Peligro, gobernador del Banco de España opinando
Haciendo honor a una ya larga tradición de gobernadores del Banco de España, el actual, Luis Linde, ha decidido justificar su sueldo actuando como tertuliano y opinando en general sobre la situación económica de España. De lo suyo con los bancos no suelen hablar, por educación y porque no les gusta el protagonismo.
A falta de una sola acción, decisión o política que presentar en su desempeño como gobernador, se ha ido de excursión al Parlamento a valorar los presupuestos 2014 mientras fondos de inversión de medio mundo se reparten alegremente nuestros ahorros. En pleno lanzamiento mundial del “España se recupera”, el revival gubernamental de aquel ya clásico “España va bien”, el gobernador ha venido a avisarnos de que a pesar de lo ideal que vamos y lo fantásticamente que manda el gobierno, la era de los recortes no ha terminado, ni en su casa, ni en la mía.
Según el “gobernador tertuliano” las políticas de ajuste han ido como la seda y el presupuesto ha quedado niquelado con más recortes para pensionistas, enfermos, estudiantes o funcionarios, como ya sabemos todos a estas alturas, los verdaderos culpables de la crisis. Pero no será suficiente. Ponerse enfermo aún sale barato, quedan demasiados estudiantes con beca y hay demasiados mayores con pensiones de más de mil euros.
Según el gobernador, que percibe más de 13.000 euros al mes, la reforma laboral ha resultado un éxito porque se ha frenado la destrucción de empleo y los sueldos se han moderado. En eso tiene razón. Somos el país con la fuerza de trabajo más barata y mejor formada del mundo. Ya podemos contratar ingenieros, médicos o informáticos al peso y despedirlos a granel. Dice también el “gobernador tertuliano” que va a continuar la restricción del crédito. Mejor así. La gente que no está acostumbrada al dinero no sabe comportarse cuando se lo prestan y luego pasa lo que pasa.
Todo está tan bien que deberán ejecutar más recortes para que vaya aún mejor. No será por culpa del gobierno, que todo lo gestiona de maravilla. O por culpa del Banco de España, una institución venerable que supervisa de manera impecable a la gloriosa banca española, envidia y pasmo de Occidente por su capacidad para repartirse los beneficios entre unos pocos y socializar las pérdidas entre todos. Tampoco puede imputarse a las grandes empresas y corporaciones españolas que cada año obran el milagro de multiplicar sus beneficios y dividir sus impuestos.
La culpa es suya y mía, amigo y amiga lectores. Deberemos asumir más ajustes en penitencia por nuestros pecados y vicios. Esta afición que tenemos a pagar nuestros impuestos y esperar recibir a cambio servicios universales en sanidad, educación o pensiones está claramente por encima de nuestras posibilidades. Cuando dicen que la recuperación ha comenzado, hablan de sus márgenes de beneficio. Lo primero es lo primero. Todo lo demás es prescindible.
