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Incidencia de la hostelería en la pandemia: una aclaración

La desescalada de la tercera ola del coronavirus en la Comunitat Valenciana comienza este lunes con la reapertura de la hostelería. EFE/Kai Försterling

Felipe Moreno Lorente

Madrid —

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Además del toque de queda, las medidas prioritarias de carácter social que se han tomado con carácter general para combatir los contagios por coronavirus han sido las restricciones en las reuniones sociales y familiares entre personas no convivientes y el cierre o limitación de horario en locales de hostelería (bares, cafeterías y restaurantes).

Quienes se oponen a las restricciones en la hostelería alegan (y en eso llevan razón) que los contagios en bares y restaurantes representan una parte pequeña del total de contagios, en torno a un 4%, mientras que en las reuniones sociales es mucho más alta, en torno a un 14%.

Eso es cierto, y los contagios en la hostelería, cuyos responsables, salvo excepciones, cumplen responsablemente con las medidas de seguridad (limitación de aforo, distancia entre las mesas...), podrían ser aún menos si los clientes las cumplieran también, lo que, lamentablemente, no ocurre en muchos casos, pues la mayoría están todo el tiempo sin la mascarilla puesta y con frecuentes contactos entre ellos. Por otro lado, esas cifras de contagios son reales si nos fijamos únicamente en los puntos de contagio. Pero, en la expansión del virus, hay otro factor tan importante como ese o más, que son los focos de transmisión de los brotes de contagios. Se considera un brote de contagio cualquier agrupación de tres o más casos con infección activa en los que se ha establecido un vínculo epidemiológico. Para que nos entendamos, un brote son tres o más personas contagiadas, a la vez, por ejemplo, en una reunión familiar o en una celebración en un restaurante.

Las personas contagiadas en un brote (que puede surgir, esencialmente, en centros sanitarios, residencias de mayores, hostelería, reuniones sociales y centros de trabajo, y raramente en comercios y transportes) contagian después a otras personas en otros lugares y lo que está constatado, estadísticamente, es que mientras que un brote en el ámbito de las reuniones sociales y familiares provoca 6,5 nuevos contagios en otros ámbitos, un brote en la hostelería provoca 18,7 nuevos contagios en otros ámbitos, es decir casi tres veces más.

El motivo de esa mayor transmisión de los brotes de los bares puede estar relacionado con el perfil de los clientes de los bares, sobre todo los habituales, que cabe pensar que se trata de personas con una frecuencia de contactos sociales superior a la media.

Resumiendo, aunque en los bares se contagia (relativamente) poca gente, los contagiados en los bares transmiten el virus a (relativamente) mucha gente.

Un dato: aunque en todas las comunidades autónomas están reduciéndose con bastante rapidez los contagios en la pendiente descendiente de la tercera ola, con datos del 25 de febrero, Madrid, la que tiene establecidas las medidas más laxas y permisivas en la hostelería, sigue siendo la comunidad autónoma con mayor incidencia de contagios, con 322 casos registrados por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, un 56% más que la media nacional, que está en 206 casos.

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