La media dimisión de Aguirre
Esperanza Aguirre ha vuelto a dimitir, aunque solo como Presidenta del PP de Madrid. Es decir, que sigue en política porque no se va del ayuntamiento. Todavía. La explicación oficial no se la cree ni ella, pero al menos la cuenta sin que le entre la risa. Veamos. Lo que Aguirre dice es que deja el cargo de Presidenta porque, aunque nunca se ha llevado un duro, de pronto ha caído en la cuenta de que fue un error no enterarse de ninguna de las peripecias de sus más cercanos colaboradores. Es algo verdaderamente increíble, pero parece ser un mal que aqueja a gran parte de la clase dirigente. Lo que ocurre es que hace tan solo dos días Aguirre dijo que su deficiente vigilancia no era tal y que no tenía tanta importancia: “He nombrado a más de 500 altos cargos y solo dos me salieron rana”. ¿Entonces? ¿Por qué se va tan solo 48 horas después, dándole la vuelta al argumento como si se tratara de un calcetín? Intenté trasladarle esta duda a Aguirre al término de la rueda de prensa, fuera de las cámaras, y la conversación fue así:
-Señora Aguirre, es que tengo una duda, a ver si me la puede resolver.
-Tú no tienes dudas, Cristina, tú tienes certezas-, me reprochó mientras me daba la espalda y abandonaba la sala.
Puesto que ella no me la resolvió y yo no tengo certezas pero sí algo de información, voy a elucubrar. Creo que ella deja la Presidencia del partido en Madrid fundamentalmente por dos motivos. El primero, porque cree que va a salir algo más fruto de esa investigación judicial sobre la financiación. No debe de ser fácil mantener la calma cuando tienes al que fue tu Secretario General cabreado en una celda. Quizá piensa que entregando su cabeza en el partido, se pueden tranquilizar las aguas. El segundo motivo de su media dimisión es tocarle las narices a Rajoy, que tiene exactamente las mismas dudas planeando sobre la financiación del PP nacional. Aguirre parece querer decir “¿ves, Mariano? Yo hago un gesto y me voy para limpiar el partido en Madrid. ¿Y tú?”. Además, la lideresa intenta darle una patada al calendario de Congresos internos que quería imponer Génova. Para rematar su colleja a Rajoy, ha contado en la rueda de prensa que, al informar al Presidente de su decisión de dimitir, él le ha contestado por mensaje con un “Te entiendo…”. Uno solo puede entender verdaderamente al de enfrente cuando está pasando por lo mismo. Y así quería ella que lo interpretáramos. Pero esa escueta conversación revela algo más: Rajoy no ha intentado frenar su marcha. En el fondo, todos lo estaban deseando.
Aguirre no tiene ya, ni de lejos, el poder interno que un día tuvo. Pero va a pelear. Si puede, morirá matando y pontificando, como ha hecho hasta ahora. Por eso no ha dimitido del todo y se mantiene expuesta en el escaparate municipal. Y ojo, porque en Génova la Esperanza no es lo último que se pierde.