Caro

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El nuevo equipo de Alberto Núñez Feijóo arrancó su andadura con un eslogan muy oportuno: “Hay otra forma de gobernar”. Por si fueran pocas las evidencias de su gestión, les estallaba al tiempo el escandaloso pelotazo de las mascarillas adquiridas por el Ayuntamiento de Madrid, tiznado de agravantes. Hay otra forma de gobernar: la del PP, una pura desvergüenza con demasiada frecuencia, remite a la España clasista y tramposa nunca abandonada por sectores de esta derecha patria.

Como diría Pablo Casado, el presidente del PP expulsado por romper la omertá, mientras cientos de personas morían de Covid, los mandatarios de Madrid contrataban la compra de material sanitario con el hermano de Ayuso o con los amigos de la jet set de un primo de Almeida. Con tan exagerados beneficios para los comisionistas que, en el caso del Ayuntamiento, llamaron la atención de los bancos primero y finalmente de la Fiscalía, que ha interpuesto una querella por “estafa agravada, falsedad documental y blanqueo de capitales”.

Material defectuoso en buena parte, cobrado a precio de oro. Ínfima calidad en test que no servían o guantes por los que cobraron 2 dólares el par cuando costaban en las tiendas 8 céntimos. El ayuntamiento de Almeida pagó 11 millones de euros, de los que los empresarios de “alta alcurnia” Luis Medina Abascal y Alberto Luceño se embolsaron 6 millones de dólares como 6 soles refulgentes, con los que adquirieron, se cree que como blanqueo de capitales, entre otros objetos de lujo un Ferrari, un Lamborghini, un Rolex y un yate que partió en primera singladura hacia Sotogrande. Todo con una especie de olor a fritanga cara y Varon Dandy a granel.

El relato de la Fiscalía pone los pelos de punta. Oigan al periodista Aimar Bretos, que lo resume en pocos minutos a la perfección. Es un contraste brutal porque en los primeros momentos de la pandemia no había ni guantes ni mascarillas para casi nadie, ni siquiera para el personal sanitario que se contagió y sumó víctimas mortales al balance total. Qué cuajo hace falta para lucrarse con necesidades vitales y de esta forma tan ostentosa. Es la idea de en mi cortijo mando yo de toda la vida que se extiende de punta a punta de este país. Punto clave es que las carencias esenciales de la sanidad pública se debieron a recortes previos. Y ésa es la otra forma de gobernar del PP principalmente.

La hermana del comisionista de la Comunidad de Madrid entretanto afirma, a cara de perro en la Asamblea, que las denuncias contra ella –hay más, de los sanitarios a los que insultó gravemente también- quedarán en nada. Otra clave de la otra forma de gobernar del PP, que por algo se niega a renovar el Poder Judicial, más de tres años caducado ya. El historial de sonrojantes sentencias o sobreseimientos resulta alarmante y hace esperar cualquier cosa.

Sin embargo, las tramas del PP son tantas y de tal entidad que - al margen de la segura honestidad de muchos jueces-  algunas condenas resultan inevitables. Este viernes mismo, la Audiencia Nacional ha condenado por tercera vez al PP por lucrarse con la trama Gürtel. Por unanimidad han rechazado la argumentación presentada por el partido. Eso sí, confirma el delito pero deja una escueta multa de 200.000 euros. También vemos que, de momento, un juez ha imputado también a los comisionistas del Ayuntamiento de Madrid, Luis Medina Abascal y Alberto Luceño y ha embargado sus bienes. Se trata de un juez muy conservador y vinculado al PP, que tiene en su haber decisiones polémicas.

Otra forma de gobernar, si se mira, es la que realizan a favor del PP grandes medios. Del PP y de la ultraderecha. La gran baza de Feijóo -y así se lo dijo a Sánchez en su reunión de tres horas el jueves- es la bajada de impuestos. Acogida por regocijo por quienes no ven más allá, ni de su futuro en servicios del Estado del Bienestar. Y que no comparte la UE.

Feijóo no quiere crispación, dicen. Y hará de la economía la baza principal de su programa. Sí, esa forma de gobernar. Con privatizaciones y recortes de los servicios públicos. Y blindaje de los impuestos a las rentas altas. Políticas de derechas, en eso no hay trampa oculta.

La apelación del nuevo presidente del PP a la pasión constitucional de su partido entra sin embargo en el terreno de la ciencia ficción y no debiera confiar tanto en el olvido de muchos de sus propios votantes. Creado por siete ministros de Franco, su precedente en Alianza Popular fue extremadamente escéptico con la Constitución. Algunos de sus diputados se abstuvieron incluso de votar a favor de su aprobación. También de la Ley de Amnistía. Más tarde el PP fue rechazando el divorcio, el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la condena al franquismo… En fin.

Ésa es otra tara añadida -o recuperada- de la otra forma de gobernar del PP: su alianza con la ultraderecha oficial, de la que por este camino no va a librarse, caso de quererlo de verdad. Madrid precisamente ha demostrado también la directriz ultraderechista de sus dos grandes instituciones locales. Una pista de los resultados que da la asociación entre la marca blanca del fascismo y el escaso escrúpulo con el uso de las cuentas públicas. El hijo del Duque de Feria y Nati Abascal, lo mismo que su colega, un controvertido profesional... de la moda, carecían de experiencia en el sector sanitario. Igual que el hermano de Ayuso. Igual que la cuadrilla que dirigía la Operación Bicho, que dio inicio al fiasco de las residencias en la Comunidad, otra amiga que flipaba colorines, aunque no tantos como los nuestros al enterarnos. Y ahí siguen tan campantes Ayuso y Almeida, revalidados ambos por la nueva dirección de los populares. Impunes para la justicia y, si cabe peor y más dramático, para sus votantes.

El primer contacto entre Sánchez y Feijóo fue cordial, pero no todo lo que esperaba el presidente del PP. Algunos analistas señalan como acuerdos que van a hablar del Poder Judicial –decía Feijóo que tampoco es para tanto, que tres años son nada- y siempre que le “autorice” Ayuso, que se niega y le ha mandado un mensaje en ese sentido, el voto rogado y suprimir el término “disminuidos” de la Constitución. Qué quieren que les diga más.

Hay otra forma de gobernar, incluso para el PP.

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