Como usuario de la Sanidad Pública, ¿cómo puedo contribuir para mejorar su situación?
Los efectos directos de la pandemia de la COVID-19 en España son los más fáciles de cuantificar: más de 5 millones de casos confirmados, centenares de miles de personas hospitalizadas y más de 87.000 muertes provocadas hasta ahora por el SARS-CoV-2. Los efectos indirectos, las consecuencias de todo ello son, sin embargo, mucho más complicados de calcular y serán necesarios varios años para que podamos apreciar toda su magnitud. Hablamos de secuelas a largo plazo como la COVID-19 persistente, trastornos mentales, retrasos en los diagnósticos de multitud de enfermedades diferentes, listas de espera que se han alargado notablemente tanto en la Atención Primaria como en la Hospitalaria...
La saturación de los servicios sanitarios públicos por la atención a las personas con COVID-19 (confirmado o bajo sospecha) ha puesto a la Sanidad en una situación aún más crítica de la que ya se encontraba. Los profesionales sanitarios de multitud de lugares de nuestro país ya sufrían antes de la pandemia una carga excesiva de trabajo, con plantillas al límite, especialmente en los centros de salud.
Los médicos de familia ya estaban acostumbrados a una medicina a contrarreloj, donde cada minuto contaba para poder llegar a todos los pacientes de cada día. Hoy, el sistema exige a muchos sanitarios unas marcas de velocidad para el ejercicio de su profesión que van más allá del nivel de Usain Bolt corriendo los 100 metros lisos: 50 pacientes citados en un día, 60, hasta 77...
A pesar de esta sobrecarga excesiva de trabajo a la que se somete a cada profesional sanitario, las cuentas no dan: los tiempos de espera para acudir con cita al médico de familia o al especialista se han alargado drásticamente en nuestro país. En los casos más extremos, hay pacientes que tienen que esperar años para que se les realicen cirugías necesarias. Esta situación contrasta con la postura de los gobiernos de diferentes comunidades autónomas que no solo no incorporan con contratos estables a profesionales adicionales para mejorar la situación, sino que los están despidiendo masivamente por una situación epidemiológica más favorable: entre 20.000 y 50.000 profesionales sanitarios se ha ido o irán a la calle a lo largo de este año.
¿Qué podemos hacer, como ciudadanos, para luchar contra esta situación que pone a la Sanidad Pública en una de sus épocas más críticas?
Apoya a los profesionales sanitarios, ellos también sufren cada día la situación de la Sanidad
Esperar durante semanas, meses o años a esa ansiada cita para el médico puede ser realmente frustrante y despertar los peores sentimientos del ser humano. No lo paguemos con aquellos que viven cada día esta situación, sufriendo en no pocos casos estrés, síndrome de estar quemado, depresión o ansiedad. Desafortunadamente, las agresiones y los insultos a los sanitarios no son un fenómeno raro. Si sufres de primera mano las horribles listas de espera, recuerda que los profesionales sanitarios no solo no son responsables, sino que con mucha frecuencia también sufren por ello.
Canaliza de forma constructiva esos sentimientos negativos con acciones empáticas y de apoyo: coméntales que te gustaría que incrementasen las plantillas para el bien de todos, quéjate sobre los que de verdad son responsables de ello (el gobierno de la comunidad autónoma en la que estés) y pregúntales de qué forma podrías actuar para aportar tu granito de arena a la hora de luchar contra este indeseable estado de la Sanidad.
Presenta una queja por registro en el centro de salud, hospital o consejería de Sanidad
Las palabras se las lleva el viento, así que lo mejor es plasmarlas por escrito en un documento oficial para que quede constancia y lleguen hasta los oídos de los responsables, como explica la Dra. Elena Casado. En otras palabras, si has sufrido las consecuencias negativas de la precarización de la atención sanitaria, quéjate, pero bien. Puedes presentar la queja por registro, explicando tu caso y tu exigencia, de forma presencial u online. La forma de hacerlo varía un poco según cada comunidad autónoma, pero se explican en la web de la Sanidad de cada una de ellas.
Las administraciones tienen la obligación de tramitar las quejas y responderlas en un plazo no superior a un mes desde que entraron por registro. Cuanto mayor sea el descontento que llegue hasta ellos, más probabilidades habrá de que tomen medidas para mejorar la situación.
Participa en manifestaciones, mareas blancas y otras actividades reivindicativas en defensa de la Sanidad Pública
Nunca hay que subestimar el poder de la presión social y mediática sobre los dirigentes políticos. Existen múltiples asociaciones, plataformas y diversos colectivos en España que luchan por defender y mejorar las condiciones de la Sanidad Pública repartidas por el territorio español. Puedes contribuir de diferentes maneras con ellos: acudiendo a sus actividades, difundiendo sus eventos por redes sociales y mostrando tu apoyo a las exigencias que manifiestan a favor de la Sanidad.
Actúa en consecuencia a la hora de votar
Al final, son las personas las que respaldan o no con sus votos las acciones de los diferentes gobiernos autonómicos (que son los que deciden el grueso del presupuesto sanitario en cada comunidad autónoma). Si los dirigentes políticos ven que sus acciones en contra de la Sanidad no reciben ningún castigo en las urnas, no tendrán razones para cambiar sus medidas. Por supuesto, existen muchísimas más razones, más allá de la Sanidad, para votar o no a un determinado partido político, pero si has sido paciente, te habrás dado cuenta de que pocas cosas en esta vida resultan más importantes que la salud.
Infórmate sobre qué trato ha dado el gobierno autonómico en los últimos años a la Sanidad y actúa en consecuencia. En líneas generales, está claro qué partidos tienden a la privatización de la sanidad y quiénes defienden la sanidad pública. Por mucho que te quejes de las listas de espera, te estarás pegando un tiro en el pie si das tu visto bueno con un voto a favor del gobierno que ha tomado medidas para precarizar la atención sanitaria.
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