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Vamos a salvar el Delta del Ebro

Punta de Banya en el delta /Cristina Sánchez-Seo.

José Luis Gallego

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Celebramos el Día Mundial de los Humedales en conmemoración de la firma, el 2 de febrero de 1971, del Convenio de Ramsar: un gran pacto internacional para conservar estos valiosos ecosistemas y la biodiversidad que albergan.

Entre los lugares incluidos en este convenio (los denominados Sitios Ramsar) destaca el Delta del Ebro, que con sus 320 km2 de superficie constituye uno de los principales humedales costeros del sur de Europa.

Este gigantesco mosaico de bahías, playas, dunas, bosques de ribera, islas fluviales, lagunas costeras y campos de cultivo acoge una larga lista de aves, peces, reptiles, mamíferos, anfibios e invertebrados amenazados o en peligro de extinción. Además de una sorprendente riqueza botánica, entre la que destacan algunos endemismos: plantas que crecen aquí y en ningún otro lugar del planeta.

Pero además de su valioso patrimonio natural, el Delta del Ebro acoge a su vez una intensa actividad económica basada en buena parte en el desarrollo del sector agrícola y pesquero. Así, con una producción que ronda las 150.000 toneladas anuales de arroz, el Delta es la tercera zona arrocera más importante de España y la más destacada del Mediterráneo en el cultivo de marisco. A todo ello hay que sumar el importante auge del turismo en los últimos años, que lo ha llevado a convertirse en uno de los principales destinos de naturaleza, gastronomía y ocio activo de Cataluña.

Sin embargo, ese punto de equilibrio entre conservación de la naturaleza y actividad económica, ese modelo de desarrollo sostenible que se estaba alcanzando en el Delta del Ebro, está a punto de verse quebrado por la crisis climática.

Los daños causados por el temporal de la semana pasada demuestran que el nivel de la amenaza a la que nos enfrentamos había sido infravalorado. La borrasca Gloria ha tumbado todas las previsiones y nos enfrenta a un nuevo tiempo. Un tiempo en el que ya no estamos hablando de riesgos, sino de efectos, y estos son mucho más graves de lo que habíamos calculado.

La fatalidad ha hecho que el paso de la borrasca Gloria coincida en el tiempo con la presentación de las propuestas de actuación para detener la regresión y la inundación elaboradas por la Mesa de Consenso para el Delta. El acto de presentación de dichas propuestas tuvo lugar este miércoles en el auditorio de Sant Jaume d'Enveja, en pleno corazón del Delta, ante la presencia de las máximas autoridades y con la asistencia masiva de sus habitantes, que lo llenaron hasta la bandera.

Tras evaluar las amenazas, ocasionadas en su mayor parte por el drástico recorte del aporte de sedimentos (retenidos por los embalses) y el rápido aumento del nivel del mar, las imágenes de los daños causados por el temporal en distintos puntos del Delta hicieron enmudecer al auditorio.

“Si no actuamos ya, el Delta del Ebro desparecerá antes de lo que habíamos previsto” subrayó Joan Castor, alcalde de Sant Jaume d'Enveja, en su intervención en representación de los siete municipios deltaicos y las dos comunidades de regantes.

A continuación, el coordinador técnico de la Mesa, el hidrólogo Rafa Sánchez, detalló una por una las propuestas de actuación elaboradas desde el territorio para detener la regresión y la inundación y mostró los daños como un avance de lo que se nos viene encima si no se actúa de manera inmediata.

Unos daños que seguían la pauta prevista, inundando campos de cultivo, destruyendo barreras, arrancando infraestructuras, anegando calles, pero que trasladados a la realidad resultaban impresionantes. Lo que mostraban las imágenes proyectadas en la pantalla del escenario era la cara del cambio climático.

“Habíamos modelizado las consecuencias del paso de un temporal como este –dijo el técnico– creíamos saber a quién nos enfrentábamos: pero la realidad que estamos viendo ha resultado ser mucho peor de lo previsto”.

Sus palabras coinciden con las de la vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el reto Demográfico, Teresa Ribera, al valorar la situación del Delta.

Para la ministra también nos hallamos ante un nuevo contexto, en el que “los escenarios teóricos están dando paso a hechos reales”, enfrentándonos a circunstancias que nunca habríamos previsto: “nunca jamás pudimos prever que asistiríamos a la desaparición del Delta del Ebro ante nuestros ojos”.

Por eso no podemos resignarnos a contemplar cómo actúa la naturaleza y acatar como “hechos naturales” los que en realidad han sido provocados por nuestro modelo de desarrollo. Si admitimos que la crisis climática tiene un origen antrópico, debemos aceptar sus consecuencias también, por lo que no podemos dejar actuar a la naturaleza y asistir a la desaparición del Delta del Ebro de brazos cruzados. El sistema dinámico de la plataforma deltaica ha sido alterado por la acción del ser humano, por lo que no es justo ni veraz atribuir su retroceso a la dinámica natural.

No hay tiempo que perder. Las evidencias demuestran que avanzamos hacia los modelos más adversos para el Delta y que el margen de reacción se está reduciendo, por lo que si queremos evitar lo peor, debemos reaccionar de manera coordinada, sí, eficaz, por supuesto: pero también urgente, valiente y audaz.

Los técnicos tienen ahora una hoja de ruta diseñada desde el territorio con propuestas de acción concretas y señaladas en el mapa. Esperemos que el documento elaborado por la Mesa de Acción para el Delta sea vinculante. Es tiempo de tomar decisiones: vamos a salvar el Delta del Ebro.

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