Los castigos indiscriminados de Israel

Calificar la conducta del Gobierno de Netanyahu ya entra en los anales de la Historia. Después de los más de 40.000 últimos asesinatos en Gaza y Cisjordania, donde el acoso israelí si es histórico -solamente hay que ver los registros de Naciones Unidas-, ahora llegan los explosivos en los pequeños aparatos de comunicación, “buscas” e intercomunicadores personales.

Han salido voces expertas para señalar que los presuntos fallos de la inteligencia israelí no eran tales y el aparato sionista es cada vez más eficaz. Personalmente creo que el método indiscriminado de los atentados por este sistema demuestra la falta de información y eficacia de la que presume. Si fuese tan eficaz se dirigiría a sus precisos enemigos y no mataría a todo el que “pasase por allí”. Precisamente es la mayor demostración para calificar de terrorismo la acción del Ejecutivo israelí.

Sus “castigos” indiscriminados demuestran su debilidad a la vez que su monstruosidad criminal. Y por supuesto -aunque sus defensores repiten que es el único Estado democrático de la región-, su falta de democracia.