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Todo cuanto se recorta, mengua

Carteles contra los recortes en la sanidad pública en durante una manifestación. ARCHIVO.

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Los seres vivos aprenden a relacionar hechos con consecuencias. Incluso una planta mira al al sol porque la nutre. Los animales saben dónde está la comida, el agua, el peligro, la ayuda, la recompensa. En los humanos se comprueba cada día que falla con desmesurada frecuencia la elemental deducción de ver que de los hechos se derivan efectos. De la inacción también, por cierto. Es peligroso ignorar la relación y no saber algo tan elemental como que todo lo que se recorta, mengua, incluso el pensamiento, la lógica y hasta la decencia.

Veamos un ejemplo actual de lo más claro al que por cierto no se ha dado la importancia que tiene. Están escaseado algunos fármacos. Antibióticos en formato para los niños de forma muy destacada. Y para tratamientos de enfermedades de salud mental con riesgos serios. Es un problema que preocupa en la Unión Europea, no solo en España. Aquí se contabiliza escasez de casi 700 productos. Es a causa, dicen, de la pandemia, la guerra, la inflación; de haber trasladado la producción farmacéutica a China e India. No olvidemos tampoco cómo se está primando la rentabilidad de los medicamentos para acometer su elaboración o abandonarla.

Es palmaria la influencia de la codicia neoliberal en todo este proceso. Imaginen una sociedad que no pueda suministrar antibióticos a los enfermos, el gran hallazgo del siglo pasado antes del cual algunas enfermedades, hoy simples, eran mortales. Lo asombroso es que no se haya aprendido nada de esa cadena que ha ido sucediendo ante nuestros ojos. Tapados, parece ser.

Multitud de personas no relacionan las políticas que practican muchos que se dicen liberales y son conservadores con lo que implica esa ideología en la práctica y en determinadas circunstancias como las actuales. Añadan en España la corrupción que por sí sola genera frutos nefastos sobre el conjunto de la sociedad. Apoyarlas es como regar un naranjo para que dé precisamente naranjas y en absoluto ciruelas.

No son casos aislados. Si vives en España has de saber que las empresas con los ejecutivos mejor pagados de Europa rechazan subir más el salario mínimo que el Gobierno progresista ha sacado de aquel pozo anterior: los salarios más bajos de la UE-15. Por ejemplo. Este martes la CEOE ha plantado al Gobierno en la negociación que ha subido el SMI a 1080 euros. O que si reformas la Ley del “solo sí es sí” no debe convertirse en un “no, pero has de demostrarlo” y perjudicar a las víctimas que habrían de volver a responder a preguntas como si cerraron las piernas ¿recuerdan? Lo contaba aquí la abogada feminista Violeta Assiego. Nuestras decisiones, directas o delegadas, producen resultados. Hasta las interferencias están previstas cuando se compran paquetes completos.

Ya sé que estas cosas las entiende cualquier crío de seis o siete años (en ocasiones mucho mejor que sus mayores), pero son tiempos muy oscuros en los que quizás convenga refrescar la memoria y sobre todo los mecanismos del raciocinio. La influencia de las emociones para nublarlo. De la manipulación, para desviarlo flagrantemente de la realidad. Y sobre todo de los propios intereses.

Debemos ser los únicos seres vivos que presentan casos de esta inconsciencia. Hasta un gato, si no le ponen comida, no le cambian la arena, no le atienden en sus malestares, no le hacen caso, y ve que todo eso se lo dan al gato del vecino, reacciona. Lo hace notar. Son muchos los humanos que funcionan de otra forma, menos práctica. Y no precisamente por idealismo. Llegados a este punto, es un misterio a desentrañar por qué se vota en España y no solo en España. Aquí se vota sin duda con las tripas, con la parte hueca del cerebro donde anida la frivolidad, con el odio al otro sin cuestionarse seriamente las bases de esa animadversión, con la mano guiada por intereses ajenos, por fidelidad. Incluso algunos por convencimiento.

Estamos viendo que multitud de españoles operan en contra de sus intereses reales abrazados a una especie de entelequia forzada que les llama a ser aquello que llamaban una unidad de destino en lo universal. Todavía. Como si fuera incompatible, caso de ser como lo piensan, tener una buena sanidad, medicamentos, justicia, honestidad política, con esa esforzada tarea. Ahora bien, es constatable que no suele coincidir.

Quizás muchos estén confundidos por la profunda alteración de la verdad que ofrecen numerosos medios. Un signo esencial de inteligencia es aprender a distinguirlos, a ver sus porqués. Finlandia incluye desde 2014 en el currículo escolar la alfabetización mediática y combate los bulos desde el colegio dando lecciones de cómo funciona la manipulación de los datos o de la historia, de la propaganda nazi en particular dado que las sociedades civilizadas saben el peligro que entrañan las diferentes marcas del fascismo.

Hay que preguntarse - y desde luego responderse- a quién beneficia el clasismo, el machismo, el ceder a las presiones en una ley sobre agresiones sexuales que vuelve a devaluar el consentimiento, la privatización de los servicios de todos, robar a los pobres para dárselo a los ricos como un Robin Hood reverso, la búsqueda del lucro por encima de las necesidades de toda la población, la manipulación. Esas portadas, esos programas, esas noticias, esos osados columnistas expertos hasta en Derecho, esas encuestas para inducir opinión (en lugar de recogerla) que en esta época proliferan como las setas en otoño.

A estas alturas, y viendo cómo va la deriva de tener un Gobierno que, con los fallos que sea, ha sacado adelante múltiples logros en circunstancias extremadamente difíciles y con esa masa opositora sin escrúpulos, es indispensable aprender a relacionar hechos con consecuencias. 

Que se cuestione cada informador, incluso algún periodista de verdad algo despistado, si cree que con la falsa equidistancia, los bulos que difunde, la nada simple desinformación, se queda al margen de las repercusiones que sus acciones tienen. Y de las responsabilidades. Si esa tropa de ultras, depredadores del sistema de bienestar público, llega al poder total gracias a su labor, ¿podrá vivir tranquilo? Muchos colaboracionistas en la historia se han arrepentido a tiempo.

Es casi imposible que tantos ciudadanos se hayan convertido en verdaderos ladrillos. Revisen el estado de ese corazón que en realidad anida en el cerebro. Nunca debieron las personas perder la facultad de pensar, de tener criterios propios basados en cotejar conocimientos. Nunca renunciar a la empatía que nos hace más humanos. 

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