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Madrid rompe España

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

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Madrid es el problema de España. Ayuso solo es coyuntura. La situación de colapso y derribo que se está viviendo en nuestro país no es por la pandemia, ni por el procés, ni por los fueros ni por los pueblos vaciados. Esas cuestiones han hecho aflorar el que es el verdadero germen de la destrucción patria y ocasiona el resto de los problemas estructurales, el laboratorio libertario y nacionalista que se ha creado en la capital desde que el PP de Madrid lo administra como un ingente devorador de recursos ajenos.

España se rompe por el centro, el kilómetro 0 es un inmenso agujero negro que atrae cualquier riqueza para desfondar al resto de administraciones, capital humano y aspiraciones vitales que no se circunscriban a las élites que anidan en lo que representa el parasitismo del barrio de Salamanca.

Nos duele Madrid. Nos asquea Madrid. Aquí la sangre se ha vuelto nieve y hemos decepcionado a Alberti. Los que fingían sentir quebranto por España desde la capital acusando de la disgregación nacional a todo aquel con apellido catalán o vasco han aprovechado el ruido para helar las venas que alimentaban tierras hermanas y acaparar hasta la sensación de agravio. Los que maltrataban desde la corte han conseguido transmitir que son las víctimas de su destrozo. Hemos rendido aquella ciudad que se defendía orgullosa de las botas y los Mauser hasta convertirla en lo peor de aquello a lo que se resistía. Madrid vuelve a ser la ciudad de un millón de cadáveres.

La Comunidad de Madrid es una máquina voraz de agotar recursos de todo lo que tiene alrededor del centro de decisión de unos cuantos privilegiados. Una especie parásita que subsiste de colonizar el capital humano y material de los demás, es la élite extractora hecha territorio. El interior de la M30 es el núcleo estructural de una ingente maquinaria de esquilmar los intereses de todo lo que orbita a su alrededor en diferentes anillos de periferias, que son solo lugares de mano de obra que absorbe y expulsa hasta dejar exhausto todo aquello que encuentra en su campo de acción.

Madrid es hostil con las que no tienen diez veces más recursos que la media. Quienes aguantaban la rudeza de la ciudad a cambio de un ambiente cultural y laboral más acorde a sus inquietudes ya no tienen ningún incentivo para permanecer en un entorno que expulsa a los que no viven en el umbral del lujo. El centro es un fractal de lo que ocurre a nivel nacional. Una ciudad de asfalto y cemento que opera como una estructura económica y solo te acepta si puedes engordarla consumiendo. Ni mobiliario para sentarte a esperar, descansar o leer sin consumir, un resumen paradigmático de lo que espera Madrid de España: sus riquezas.

Madrid se quema desde las periferias. Actúa como una especie invasora que agota a su huésped para buscar otro. Pero en España ya no hay otro huésped, una vez esquilmado no habrá a quien vampirizar. La gestión del PP de Madrid ha provocado un incendio que empezó a consumirnos como país usando como combustible cualquier recurso de valor desde las orillas y ya ha llegado a la corona metropolitana del sur, que ya no soporta más.

A la capital ya no le queda carbón para alimentar la maquinaria que enriquece a los empresarios que han acaparado y desgastado los recursos públicos. El sistema extractor que el PP ha creado en Madrid está dejando exhaustos también a las comunidades y a los ciudadanos del mismo partido en otras regiones. El virus ha evidenciado la capacidad que tiene la capitalidad para intoxicar y perjudicar a todo lo que le rodea. Castilla y León y Andalucía sufren también los estragos de estar gobernados por una ideología sociópata desde Sol.

La alternativa construida contra España desde Madrid ha entrado en derribo. La paradoja de que haya sucumbido ignorando una decisión federada contra la pandemia debe marcar el camino para la construcción de un país vertebrada desde diferentes núcleos. Una alternativa multipolar que deje lo que representa ahora mismo Madrid en un mal recuerdo. España se rompe y la culpa es de Madrid.

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