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Ley de vivienda, a estrenar, ideal para jóvenes y familias

Unas personas se interesan por las ofertas de una inmobiliaria. EFE/ Mariscal

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El anuncio, en cualquier portal inmobiliario, sería algo así:

“Magnífica ley de vivienda, de nueva construcción, a estrenar, ideal para jóvenes y familias. Limitación de subidas de alquileres, por debajo de IPC, índice de precios totalmente nuevo. Especial atención a zonas tensionadas. Sin gastos de gestión inmobiliaria ni otros gastos no atribuibles al inquilino. Desahucios con fecha y hora, arbitraje y plazos amplios. Para entrar a vivir.”

Sobre el papel, el anuncio tiene buenísima pinta, ¿verdad? Si llevas tiempo buscando una ley de vivienda, se te habrán ido los ojos, se la has enseñado a tu pareja, estáis ya echando cuentas. Las fotos también dan ganas: parece una ley amplia, luminosa, con buena orientación y primeras calidades, acordada entre todos los socios, con apoyos suficientes en el parlamento… “Espera, ¿y no dice nada de alquileres asequibles?”, pregunta tu pareja, que siempre le busca las vueltas a toda oferta. Pero mira, el casero acaba de anunciar que sí, que habrá alquileres asequibles: 50.000 viviendas de la Sareb movilizadas.

“No puede ser tan buena”, insiste tu pareja, que ya está escarmentada de anuncios ideales. Os habéis tirado muchos años de alquiler con varias mudanzas, y ahora lleváis tiempo viendo pisos para comprar. Así que tenéis ya un máster en trolas inmobiliarias. Sabéis traducir los anuncios: cuando dice “luminoso”, es un piso interior. “Ideal para parejas” significa que es muy pequeño. Y si dice “a 15 minutos del centro”, da por hecho que está en otra provincia. También habéis aprendido a desconfiar de las fotos: todos los pisos parecen más grandes, soleados y limpios en esas fotos hechas con gran angular, en la mejor hora del día, sin que se vean las humedades ni la mugre de la cocina.

“Hasta que no la veamos, yo no me hago ilusiones”, dice tu pareja. Cuántos pisos que en la descripción del anuncio, en las fotos, parecían perfectos, un chollo, el piso de vuestros sueños..., y una vez cruzada la puerta descubráis un zulo oscuro, viejo y de precio loco. Por eso dudáis con la ley: el anuncio suena bastante bien, las fotos son apetecibles, pero mejor vamos a esperar al desarrollo legislativo y a que concreten todos los puntos que por ahora son declaraciones de intenciones, no sea que lleguen luego las enmiendas con las rebajas y acabe siendo como todos esos pisos cochambrosos a los que un anuncio embellece.

La ley de vivienda es una oportunidad, claro que sí. Y esperamos, deseamos, rogamos que el resultado final esté a la altura del anuncio. Que en el trámite parlamentario se mejore e incluya todo aquello que ahora no está y que ya han señalado los colectivos de vivienda, muy críticos. Que no se quede en unas cuantas medidas puntuales, poco ambiciosas y que tardan años en ser efectivas, porque la emergencia habitacional es hoy, y es muy seria. Que tenga en cuenta no solo las subidas futuras de renta, sino las que ya ha habido estos últimos años y que nos ahogan o nos impiden acceder a una vivienda. Que no olvide a los hipotecados en situación límite. Que no deje resquicios para que se la salten quienes han convertido el derecho a la vivienda en negocio. Que incluya todos los mecanismos posibles para que la ley se cumpla en todo el territorio, no a capricho del gobierno autonómico de turno.

Es urgente una ley de vivienda, pero no cualquier ley. Y seguramente hace falta mucho más que una ley para arreglar el desastre inmobiliario español. No nos fallen.

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