Resurge en las urnas el fantasma nazi
Las elecciones europeas han causado esta vez una verdadera hecatombe. De hecho, sus resultados se han llevado por delante primeros ministros -como el belga- o causan la disolución de la Asamblea Francesa para ir a elecciones, incluso en España propician crisis de calado en Sumar, socios en el gobierno de coalición. El primer gran problema es que no lo vieran venir, porque lo sucedido viene cabalgando desde hace años sin que se hayan molestado siquiera en ser conscientes de lo que ocurría. O que no les importe porque esto no ha nacido de la nada: ha sido fabricado así.
De momento, las ultraderechas, las marcas blancas del fascismo, no han entrado de lleno a alterar las mayorías del Parlamento europeo, pero han dado un paso adelante más. Desde que se comenzó a legitimar a estos partidos que daban avisos contundentes se les ha ido normalizando hasta llegar a este punto. Como decíamos en los días previos, ningún país con estas ofertas políticas hubiera formado parte del club europeo con anterioridad a esta revolución fascista que ahora tiene más claro su proyecto que antaño y más medios -medios, precisamente- para lograr lo que no consiguieron en los años treinta del siglo XX. Ahora no lo han logrado todavía pero llevan todo el camino de conseguirlo a medio plazo.
La conmoción de los demócratas ante los resultados está desatando múltiples interpretaciones que a menudo se complementan. Coincido con el historiador Julián Casanova que se pregunta si los gobiernos están preparados para entender lo ocurrido, que ha reaparecido “el barbarismo -representado por hooligans que estarán en el Parlamento para destruir desde dentro- y de los fragmentos más negros de su pasado”. Como no lo hagan, y de momento no hay grandes indicios de la necesaria reacción, lo vamos a pagar extremadamente caro. Uno sí, en Francia. La izquierda se disponer a hacer frente común frente a la ultraderecha. Las expectativas de voto de Marine Le Pen han ascendido exponencialmente en la última encuesta.
Los intereses partidistas se parecen cada vez más a los de cualquier empresa mercantil. Si pensamos en la sucia campaña desarrollada en España por el PP y sus colaboradores judiciales y mediáticos, comprobamos que trabajan exclusivamente para mantener la atención de esos seis millones de personas que les votaron. El interés, ni siquiera se cuidan de ellos. Ciudadanos a quienes les bastan las mentiras y exabruptos de esta cúpula del partido para acercarse a la urna y votar. Viven de conservarlos.
Rige más que nunca el horizonte provisional del tiempo de mandato, proyectos a corto plazo, lo que pase después es otra historia. Por eso se sorprenden cada vez, e improvisan de nuevo. Entretanto, no resuelven las necesidades primordiales de los ciudadanos y ahora, encima, expanden la idea de participar en una guerra en la que para unos es Putin el enemigo, y para otros es Zelenski a estas alturas de los acontecimientos. No digamos ya los hilos que se mueven desde el otro lado del océano. Guerra, con sus muertos y daños y desvío de presupuestos.
Hay, entre las reacciones, muchos golpes en el pecho de gente con conciencia repitiendo ¿qué hemos hecho mal? No, los votantes son adultos con toda la capacidad para informarse y por tanto con total responsabilidad de sus actos. No sé si podíamos hacer más que avisar de cómo se adoctrinaba en la frivolidad y el egoísmo, de cómo la degradación mediática propició la búsqueda de otros caminos de comunicación en donde han entrado especímenes como el tal Alvise. 800.000 votos, 3 parlamentarios. Los jóvenes ya no ven la televisión convencional, terrible ésta cuando es la única vía de información de muchos ciudadanos. Las mil y una plataformas para hacerse famoso han sido una consecuencia de todo ello, a evaluar. Pero evidentemente lo de Alvise no es una casualidad, sin duda está fomentado por los intereses que suelen apostar por este tipo de agitadores ultras. Sin duda.
Aquel grandísimo avance que fue a finales de la década de 1990 la expansión de Internet como forma masiva de comunicación, instantánea, de punta a punta del planeta, ha terminado colonizada y prostituida. El teórico John Perry Barlow describía en su famoso manifiesto en 1994 cómo funcionaba: “La información se transmite por propagación, no por distribución, la información quiere ser libre” (...)“La información se reproduce en las grietas de la posibilidad”. Y esas grietan han dado cabida a todo, han sido usadas, programadas, cerradas cuando conviene. Trump ha ofrecido a Elon Musk - dueño de X, antes Twitter - ser su asesor si gana, valga como muestra.
Lo ocurrido el domingo en algunos países europeos hace temblar los cimientos de la Historia. Que la ultraderechista Marine Le Pen haya logrado el 31% de los votos en la Francia de la ocupación nazi, de la Marsellesa, del colaboracionismo y la respuesta, incluso de la Francia de la Revolución que cambió el signo totalitario de los tiempos cruje el alma. Es para que los muertos se levanten de sus tumbas y les digan cuatro cosas a los responsables de esta catástrofe. Pero en Italia también han votado a Meloni, fascista declarada, con una nieta de Mussolini directamente en sus filas. Las pieles de demócrata son transparentes cuando albergan a cualquier ultra.
