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Israel, ese país colonizador
No conozco Palestina. Pero viví nueve meses en Israel un año después de la guerra de los seis días. Tenía 25 años. Ya era atea, y creía que Israel era un país de ciudadanía unida por su fe en la religión judía. Aprendí pronto que no era exactamente así: la ciudad portuaria de Haifa (con la población más internacional y rica) se negaba a respetar los festivos tradicionales con el cierre de instalaciones de ocio, los bloques de viviendas albergaban cada uno a residentes llegados de un mismo país de la diáspora, a los marroquíes (aunque fueran judíos) se los llamaba despectivamente “marrocanos” y sus trabajos no podían ir más allá de camareros en la escala social o sargentos en la militar, el “chiste” de moda era que en Jerusalén una prostituta cobraba 50 dólares en la ciudad y 300 en el Muro de los Lamentos, los ortodoxos vivían en un barrio marginal y eran tan humillados y marginados como los residentes árabes o palestinos...¿Hace falta más? El servicio militar obligatorio era de 3 años para los hombres y 2 para las mujeres, pero si se casaban les reducían 6 meses y si tenían un hijo les reducían 1 año, lo que llevaba a que se formaran parejas por acuerdo, mantenían la relación el tiempo mínimo y hasta acordaban tener un hijo para luego divorciarse. Lo siento, pero era así y no sé si cambió o no. En esa época todavía gobernaba Golda Meir y cuando abandoné el país estaba convencida de que su muerte daría paso a gobiernos de derecha. Nadie me creía y lamento no haberme equivocado. Los avances hacia Gaza ya eran constantes y en los sucesivos gobiernos se intensificaron aprovechando a los judíos ortodoxos para convertirlos en colonos y de paso seguir marginándolos.
Israel se creó gracias al pacto entre países europeos y EEUU para quitarse de encima a una población problemática después de la II Guerra Mundial, y al mismo tiempo tener en esa zona de Oriente un socio amigo o cómplice para actividades económicas, diplomáticas y políticas. Es un socio implantado en una zona de gran importancia energética, al que protegen en la ONU, proveen de armamento en las guerras intermitentes, y al que nunca sancionan aunque cometa los evidentes delitos internacionales y contra los DDHH.
Palestina está presa entre el terrorismo de Hamás y el colonialismo israelí. ¿Cuánto más le permitirán sobrevivir?
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