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El PSOE que quiere la derecha
En el año 2002, cuando le preguntaron a Margaret Thatcher doce años después de que dejara el cargo, cuál había sido su mayor logro. Thatcher respondió: “Tony Blair y el Nuevo Laborismo. Obligamos a nuestros oponentes a cambiar de opinión”.
Pero el mérito de Thatcher no solo se circunscribió al laborismo inglés, sino que afectó a la socialdemocracia en toda Europa, aceptando los postulados del neoliberalismo, se intensificaron las privatizaciones en el sector público, el deterioro del Estado del Bienestar, la flexibilización del mercado de trabajo, el abaratamiento del despido, la mercantilización del derecho a una vivienda digna, o las rebajas de impuestos a las empresas y grandes corporaciones.
Se mutó la socialdemocracia en una suerte de social liberalismo, ortodoxo en lo económico y progresista en lo social y cultural que le sirvió durante años de banderín de enganche de sus bases tradicionales, aunque con los efectos de la crisis del 2008 comenzara a desangrarse hasta convertirse en irrelevante en países como Francia, Grecia o Italia o con carácter subalterno en Alemania donde ha permanecido a la sombra del centro derecha durante muchos años.
En el caso de España, el inevitable gobierno de la derecha con la extrema derecha que se dibuja a partir del 23 de julio no supondrá un cambio de ciclo como otro cualquiera, estamos ante un cambio de país y en el seno del partido socialista es muy probable que se instale una máxima: nunca más un gobierno con las fuerzas a la izquierda del PSOE y, ni mucho menos, volver a negociar iniciativas y leyes con partidos independentistas o con Bildu, ese planteamiento es tóxico y garantiza no volver al poder en muchos años. A pesar de que esos apoyos han servido para impulsar políticas sectoriales de progreso para las mayorías de este país y que según los sondeos de opinión cuentan con el apoyo mayoritario del electorado de todos los segmentos sociales, el lema “que te vote txapote” condensa a la perfección la construcción de un enemigo a batir y perfectamente visible encarnado en la persona de Pedro Sánchez, hasta el punto de identificarle con el partido socialista y llamar a este Partido Sanchista, aludiendo con ello que no tienen nada en contra del PSOE sino de Pedro Sánchez que ha capturado para sus intereses personales al partido centenario.
Con la pérdida del gobierno por el PSOE con una buena parte de los barones enfrentados llegará la inevitable conclusión de que hay que buscar un candidato alternativo al actual Presidente del Gobierno que pida perdón por los compañeros de viaje de esta legislatura y con promesa de que nunca más lo volverá a hacer, la operación “centrar al PSOE” se pondrá en marcha el mismo día 23 de julio.
El lema de moda “centrar al PSOE” condensará un proyecto político que volverá a apostar por el abandono de cualquier atisbo de política económica socialdemócrata, volviendo a ocupar en el mapa político un papel de mero atenuador de las consecuencias más graves de las políticas de derecha que nos aguardan a la vuelta de la esquina y lo que es peor, las políticas de la reacción contrarias en materia de igualdad, feminismo y lucha contra la violencia de género, inmigración o cambio climático, en la medida en que sean asumidas por la mayoría de la población supondrá un cambio de opinión en el propio partido socialista, descafeinando su agenda en estos temas.
Y esa será la principal victoria de la derecha, se diseñará un PSOE a la medida de lo que siempre ha querido la derecha en España. Sabedores de que el Partido Socialista es un partido fundamental de la democracia española, no volverán a intentar propiciar su irrelevancia mediante el impulso de fuerzas a su izquierda como ya hicieron sus altavoces mediáticos con el surgimiento de Podemos, ese experimento se les fue de las manos y se tuvieron que emplear a fondo con las cloacas del Estado para rebajar su influencia, aunque no pudieron impedir su concurso en el Gobierno de Coalición, experiencia que no desean ni por asomo que vuelva a repetirse.
Una vez que las cloacas y los propios errores de Podemos han destruido esta alternativa, el centrado Partido Socialista pasará a ser un SPD alemán, ni siquiera hará falta que entre en el Gobierno para estar a la sombra y ser un partido subalterno del PP durante décadas. Y lo mejor, cuando vuelvan al Gobierno la derecha estará tranquila porque nada o apenas nada volverá a cambiar y Thatcher seguirá ganando después de muerta.
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