Y así fue como no murió mi antigua compañera de trabajo
Alguien había cambiado su foto de perfil en Facebook por un recuadro negro y de inmediato llegó el terror helado. Siempre pasa lo mismo: la anticipación de una mala noticia hace que a uno le suden las manos y el tiempo se dilate. Quien será. La persona que ha hecho ese nuevo gesto de luto es un antiguo compañero de trabajo, un periodista en zona de conflicto: de repente las posibilidades se convierten, de repente, en algo mucho más cercano. Alguien habrá teorizado ya sobre las redes sociales y la muerte, sí, alguien habrá teorizado. Desde mi lugar vacacional, tan plácido, me echo a temblar.
-¿Qué te pasa?
-No me llega la cobertura al móvil, joder, y ha muerto alguien.
Los patos cruzan la marisma y no me da tiempo a pensar: patos en el mar, tan absurdo todo como unos patos en el mar. Repaso la lista de todos aquellos que están entre Siria, Pakistan y Palestina y me acuerdo de aquella ex compañera de trabajo.
-¿Tú sabes si A. sigue en Palestina?
-Sí, le pagan por pieza y está sin seguro.
Joder, joder, joder.
A quién llamar para esto.
Buscar el nombre de un posible muerto en Facebook en pijama en una aldea sin cobertura mientras los patos cruzan la marisma es un gesto imbécil, pienso. Leo los comentarios en la foto negra y no encuentro ninguna pista. Pero ahora son ya siete los periodistas que se han cambiado la foto por ese recuadro negro y la marisma huele a sal y el móvil va cada vez más lento.
-¿Te acuerdas de la última vez? Como el periodista estaba sin asegurar no había manera de repatriar el cadáver.
Whatsapp me funciona a ratos. Alguien habrá teorizado ya sobre cómo preguntarle por whatsapp a un amigo si nuestra ex compañera de trabajo sigue viva, seguro. Pero yo no me atrevo.
Ahí, en pijama, mirando los patos con el móvil en la mano la imbécil soy yo.
-¿Has probado por twitter?
-Voy.
Alguien habrá teorizado ya sobre cómo buscar a tu ex compañera de trabajo en las redes sociales para comprobar que está viva.
Último tuit de A., de esa misma mañana: “DEP James Foley. Qué gran pérdida”.
-No es A. Se han cargado a Foley.
(silencio)
-Joder.
Alguien habrá teorizado ya sobre la precaridad periodística, no sé si le habrán pagado por pieza.
