La sociedad española está completamente polarizada, nada nuevo bajo el Sol. Han hecho muy bien su trabajo los populismos y el poder capitalista de la derecha, que baila según le vaya la fiesta. Hoy quiero dirigirme a ti, a ese que dice tener conciencia de clase. Naciste en el mismo barrio que yo y nos criamos prácticamente juntos. Vivimos todo tipo de experiencias que nos han unido, en cierto modo, hasta hoy. Parecías inteligente, formal, empático y eso me unió más a ti. Íbamos a mítines del partido comunista y después de Izquierda Unida. También fuimos a algunos del partido socialista. La vida y tu esfuerzo te llevaron a crear tu propia empresa, y a poder elevar tu nivel de vida en todos los sentidos. Dejaste el barrio y te fuiste a un magnífico chalet, que compraste con tus ahorros. Seguías diciendo que eras de izquierda. Metiste a tus hijas en colegios privados, y seguiste pareciendo de izquierda. Te compraste un todo terreno de 120.000 euros, que pusiste a nombre de la empresa para evitar impuestos. Seguías dándome peroratas de izquierda. Escuchábamos música revolucionaria. Siempre lo hicimos. He querido echarle la culpa al “wasap” de nuestro desencuentro, pero no voy a mentirte, la culpa la tiene el tiempo... Me decías ayer que estabas hasta los cojones de Pedro Sánchez, que había destrozado a la Izquierda, gobernando con populistas, filoterroristas e independentistas. Me escribías con una violencia impropia de ti, diciendo que ya quisieran estos del PSOE y SUMAR parecerse a Julio Anguita -que volvió a su instituto- o Antonio Gutiérrez-que volvió a montar coches en la Renault. Me echaste en cara de que hiciera propaganda de Yolanda y Pedro. Le dije que su problema había sido el dinero. Me contestó con una pregunta- ¿qué tiene de malo eso? – También le dije que leía mal, muy mal. Y no querías ganarme, querías hacerme daño cuando dijiste que Felipe González y Alfonso Guerra eran más de izquierda que todos estos y que yo. Que él es más de izquierda que yo y que por eso, iba a votar al PP. Que afortunadamente, ya queda muy poco-refiriéndose al 23-J-. Puedo hacerme el tonto pero no soy gilipollas. Me dijiste que cuando todo esto pasara que volverías a votar a la izquierda. Y llegó el momento estrella, en el que me dices que todo esto es muy fácil, que Pedro Sánchez firme el acuerdo con Fakejóo de que gobierne la lista más votada, que demuestre nobleza como Feijóo, que la oferta es de ahora, del mismo debate...Y dijo más, que él cree en la cultura del esfuerzo, en el trabajo y en que, el que se lo gane que lo disfrute, vamos, en la España que madruga para joder a millones de trabajadores. Que no cree en regalar nada-como hacen la reforma laboral, el IMV o la subida exagerada de las pensiones y del SMI- pero que él de VOX no quería oír ni hablar. Y aun así, insiste en que hay que votar al PP, sí, oís bien, se erige en salvador de la izquierda metiendo a la ultraderecha en el gobierno. Después de intentar hacerlo entrar en razón, desistí, y antes de despedirme, le dije, que la culpa de todo la tiene el tiempo, que no ha sabido envejecer, y que era irreconocible, que no era el amigo solidario y razonable que me acompaño gran parte de mi vida. Tiene que ser una cosa mala, darte cuenta de que no eres la persona que creías ser, que te has mentido a ti y a tus amigos, toda la vida. O lo que es peor, que el tiempo te ha erosionado tanto la sabiduría y la razón que eres irreconociblemente idiota, y que ahora sí, por una vez has sido coherente con lo que realmente eres. No te ha ido nada bien en la vida, por mucho dinero que hayas conseguido ahorrar, y lo peor de todo es que has perdido la batalla del tiempo.