Alemania es punto y aparte. Los neonazis de AfD han quedado como segunda fuerza política. Con 15 escaños, uno más que el SPD, esos socialdemócratas… entusiasmados con el apoyo a Netanyahu. El problema es que cuando en un país entra el fascismo, como en Argentina con Milei, tiembla Argentina, pero si prospera en Alemania tiembla Europa y el mundo entero: Alemania ha iniciado las dos guerras mundiales. Y la AfD es nazi de los de preservar la raza aria, aquel germen se mantuvo.
Y ya no es solo eso, es la perdida de derechos, de criterio, la irracionalidad.
En España el PP vuelve a proclamarse feliz y presume el alto porcentaje logrado por “el centroderecha”. Ya incluye en “ese centro” a Vox. Ya lo practica y oficializa, ya gobierna con ellos sin empacho porque son ideológicamente muy similares. El PP tiene un problema con Vox, sin embargo. Nadie más pacta con ellos y no son tiempos de mayorías absolutas en las urnas. Y a Vox le ha nacido otro con el desvarío de los Alvise que también afectará al PP. Han normalizado ya de tal forma la ultraderecha más radical que sus festejos contra Sánchez no se privan ni de banderas nazis o con el aguilucho franquista.
Feijóo y su clan no han tumbado a Sánchez por más que quieran, que quieren con todas sus armas tramposas. Junts, el nuevo caramelo del deseo, se ha quedado con un solo escaño en la UE lo que da para pocas aventuras. ERC lo ha saldado mejor por su coalición con Bildu y BNG, pero juntos los independentistas catalanes han perdido un millón de votantes. A Sánchez se le quiebra el socio de gobierno. Yolanda Díaz dice que se va de la coordinación de SUMAR tras los repetidos fracasos electorales y una serie de graves errores. Lo anuncia el lunes, pero el martes precisa que se queda a “hacer política de la buena, que se hace así”. Y que ya decidirán. La operación para una izquierda complaciente, con semejante amalgama de partidos sin organizar, hizo aguas desde el principio. Se va -lunes- pero no se va -a martes- de la dirección de SUMAR, no del Gobierno, ¿no de la vicepresidencia?
Pocas batallas más inútiles y con pasiones mas ardorosas y de profundo desgaste que las de mentar siquiera los problemas de la llamada izquierda a la izquierda del PSOE. Lo más saludable es mantenerse lejos de la contienda y todos sus mil resquemores. Podemos no se ha dejado matar, habrá que ver qué pasa en el futuro. Partidos de izquierda hay. Pero desde luego con los vientos de la ultraderecha azotando a esta sociedad harían falta criterios sólidos en Europa y en España. En la UE, con la misma coalición y el PPE como primera fuerza reforzada y los neofascistas reventando los programas, no está nada fácil. Y eso de querer neutralizarlo.
En España, convendría que el gobierno de Sánchez acometiera sin demora los retos pendientes, el famosos punto y aparte que no llega. Uno valiente y radical. Se nos comen de otro modo. Desde el gobierno también se puede escuchar -no solo oír- a otros y abordar soluciones progresistas. España es uno de los pocos países que resiste el envite de la derecha-extrema-derecha. Suecia parece que vuelve a la que fue su cordura tradicional. También rectifican su posición Portugal , Finlandia y Países Bajos. En pocos meses los votos a la ultraderecha se han reducido a la mitad.
Si España aguanta con un gobierno progresista frente a una oposición que ya es toda ultraderecha puede marcar una dirección, pero ha de hacerlo actuando sin demora. Todos los pasos que no se dan se ceden a esa marea que ya cerca los confines de Europa. Cada paso hay que darlo, cada uno cuenta.
Hay una reacción más que quiero trasladarles. Me ha llegado por email de un querido amigo, uno de los fundadores de ATTAC. Tiene 89 años y el domingo por la noche no pudo dormir.
“El 6 de junio se conmemoró el 80º aniversario del desembarco de las tropas aliadas en Normandía con el que comenzó la caída del nazismo del III Reich. Han pasado 4 días y otro fantasma nazi parece que ha revivido en la Europa de Beethoven, Mozart y Teresa de Jesús.
Por mi edad recuerdo con horror el bombardeo que sufrimos en las calles de Barcelona en marzo de 1939. Era de noche, sonaban las sirenas, el ruido de aviones y el estruendo y luminaria de la explosión de las bombas. Mi padre y yo, que iba de su mano, caímos al suelo al tropezar, nos atendieron en una casa de socorro. Mi madre, con mi hermano en brazos, lloraba. Es un recuerdo que me persigue al ver a los palestinos acribillados por las bombas. Mi hermano había nacido en noviembre de 1938 en Alicante. Al ser mi padre maestro, fuimos perseguidos por los rebeldes por la carretera de la costa (N-340) hasta llegar a Barcelona.
Esta noche he dormido mal, el fantasma nazi (procedente de unas elecciones) vuelve a sobrevolar la civilizada y cristiana Europa. ¿Qué hemos hecho mal otra vez más?“
Mi amigo nada, con seguridad, pero todos los cómplices de estas debacles por acción u omisión deberían pensar en qué hacen ellos, qué van a hacer, porque parece que las víctimas de esta gentuza no olvidan el impacto así hayan pasado casi 90 años para el terror vivido con apenas tres.
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