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Opinión - Noticias que no interesan. Por Esther Palomera

Izquierda Española y la defensa Óscar Puente

El líder de Izquierda Española, Guillermo Del Valle.

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A Guillermo del Valle, futuro secretario general de Izquierda Española, le preguntaron donde Alsina si, en un futuro, pactaría con el PSOE, con el que comparte la E de española y el hecho de ser progresista, para hacer posible un gobierno no identitario de verdadera izquierda, esa entelequia que todos quieren aprehender pero nadie acierta a definir. El abogado dejó claro que con Sánchez la cosa estaba difícil, porque el presidente es la personificación de todos los males de la izquierda actual, que es una deriva nefasta y nefanda de la izquierda buena, y no hay ni puede haber una derecha tan mala como la izquierda de Sánchez.

La derecha española nunca ha tenido problemas de identidad, ni nadie de izquierda le acusará nunca de traicionarse a sí misma, porque no traiciona ideales el que nunca los tuvo, y eso lo saben Guillermo del Valle y todos los que publicitan a su nuevo partido: las ideas, buenas y malas, siempre son de izquierda. El abogado, fundador de ese think tank llamado El Jacobino que ha acabado pariendo un partido contra la izquierda oficial, tiene un discurso muy armado y muy sencillo con varias palabras claves como identidad, etnicismo, nacionalismo y dicotomía falaz, y repite que un extremeño es igual a un catalán, porque en las comparativas de derechas entre comunidades y regiones españolas nadie encuentra a un ciudadano más perdido y denigrado que los extremeños. Que se lo cuenten a María Guardiola. 

Para apuntalar que es de izquierda, se atreve a llevar la contraria a Isabel Díaz Ayuso y apostar por la centralidad sin fetiches, dando a entender, con razón, que no hay mayor fetiche español que Madrid. La cobertura mediática del nuevo partido insiste en su rechazo a Pedro Sánchez y a la realidad plurinacional, y en este país nuestro no hay nada más popular que atacar a Sánchez y a Cataluña y nada más de izquierda verdadera que criticar a la izquierda traidora y vendida y amnistiadora. Construir sobre los escombros de UPyD y Ciudadanos tiene sus pros y sus contras, aunque Guillermo Del Valle insiste en que su partido se diferencia de los extintos en que no es de centro, por mucho que lo parezca de tanto alejarse del nacionalismo periférico y acercarse al nacionalismo español de toda la vida.

Destaca la preocupación de la derecha por la supuesta orfandad de los votantes de izquierda, ciudadanos desesperados siempre en busca de El Dorado progresista imposible de alcanzar. La izquierda verdadera, la seria, la no nacionalista, solo se define desde la derecha, que es esa amiga segura de sí misma que siempre te dice que estás muy perdida y que no sabes lo que quieres, y que te convendría centrarte de una vez. La izquierda, consciente de sus contradicciones, no se atreve a poner en práctica la defensa Óscar Puente, que consiste en decir “me vas a decir tú, que eres más de derechas que el grifo del agua fría, qué es ser de izquierdas”, y quedarse tan ancha con su realidad plurinacional, diversa y periférica, siendo periférico el conjunto de españoles alejados del centro, del centralismo, de la M-30 y de VOX. Solo quedaría, pues, responder a una pregunta: cuántos partidos de izquierda buena tiene que crear la derecha para que el votante progresista esté, por fin, orgulloso de su voto. 

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